Seguro de vida para niños: qué opciones existen y qué cubren

¿Cuánto vale la vida de un niño? Seguramente, ningún padre del mundo quiere plantearse algo así. Ninguno piensa que a su hijo le pueda pasar algo tan grave como para morir. Sin embargo, las tragedias suceden continuamente y, pensando con la cabeza fría, un seguro de vida para un niño es una opción prudente que, en el peor de los casos, puede aliviar la pena y la carga que sufre una familia ante semejante trance.

En este artículo podrás conocer las opciones disponibles y las razones para contratar un seguro de vida infantil. Si piensas que la vida de tus hijos es lo más valioso que hay, no lo dudes: cúbrela con una póliza de seguro de vida infantil.

Seguro de vida para niños: qué opciones existen y qué cubren

Seguro de vida para niños: Qué vas a encontrar en este artículo

Seguros de vida para niños: qué son y por qué te interesan

Los niños parecen indestructibles: llenos de vida y fuerza. Sin embargo, son tan vulnerables como cualquier persona, o acaso más, y unos padres responsables deben ser bien conscientes de esto. Por eso, los seguros de vida para niños son una opción cada vez más contratada y demandada. De hecho, la organización de empresas de seguros LIMRA explica que un 20 por ciento de los padres y abuelos estadounidenses han contratado ya cobertura de vida para sus hijos o nietos.

Se trata de pólizas de seguros pensadas para asegurar la vida de niños menores de 14 ó 15 años. A partir de esa edad, es mejor contar con seguros de vida juveniles o seguros para estudiantes.

En realidad, el seguro de vida se puede contratar prácticamente desde que el pequeño nace. De hecho, algunas compañías especializadas lo ofrecen a partir de las dos semanas de vida. Una vez suscrito, el niño cuenta con esa cobertura y, en caso de fallecimiento, sus familiares reciben la indemnización o beneficio por causa de muerte.

Los seguros de vida para niños son diferentes de los que se ofrecen a los adultos. Por lo general, constan de indemnizaciones más bajas. También resultan mucho más baratos y los procesos de calificación son prácticamente inexistentes. Esto se debe a que los niños presentan muy pocos riesgos: las compañías aseguradoras los cubren con sus pólizas sin problema porque es raro que tengan problemas de salud, llevan hábitos de vida saludables, no practican actividades de riesgo y su esperanza de vida es muy elevada. Con esto, los riesgos se disuelven notablemente y eso hace que las primas resulten muy bajas. Además, como las indemnizaciones tampoco son elevadas, estos seguros resultan realmente asequibles.

Si tienes hijos pequeños, puedes plantearte la compra de uno de estos seguros. Por supuesto, no se trata de mercantilizar a los niños y pensar en ellos como una posible fuente de ingresos. Al contrario, se trata de confiar en que nunca les pase nada, pero, si lo peor sucede, disponer de un dinero que ayude a la familia a superar el golpe.

Ese beneficio por causa de muerte que reciben los beneficiarios de la póliza puede servir para costear los siempre caros gastos de los funerales. O también para que la familia pueda tomarse un tiempo para recuperarse tras la pérdida.

Y si por suerte no hay fallecimiento que lamentar durante la infancia, el seguro puede seguir acompañando al chico durante el resto de su vida. Cuando cumpla la mayoría de edad, o cuando ya tenga ingresos, puede pasar a ser el titular de la póliza y manejarla a su antojo.

Tipos de seguros de vida para niños

Los seguros de vida infantiles presentan pocas posibilidades de contratación. A diferencia de las múltiples ofertas disponibles para los adultos, con los niños solo se pueden seguir dos caminos: un seguro a término paterno o un seguro permanente de tipo tradicional.

  • Seguro a término. Los seguros a término o a plazo fijo tienen una duración determinada: 5, 10, 15, 20 ó 30 años. Cuando termina la vigencia de la póliza, caducan y dejan de tener efecto. Si durante los años en que está en vigor el seguro fallece la persona asegurada, sus beneficiarios reciben la indemnización. Son seguros baratos, porque las aseguradoras asumen menos riesgos, y tienen un inconveniente principal: la entrega del beneficio por causa de muerte solo se produce si el asegurado muere durante los años en que el seguro tiene validez.
    Para asegurar a un niño con un seguro de este tipo hay que recurrir a una cláusula de hijos. El padre añade una cláusula a la póliza que, por unos pocos dólares más al mes, permite incluir a un hijo en el seguro. De esa forma, el niño tendrá seguro a término hasta que venza la póliza.
  • Seguro permanente. Los seguros permanentes son más clásicos: la póliza está en vigor durante toda la vida del asegurado y paga la indemnización cuando fallece el titular. Los hay de varios tipos: tradicional o de vida completa, universal, variable y universal-variable. De estas cuatro opciones, para asegurar a un niño solo se puede optar por el seguro seguro permanente de vida completa o tradicional. Esta modalidad es la más sencilla: el asegurado no tiene que hacer nada, simplemente ir pagando las primas, que en el caso de un niño son pagadas por los padres o responsables.
    Con un seguro de vida permanente, además, hay que contar con el ahorro que genera. Lo hace porque destina buena parte del dinero de las primas a invertir en productos de rentabilidad garantizada. Ese dinero extra se logra porque las primas están niveladas: se mantienen siempre parejas, con lo que resultan excesivas en los primeros años de vida del seguro, cuando el riesgo asumido es bajo, pero a cambio siguen igualadas en los últimos años, cuando el riesgo ya es muy alto. Con ese excedente de los primeros tiempos del seguro se va produciendo el ahorro, que se acumula en forma de valor en efectivo. Lo interesante de ese valor en efectivo es que llega un momento en que se entrega al asegurado, que lo puede destinar a cualquier fin. Además, puede utilizarlo para tomar préstamos contra su valor futuro.
    En el caso de los seguros permanentes para niños, lo habitual es que tengan primas e indemnizaciones muy bajas. Sin embargo, cuando cumplen una edad en la que ellos mismos pueden hacerse cargo del seguro, los padres pueden ponerlos a su nombre. Desde ese momento, algunas compañías doblan automáticamente la cobertura. Las primas suben un poco, pero el seguro tiene ya una indemnización y una capacidad de generar valor añadido más elevadas.

Ventajas de un seguro de vida infantil

Como ves, asegurar la vida de un hijo es una decisión muy seria que conviene tomar con toda la información en la mano. Parte de esa información son las evidentes ventajas que tiene contratar un seguro infantil. Las más importantes son estas:

  • Asegurar la elegibilidad. Al asegurar a un niño, se evita el proceso de calificación, que es el procedimiento en el que la aseguradora evalúa a la persona que solicita el seguro y decide si le concede la póliza o no. Al asegurar a un niño pequeño, las aseguradoras no piden pruebas médicas ni nada parecido. De esta forma, el niño consigue el seguro sin problemas y se evita futuros pasos por la calificación. Eso significa que esquiva el mayor obstáculo para lograr un seguro. Y es así para siempre, incluso aunque más tarde el niño contraiga alguna enfermedad o presente algún problema que pudiera dificultar su acceso al seguro de vida.
  • Precio bajo. Al contratar un seguro cuando se es niño, las primas serán muy bajas, porque la aseguradora asume muy pocos riesgos. Después, esas primas se mantendrán bajas para toda la vida del seguro, que pueden ser muchas décadas.
  • Un regalo para toda la vida. Un seguro infantil es un regalo que acompaña al asegurado para toda su vida. Además de la cobertura en caso de muerte, tendrá una herramienta de ahorro que le podrá ayudar a pagar estudios, poner en marcha un negocio o, a muy largo plazo, tener una mejor jubilación. Por eso, muchos abuelos están regalando seguros de vida a sus nietos.
  • Ahorro futuro. Con un seguro de vida permanente, el niño puede iniciar su propio ahorro para el futuro. Con el valor añadido, puede ayudarse para pagar sus estudios, por ejemplo. Sin embargo, para estos fines es mejor contar con un seguro de vida para estudiantes.

Sin embargo, los seguros de vida infantiles también tienen detractores. Algunos expertos piensan que el riesgo de muerte de un niño es tan bajo que no merece la pena asegurarlo. Creen que con ese dinero se puede invertir en otro tipo de producto más rentable, o ahorrarlo para apuntalar la situación económica de la familia ante cualquier eventualidad. También los hay que piensan que no es necesario proteger la futura elegibilidad del niño, porque es difícil que en los años de infancia y adolescencia adquiera condiciones médicas que le impidan asegurarse más tarde.

Con todo, las posibilidades que ofrece un seguro de vida para niños son atractivas. Si estás pensando en contratar uno, revisa bien toda la información que te hemos dado y, además, acércate a un agente de seguros para que te ofrezca más detalles y en cotizaciones. Después, elige la opción que más te convenza y protege un poco mejor a tu familia.

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