El nacimiento de un hijo es un momento crucial en la vida de cualquier persona. A la emoción y la alegría que se siente por su llegada se unen casi de inmediato la preocupación y la ansiedad. Su fragilidad subraya la tuya: te das cuenta de que si te pasa algo a ti -o a tu pareja-, ese bebé puede quedar desamparado o no tener todos los recursos que necesita. Es el momento de tomar decisiones importantes, y suscribir un seguro de vida lo es. Con él, garantizas que, si os sucede algo a los padres, el recién nacido tendrá el porvenir asegurado.
En este artículo analizamos las mejores opciones para utilizar el seguro de vida como herramienta de protección para los niños recién nacidos. Si estás esperando un bebé, o si acabas de tenerlo, te conviene seguir leyendo para conocer las principales opciones que tienes disponibles.
Seguros de vida y recién nacidos: Qué vas a encontrar en este artículo
Llega el bebé: es el momento de contratar un seguro de vida
Hayas tenido un hijo hace poco o estés a punto de tenerlo, seguro que en tu cabeza se mezclan los sentimientos. La alegría y la esperanza pugnan con el desasosiego y el miedo. ¿Y si nos pasa algo? ¿Y si el bebé se queda solo de pronto? ¿Y si no pueden salir adelante sin mi sueldo? Todos estos pensamientos angustian a los padres recientes –y a los no tan recientes-. De hecho, esas preguntas están detrás del principal motivo por el que las personas contratan un seguro de vida: dejar una cobertura que proteja a sus hijos si por una desgracia uno o los dos progenitores fallecen.
Y es que un seguro de vida es una de las pocas herramientas que puedes utilizar para garantizar que, si a ti o a tu pareja os sucede algo, ese recién nacido contará con suficientes recursos para mantener un determinado nivel de vida y terminar sus estudios. Así que, si tú eres la persona encargada de llevar a casa el sustento, no lo dudes: contrata un seguro de vida. Solo así tendrás la confianza de que tu familia podrá seguir adelante sin tus ingresos.
Pero para unos padres jóvenes, quizá con pocos recursos, la llegada de un niño siempre es un incremento de gastos y, por tanto, una dificultad económica añadida. Es por eso que muchos padres renuncian a contratar un seguro de vida, cuando, en realidad, hay opciones bastante baratas.
Si el dinero es un problema, la vía más fácil es contratar un seguros de vida temporal o a término. Esta opción te permitirá contar con una póliza de vida que tendrá una duración determinada: 5, 10, 15 ó 20 años, por ejemplo. Durante esos años, si mueres, tu familia recibirá la la indemnización o beneficio por causa de muerte. Y si no falleces, cuando llegue la fecha de caducidad, podrás renovar el seguro o abandonarlo.
Estos seguros temporales tienen importantes ventajas: se accede fácilmente a ellos porque los procesos de calificación que se les aplican son muy sencillos y, además, como los riesgos que asumen las aseguradoras son bajos, las primas que se pagan por estas pólizas a término también son muy baratas. Además, siempre se puede negociar la conversión del seguro temporal en uno permanente.
Por otro lado, si puedes pagar un poco más cada mes, seguramente te resulte más conveniente contratar un seguro de vida permanente. Este tipo de seguros no tienen caducidad, sino que están activos durante toda la vida de la persona asegurada y, cuando esta muere, entregan una indemnización de forma garantizada a los beneficiarios que se hayan designado.
Además, este tipo de seguros constan también de una o varias cuentas de ahorro asociadas. A través de ellas, se invierte parte del dinero que se paga por las primas y se genera un beneficio que, a largo plazo, se convierte en lo que se denomina Valor en efectivo, un dinero que se puede retirar o que se puede tomar prestado. Esta capacidad para generar ahorro es el rasgo distintivo más señalado de los seguros permanentes.
Si optas por uno de estos seguros, debes saber que hay cuatro variantes fundamentales que se diferencian sobre todo por el nivel de riesgo que asumen al invertir el dinero de las primas. Del más conservador, el seguro ordinario de vida o tradicionales, al más arriesgado, el seguros de vida variable, pasando por los universales vida y los universal-variable. Cualquiera de estas opciones puede resultarte útil para garantizar que tu familia supere más fácilmente tu pérdida.
Seguro de vida para recién nacido: ¿merece la pena?
Otro planteamiento que se hacen muchos padres al nacer un hijo es contratar un seguro de vida para el niño. Es un punto de vista difícil de asumir, porque ningún padre espera que a su hijo le vaya a pasar nada, pero las desgracias suceden y es mejor estar prevenido. Asegurar la vida del niño que acaba de llegar puede hacer más fácil el trance de su pérdida, especialmente a padres con pocos ingresos que, a la desgracia de perder un hijo, deben sumar los costes del funeral y, posiblemente, el coste de dejar de trabajar un tiempo hasta que se supere lo peor del golpe.
Por eso, resulta interesante contratar un seguro infantil. En el caso de los recién nacidos, suelen ser seguros especiales, con coberturas bajas que, cuando son mayores de edad, se convierten ya en coberturas normales. Debes saber que hay muchas ventajas asociadas a la compra de una póliza. Las más destacadas son estas:
- Precios bajos. Las aseguradoras asignan riesgos muy bajos a los bebés. Tienen una esperanza de vida muy larga y el día en que deban pagar la indemnización está muy lejos. Por eso, las primas son muy baratas. El que las coberturas sean bajas también contribuye a estos buenos precios.
- Elegibilidad garantizada. Tu bebé no puede saberlo, pero cuando sea mayor y quiera contratar un seguro, tendrá que pasar por una cualificación complicada y es posible que sea rechazado. Si lo aseguras desde sus primeros días de vida, te aseguras de que sea siempre elegible, porque la aseguradora simplemente actualizará su póliza a medida que crece, pero no le obligará a contratar una nueva.
- Herramienta de ahorro. Si contratas a tu bebé un seguro permanente, estarás dotándolo además de una forma de ahorro. El valor en efectivo irá creciendo con él y quizá le sirva en un futuro para pagar sus estudios universitarios, poner en marcha un negocio o hacer un gran viaje. Cuanto más tiempo esté acumulándose el valor en efectivo, más dinero disponible habrá, así que empezar desde tan joven no tiene más que ventajas. Además, hay algunos seguros para niños que facilitan especialmente la disposición de préstamos contra el valor en efectivo. La idea es, precisamente, ofrecer una ayuda para costear los estudios.
Ya tengo seguro, ¿cómo protejo a mi hijo con él?
También es probable que ya tengas un seguro de vida contratado, sea a término, permanente o incluso seguro de vida grupal. En ese caso, lo que puedes hacer es extender la cobertura para incluir en ella al bebé.
Hay varias formas de hacerlo, pero la más sencilla es añadir a la póliza una cláusula de hijos, o ‘children´s rider’. Si tu seguro no la tenía, deberás negociar su inclusión, así que es probable que aumente tu prima mensual. Las cláusulas de los seguros de vidasuelen incrementar sus precios, pero son una buena opción para casos como este.
Las aseguradoras permiten activar estas cláusulas o anexos desde que el niño cumple dos semanas de vida. Y podrás tenerlo cobijado en tu seguro incluso hasta los 25 años.
De nuevo hay ventajas al elegir esta opción:
- No hay cualificación. El bebé pasa directamente a estar asegurado y no necesita pasar por ningún proceso de calificación para obtener la cobertura.
- Más barato. Añadir una cláusula al seguro de uno de los progenitores siempre será más barato que comprar un seguro para el niño.
- Conversión en un seguro permanente. Hay aseguradoras que ofrecen cláusulas de hijos que, pasado el tiempo, pueden convertirse en seguros permanentes independizados de las pólizas de los padres.
Está claro que nada preocupa más a unos padres responsables que el futuro de sus hijos. Y un seguro de vida puede eliminar una parte de esa preocupación. Si tienes hijos recién nacidos o estás esperándolos, no dudes en informarte sobre los beneficios de tener un seguro de vida para bebés que respalde su futuro. Consulta con un agente de seguros y toma la decisión que más te convenga.