Si buscas un seguro de vida, seguro que en algún momento has pensado: “¿y si no paso el examen médico?”. Primero: no te preocupes tanto, pasarlo es más fácil de lo que piensas. Y, segundo, es normal que te preocupes: mucha gente tiene el mismo temor. Esto se debe a que las pruebas médicas que piden las aseguradoras son duras y exigentes. Para muchas personas, especialmente personas mayores, son una barrera insuperable. Pero hay una forma de saltar ese obstáculo: los seguros de vida sin examen médico.
En este artículo te contamos qué son y cómo funcionan los seguros que no exigen pasar un examen médico. Son pólizas generalmente más caras, pero permiten acceder al seguro. Descubre en qué consisten.
Seguros de vida sin examen médico: Qué vas a encontrar en este artículo
Cómo funciona un seguro de vida sin examen médico
Los datos del Barómetro del Seguro 2017, elaborado por la organización de aseguradoras LIMRA, señalan que un 70 por ciento de los estadounidenses evitaría pasar por las pruebas médicas si pudiera. Esto da una idea del temor que despiertan estos exámenes entre las personas que buscan un seguro de vida. En ocasiones, este temor responde a un mal estado de salud. Otras veces, se debe simplemente a miedo a las agujas o las pruebas médicas en general.
Si el temor a los exámenes médicos de la aseguradora es tu caso, lo primero que debes saber es que esas pruebas no son tan duras como en general se piensa y se superan con cierta facilidad, sobre todo si se actúa con sinceridad y se evita cometer errores. Si aun así piensas que no las vas a superar, o si no quieres pasar por ellas, puedes recurrir a alguna de las modalidades de seguro de vida que no exigen pruebas médicas.
Por supuesto, estos seguros de vida sin exámenes de salud tienen un problema importante: te pueden costar entre un 30 y un 50 por ciento más que el mismo seguro con la visita a los médicos.
Lógicamente, el precio más elevado se justifica. Las aseguradoras, durante el proceso de calificación para el seguro , necesitan evaluar adecuadamente los riesgos que asumen al darte una póliza. Deben saber cuál es tu estado real de salud, si tienes lo que denominan “condiciones de salud preexistentes” que te inhabiliten para acceder a un seguro convencional.
También querrán saber qué edad tienes, cuánto pesas, si fumas, si tomas drogas, si practicas actividades de riesgo, etc. Pero tu estado médico es lo más importante para decidir si puedes firmar la póliza que te interesa. El proceso, además de exigente, puede ser largo y repetitivo. Estas exigencias son mayores en losseguros de vida permanentes. En los seguros a término se relajan un tanto, pero igualmente hay requerimientos notables.
Estas trabas –u otras, como la edad avanzada- hacen que muchas personas recurran a contratar un seguro de vida sin exámenes. Pero que no haya pruebas médicas no quiere decir que no te hagan preguntas.
En estos casos, lo que suele hacer la aseguradora para fijar los precios de las primas es recurrir a la estadística: te pedirá diferentes datos y después contrastará tus respuestas con datos de la Oficina de Información Médica (MIB), de las bases de información farmacéutica o del Registro de Vehículos a Motor. Con todos esos datos, un algoritmo decidirá cuál es el riesgo y asignará el coste. Lo normal es que tengas el seguro aceptado en un plazo de unos 10 días laborales.
Tipos de pólizas que no exigen exámenes médicos
Una vez que te has decidido a contratar un seguro sin examen facultativo, debes elegir la modalidad. Hay cinco grandes tipos de seguros sin pruebas médicas: seguro de emisión simplificada, seguro de vida completa con beneficio por fallecimiento nivelado, vida completa con beneficio graduado, aceptación garantizada y seguro de gastos finales.
Estas diferentes pólizas te permiten acceder al seguro sin pasar por el médico, pero tienen comportamientos muy diferentes:
- Seguro de emisión simplificada. En esta modalidad, la aseguradora te hará una serie de preguntas y decidirá si puedes acceder al seguro en un plazo que puede llegar al mes. No hay que hacerse pruebas, pero es más fácil conseguir este seguro si se tiene una salud medianamente buena. Generalmente son pólizas más baratas que otras sin examen médico y se ofrecen tanto para seguros permanentes como temporales. Habitualmente, están disponibles para personas de entre 21 y 65 años. En el caso de los seguros a término, los periodos de vigencia van de los 10 a los 20 años. La cobertura máxima ofrecida puede llegar al millón de dólares.
- Seguro de vida completa con beneficio por fallecimiento nivelado. Esta modalidad utiliza uno de los seguros más demandados del mercado, el seguro permanente de vid completa o tradicional. Este seguro, como seguramente sabes, genera valor valor en efectivo, una forma de ahorro que acompaña a la indemnización. La características de este seguro es que las primas están niveladas para siempre, lo mismo que el beneficio por causa de muerte. Por este seguro pagarás más que por el de emisión simplificada y, además, el beneficio por fallecimiento será bastante menor: en un entorno máximo de 50.000 dólares. Y, además, de ser una indemnización pequeña, tendrán que pasar dos o tres años desde la firma de la póliza para que tus beneficiarios puedan cobrarla. Si mueres antes, no hay pago. A cambio de estas condiciones, prácticamente no te van a poner problemas para suscribirlo, lo tendrás disponible muy rápido y podrás contratarlo hasta los 80 u 85 años.
- Seguro de vida completa con beneficio por fallecimiento graduado. Este caso es similar al anterior, pero el fallecimiento se entrega de forma graduada. Si el asegurado muere antes de un año de vigencia del seguro, los beneficiarios solo reciben el 25 por ciento de la indemnización. Si es el segundo año, el 50 por ciento. A partir del tercer año ya cobran el 100 por cien del beneficio.
- Aceptación garantizada. El seguro de vida de aceptación garantizada es un seguro que cualquiera puede contratar: no se rechaza a nadie porque no hay proceso de calificación. A cambio, es mucho más caro que cualquier otra modalidad y el beneficio por fallecimiento rara vez llega a los 50.000 dólares, siendo 25.000 dólares una cantidad más habitual. Igual que en el caso anterior, también hay un periodo de entre dos y tres años de carencia: si mueres antes de ese tiempo, tus beneficiarios no cobran.
- Seguro de gastos finales. Los seguros de expensas o gastos finalesestán pensados para cubrir el coste de los funerales de la persona asegurada. No tienen pruebas médicas, se puede solicitar hasta los 89 años y su precio es intermedio, pero, a cambio, solo ofrece un máximo de 100.000 dólares y tiene un periodo de carencia de hasta tres años.
Además de conocer estas modalidades, debes tener la precaución de no confundir estos seguros con un seguro de vida para muerte por accidente. Este tipo de pólizas no cubren los fallecimientos por enfermedad, solo por causas accidentales, así que asegúrate bien antes de firmar.
Y es que, como ves, los seguros de vida sin examen médico tienen bastantes problemas. El más importante salta a la vista: se pagan primas mucho más caras y se obtienen beneficios y coberturas mucho más bajos. De hecho, si necesitas un seguro que tenga una indemnización mayor a 500.000 dólares, lo más recomendable es que intentes superar los exámenes médicos antes de elegir una de estas pólizas.
En qué casos te interesa un seguro de vida sin pruebas médicas
A pesar de esos inconvenientes, estos productos son bastante demandados, porque permiten a muchas personas acceder a una póliza superando problemas de todo tipo. Los impedimentos más habituales para ser asegurado, y, por tanto, los motivos frecuentes para contratar un seguro sin exámenes médicos, son estos:
- La urgencia por tener un seguro de vida. Muchas personas tienen mucha prisa y necesitan un seguro de vida cuanto antes, sin esperar las semanas o incluso meses que puede durar el proceso de calificación. Para estas personas, un seguro sin examen médico es perfecto, porque el proceso se acorta notablemente. Incluso, algunas variantes no tienen tiempo de espera, como el seguro de aceptación garantizada. Puede ser útil para alguien que emprende de forma inminente un viaje arriesgado, o para personas que tengan que contratar un seguro obligatorio para cerrar un acuerdo de divorcio.
- Miedo a las agujas o a los médicos. Muchas personas tienen pavor a las agujas, motivo por el cual son físicamente incapaces de hacerse los análisis de sangre que piden las aseguradoras. También hay quien sufre de hipertensión ante las batas blancas: literalmente, su tensión se dispara cuando está ante un médico. En cualquiera de estas circunstancias, el seguro sin pruebas facultativas es una buena solución.
- Condición preexistente. Seguramente es la razón más habitual. Generalmente no se puede acceder al seguro si se padece una enfermedad crónica, como diabetes descontrolada, dolencias cardiacas, dolencias hepáticas… En estos casos, el paso por el seguro sin exámenes es una solución razonable. En ocasiones sucede que la condición médica no es tan grave y con el tiempo mejora. Si has comprado el seguro sin exámenes, estarás pagando mucho por él. Así que si tu salud mejora, puedes pedir una reevaluación y negociar una bajada en las primas o el cambio a un seguro convencional.
- Hobbies de riesgo. En ocasiones, tener aficiones de riesgo puede dificultar el acceso al seguro. Puede pasar con el buceo, el salto base o el automovilismo. Aunque cada vez es más infrecuente que se utilicen estos motivos para negar un seguro, todavía puede pasar.
- La edad. Para las personas mayores, conseguir un seguro convencional es muy difícil. Las aseguradoras evalúan sus riesgos y los consideran muy elevados, por lo que difícilmente les conceden pólizas normales. A cambio, algunos seguros sin examen médico se pueden solicitar hasta pasados los 80 años. Más sobre seguros de vida para mayores de 60 años.
Como ves, son muchos los motivos para recurrir a un seguro de vida sin exámenes médicos. Si estás en una de estas situaciones, quizá sea tu camino. Sin embargo, recuerda que a veces los temores no están justificados: intenta la vía normal y pasa los exámenes. Probablemente te resulte más fácil de lo que esperas. Y, si no, siempre puedes pedir consejo a un agente de seguros para que te ofrezca más información. Por último, recuerda que siempre puedes recurrir a los seguros grupales que ofrecen las empresas: consulta si tu empleador ofrece este beneficio.