¿Tienes un negocio propio? ¿Eres emprendedor? ¿Has puesto en marcha una start-up o una pequeña empresa familiar? Entonces seguro que sabes lo incierto que puede ser el futuro de ese negocio si tú faltas. Más de una vez te habrás preguntado en qué situación quedará tu empresa si mueres. ¿Podrá seguir adelante sin ti? ¿Seguirá siendo el sustento de tu familia?
Una forma de proteger tu negocio si mueres es utilizar un seguro de vida. En este artículo te explicamos qué puedes hacer para garantizar que tu empresa siga adelante sin ti gracias a una póliza de seguro de vida. Sigue leyendo para saber qué técnicas puedes utilizar y qué tipos de seguro te convienen más en esta situación.
Protección de tu seguro de vida: Qué vas a encontrar en este artículo
Proteger un negocio con un seguro de vida
En una pequeña empresa, un negocio familiar o personal, el liderazgo del propietario es prácticamente su motor. Su conocimiento, sus habilidades, sus contactos o incluso su ánimo son fundamentales para mantener el negocio en marcha. Por eso, muchas veces, la muerte de esa persona hace que la empresa se paralice: los empleados no saben cómo guiarla y no hay nadie capaz de tomar el relevo.
En otras ocasiones, puede suceder que la persona clave no sea la dueña de la empresa, sino un empleado muy importante. Por ejemplo, el cheff de un gran restaurante, o el ingeniero que ha desarrollado el producto estrella de una compañía de software… En esos casos, la empresa no puede sobrevivir a corto plazo sin ese trabajador. Por último, puede que en la empresa haya diferentes socios y sea necesario proteger la propiedad tras la muerte de uno de ellos.
Si eres una de esas personas emprendedoras que han puesto en marcha una empresa pequeña o mediana, quizá estés en alguno de estos casos. Te resultará familiar esa situación en la que todo puede depender de ti y, sobre todo, en la que tu familia depende de que esa empresa siga generando dinero.
Para evitar ese corte en los ingresos familiares, una buena idea es utilizar un seguro de vida. Si eres la persona dueña de la empresa, puedes contratar una póliza de vida para que, si te pasa algo, la indemnización sirva para mantener viva la empresa y, con ella, la fuente de ingresos de los tuyos. Y si se trata de proteger a ese empleado imprescindible, entonces puedes contratar un seguro de vida a su nombre.
Por tanto, las situaciones posibles serían estas:
- Seguro de vida para ti. Si eres el alma de la empresa y sus ingresos dependen de tu trabajo, la póliza de seguro de vida debe cubrirte a ti y la empresa será la beneficiaria. A tu muerte, el dinero sirve para que la firma siga operando sin que tu falta sea un problema insalvable. El beneficio en caso de muerte da un respiro al negocio y permite a tus sucesores organizar el relevo o, si es preciso, aguantar hasta que la empresa pueda ser vendida o, si es preciso, liquidada. En todo caso, ese colchón económico hará que la transición sea menos traumática. Además, si el beneficio por causa de muerte es elevado, se puede destinar también una parte para ayudar directamente a tu familia o a tus seres queridos. Si es así, deberás nombrarlos también beneficiarios.
En este caso, se trata de que la empresa compre un seguro de vida para este trabajador del que dependen su éxito o su viabilidad. El asegurado es el trabajador, pero la póliza es propiedad de la empresa, que también aparecerá como beneficiaria. Así, si el trabajador fallece, la firma recibirá la indemnización, un dinero con el que podrá superar el tiempo que pase hasta que consiga reemplazar a ese empleado clave. También sirve para cubrir los costes de una nueva contratación, de la curva de aprendizaje que necesariamente tendrá. Y, si se trata de un directivo, también permite cubrir los costes derivados de la falta de su visión estratégica y su liderazgo. - Seguro de vida para los socios. Por último, si tu empresa está compuesta por dos o más socios, se puede utilizar el seguro de vida de forma que la propiedad de la compañía quede protegida. Por ejemplo, cada socio contrata un seguro y nombra beneficiarios a los demás. Con esa indemnización, los socios supervivientes compran la parte de la empresa que correspondía al fallecido, y evitan que esas acciones caigan en manos ajenas. Es lo que se conoce como acuerdos de compra y venta y existen dos tipos principales:
- Acuerdo de compra cruzada: Cada socio compra una póliza para cada uno de los otros y nombra beneficiarios a todos los demás. Así, si uno muere, los otros utilizan la indemnización para comprar la parte del que ha fallecido.
- Acuerdo de rescate de acciones: La compañía es la que compra y paga los seguros de los socios, y también es la beneficiaria. Cuando uno muere, la firma utiliza el beneficio por causa de muerte para comprar sus acciones.
Además, hay otras formas de utilizar un seguro de vida para proteger los intereses de una empresa. Por ejemplo, se puede emplear la indemnización para crear un programa de beneficios para los empleados. O se puede suscribir un seguro de vida que actúe como garantía de un crédito o un préstamo para la empresa.
Incluso hay empresas que utilizan los seguros de vida como un incentivo: se ofrecen buenos seguros de vida como parte del sueldo de ejecutivos o directivos. Y, en el caso del resto de la plantilla, los seguros grupales también son un tipo de pago en especie.
Qué seguro utilizar para proteger a tu empresa
Una vez que te has convencido de que necesitas un seguro de vida para proteger los intereses de tu empresa, llega el momento de preguntarse qué seguro es el mejor.
Por supuesto, va a depender de las necesidades de cada negocio y de qué persona va a ser la asegurada. Pero, en líneas generales, hay dos tipos fundamentales de seguro: temporales o permanentes.
- Seguros de vida temporales para un negocio. Los seguros de vida temporales, también llamados seguros a término, están pensados para tener una duración concreta. Pasado ese tiempo, caducan. Son seguros más baratos, con procesos de calificación más sencillos y con indemnizaciones más bajas.
En el caso de un negocio, un seguro de este tipo es una buena solución para asegurar a un empleado clave o un directivo. Simplemente contratando un seguro a término a 20 años se cubre buena parte de su carrera profesional. Si muere con el seguro en vigor, la empresa recibe una indemnización suficiente para buscarle un reemplazo con calma. Además, si es necesario, un seguro a término se puede convertir sin mucho esfuerzo en uno permanente . Subirá el precio de las primas, pero se evitará volver a pasar por la calificación. - Seguros de vida permanentes para un negocio. La otra opción son los seguros de vida permanentes: acompañan durante toda su vida al asegurado, pagan siempre una indemnización y cuentan con instrumentos de ahorro que generan lo que se denomina valor en efectivo , un dinero que el asegurado puede utilizar.
Estos seguros son de varios tipos en función de su complejidad y de la exigencia para el asegurado. El más sencillo es el seguros ordinarios de vida o tradicional, pero también están el universal, el variable y eluniversal-variable Estas variantes son más interesantes para asegurar a un pequeño propietario o para que los socios se aseguren mutuamente. Las primas mensuales son más caras, el proceso de calificación es más duro, pero después se tienen coberturas mucho más elevadas y se consigue ahorrar dinero gracias a los instrumentos de ahorro que llevan incorporados. Con estos seguros se logran cantidades de respaldo para los negocios muy importantes, con lo que resultan mucho más interesantes tanto para la empresa como para los asegurados, que podrían beneficiarse personalmente de algunas de las ventajas de la póliza.
De hecho, algunas estrategias de protección de empresas con este tipo de seguros se basan en un reparto de dinero según el cual el empleado asegurado se puede quedar con el valor en efectivo pero la empresa se quedará con el beneficio por causa de muerte.
Cuánta cobertura contratar para proteger un negocio
Si ya te has decantado por un tipo de seguro, solo te falta saber qué cantidad de cobertura debes solicitar. Elegir la cobertura del seguro de vida es muy importante: de esa cifra dependerá, por ejemplo, el precio de las primas mensuales. Pero también dependerá el éxito de la operación de protección para tu negocio.
Debes ser capaz de calcular cuánto dinero puede dejar de ingresar la empresa si faltas tú, o si falta ese empleado clave. O si falta un socio determinante para la buena marcha del negocio. Cuando sepas esa cantidad, podrás determinar con cierta precisión la cobertura que te hace falta.
Ten también en cuenta otros condicionantes: si la empresa tiene deudas, hipotecas o préstamos. Todos esos factores influyen en el volumen de dinero que la firma necesitará a corto plazo para seguir funcionando.
Cuando tengas clara la cantidad, solicita cotizaciones a las aseguradoras y elige la oferta que te convenga más. Pero no lo olvides: un seguro de vida puede conseguir que las luces de tu empresa sigan encendidas si tú ya no estás.