Comprar un seguro de vida siempre es una decisión correcta, pero hacerlo cuando se está en la treintena es, con toda probabilidad, la más acertada de todas. Entre los 30 y los 40 años, la mayoría de las personas alcanza una estabilidad económica que le permite afrontar el pago de seguros de vida de gran cobertura. Además, es la edad en la que actualmente empiezan a formarse las familias y nacen los primeros hijos, momento en que hay que pensar en disponer de un seguro vida que dé protección a esas personas si falta la persona responsable del principal aporte de ingresos.
En este artículo analizamos las ventajas de contratar un seguro en los 30. Sigue leyendo y descubre por qué te interesa comprar una póliza si estás en esa franja de edad.
Contratar un seguro de vida a los 30 años: Qué vas a encontrar en este artículo
Seguro de vida a los 30 años, el momento de comprar
En HolaDoctor solemos decir que el mejor momento para contratar un seguro de vida es cuanto antes. Adelantar la decisión solo tiene ventajas: precios más bajos y facilidades en el proceso de calificación y acceso al seguro. Por eso, en otras ocasiones te hemos hablado del seguro de vida a los 20 años, el seguro juvenil, el de estudiantes o el seguro de vida para niños.
Sin embargo, también sabemos que a los 20 años nadie piensa mucho en el futuro, y menos en la posibilidad de que la muerte trunque antes de tiempo los sueños y los planes. Pero los 30 ya son otra cosa. Entre los 30 y los 40 años, lo normal es que sientes la cabeza, te establezcas, quizá te cases, fundes un hogar, compres una casa y tengas hijos. También suele ser el tiempo en el que tu trabajo se estabiliza, asciendes, tienes un sueldo digno y puedes incluso ahorrar. Es, por tanto, el tiempo de las responsabilidades y la primera madurez. Y la responsabilidad hace que sientas el vértigo de lo inesperado, y eso conduce a tomar medidas. ¿Y qué mejor medida que un seguro de vida?
El seguro de vida dotará a tu proyecto vital de una garantía que se traduce en confianza. Si te pasa algo, si falleces de forma inesperada, los tuyos no quedarán desprotegidos y contarán con la indemnización del seguro para seguir adelante.
Esta idea empieza a estar muy extendida y los datos de las aseguradoras, recogidos por la organización LIMRA, señalaban ya en 2016 que la mitad de los llamados ‘millennials’, los nacidos entre los primeros 80 y los últimos años 90, ya tienen seguro de vida. En algunos casos son seguros de vida grupales, ofrecidos por empleadores u otras instituciones. Pero la mayoría son seguros convencionales, contratados directamente a las compañías de seguros.
Qué seguro te conviene más en la treintena
Una vez que tienes claro que, entrados ya los 30, necesitas un seguro de vida, tienes que hacer algunas elecciones. La principal es decidirte entre un seguro de vida temporal o uno permanente.
- Seguro de vida temporal. Estos seguros son interesantes porque resultan muy baratos. Si todavía tienes una situación económica poco desahogada, puedes optar por empezar con un seguro temporal, también denominados a término. Se llaman así porque su duración está delimitada: 5, 10, 15, 20 ó 30 años. Una vez pasado ese tiempo, las pólizas dejan de estar en vigor. En cambio, si el asegurado muere durante el periodo de vigencia, sus beneficiarios reciben la indemnización. Esa acotación temporal hace que los riesgos de las aseguradoras se reduzcan, con lo que pueden ofrecer primas más baratas y unas condiciones de acceso –proceso de calificación- más favorables y sencillas. Los seguros de vida a término son una opción muy habitual entre familias jóvenes que necesitan un seguro de vida a buen precio para cubrir cualquier eventualidad durante periodos concretos de vulnerabilidad, como la infancia de los hijos o sus carreras universitarias. Además, estos seguros ofrecen una gran ventaja: se pueden convertir en seguros permanentes sin necesidad de pasar por una nueva calificación.
- Seguro de vida permanente. Los seguros de vida permanentes constituyen la opción más clásica, las pólizas que están en vigor durante toda la vida del asegurado y, muerto este, pagan a los beneficiarios el importe del beneficio por causa de muerte. Además de esta diferencia, se distinguen de los seguros temporales porque tienen un componente de ahorro importante. Una parte del dinero de las primas se destina a la inversión y con las ganancias se compone lo que se denomina valor en efectivo del seguro, una cantidad de dinero que, a largo plazo, puede ser tomada por el asegurado o utilizada a modo de préstamo.
A su vez, los seguros permanentes se dividen en cuatro modalidades fundamentales: seguros ordinarios de vida o tradicionales, seguros universales, seguros de vida variables y seguro de vida universal-variable. Cada una de estas variantes se diferencian en el grado de exposición y control que asume el asegurado. Las pólizas de vida tradicional son más conservadoras y sencillas en su gestión, mientras que las de tipo variable implican más al asegurado en las decisiones de inversión. Además, al invertir en productos de renta variable, existe un cierto riesgo de que las inversiones no sean tan rentables.
Ambas formas de seguro –temporal o permanente- te pueden servir. Lo que tienes que pensar es qué necesidades tienes que cubrir para garantizar la estabilidad de tu familia a corto, medio y largo plazo. Cuando sepas eso, sabrás qué cobertura necesitas contratar y podrás decidir mejor la póliza que te conviene. Después, solo tendrás que pedir cotizacionesy acudir a tu agente de seguros para iniciar la contratación.
Ventajas y desventajas de contratar un seguro en los 30
En general, comprar un seguro cuando estás en la treintena es una decisión muy acertada. Nuestro consejo es que lo hagas incluso antes, en tus 20 años, porque así obtendrás todavía mejores precios. Pero en los 30 seguramente tienes todavía buena salud, tus hábitos de vida se vuelven más tranquilos y ya dispones de más renta, con lo que es el momento de comprar un seguro mejor y planificarlo bien. Piensa que esa póliza que compras puede acabar siendo un instrumento para configurar la herencia que dejes a tus sucesores, así que no cometas errores al contratarlo. Al hacerlo, ten en cuenta que puedes encontrarte con ventajas notables, y también con alguna pequeña desventaja. Entre las primeras, destacamos:
- Calificación sencilla. Es mucho más fácil superar el proceso de calificación del seguro ahora que todavía eres joven y tu salud es buena. Además, es posible que ya hayas dejado atrás algunos hábitos poco favorables de tus años más alocados. Todo eso contribuye para que obtengas un seguro de vida más fácilmente y a mejores precios. Recuerda que si dejas de fumar o adelgazas, por ejemplo, la póliza se abarata notablemente. Ahorrar en el seguro de vida puede ser simplemente cuestión de mejorar tus hábitos y costumbres.
- Mejor cobertura. Si ya tienes una posición económica un poco mejor, puedes optar a seguros de vida con coberturas más amplias y ventajosas. Si puedes pagar un poco más al mes, puedes optar a seguros con indemnizaciones más altas e instrumentos de ahorro complejos que te reporten un buen Valor en efectivo.
- Más tiempo ahorrando. Si empiezas a pagar el seguro en una edad todavía temprana, tu póliza estará en vigor mucho más tiempo y las primas te parecerán más baratas después de una década. Al tiempo, el seguro estará más tiempo acumulando valor en efectivo y tendrás un ahorro considerable cuando seas mayor.
Por el otro lado vemos algunas desventajas que debes considerar:
- Precio más elevado. Aunque todavía tendrás primas asumibles, los 30 ya no son los 20. Recuerda que cuanto más joven seas al contratar el seguro, más baratas serán las primas y, por tanto, más rentable será tu póliza.
- Más responsabilidades, más necesidades. No es exactamente una desventaja, pero sí un condicionante. Al asumir más responsabilidades (hijos, personas dependientes, deudas, hipotecas…), las necesidades de cobertura son mayores. Eso hace que tengas que pedir un seguro con una cobertura mayor, lo que también hará que las pólizas sean más caras.
Finalmente, la treintenta es una época promisoria. La vida se despliega ante ti en todo su esplendor y a la fortaleza de la juventud sumas los compromisos que la madurez va poniendo en tu camino. Es muy importante que cuentes con la garantía de que si te pasa algo, tu desaparición no va a suponer una carga inasumible para las personas que dependen de ti. Un seguro de vida en los 30 años es una forma sencilla y eficaz de garantizarlo.