La adicción al tabaco es uno de los grandes obstáculos en el camino hacia un seguro de vida. Muchas personas no consiguen que las compañías de seguros les den una póliza de vida porque son fumadoras y esa condición incrementa notablemente sus riesgos. Pero el tabaco no tiene por qué ser un escollo insalvable.
En este artículo analizamos la influencia que tiene el hecho de ser fumador o fumadora a la hora de contratar un seguro de vida y ofrecemos estrategias alternativas para, a pesar de eso, acceder a una póliza. Sigue leyendo si quieres saber cómo evitar los obstáculos que el tabaco deja en tu camino hacia el seguro de vida.
Conseguir seguro de vida siendo fumador: Qué vas a encontrar en este artículo
El tabaco: enemigo de los seguros de vida
En Estados Unidos hay millones de personas que fuman. De hecho, fuma el 20 por ciento de los hombres y el 14 por ciento de las mujeres del país. Si eres una de esas personas, seguro que ya sabes que ese hábito dificulta notablemente tu acceso al seguro de vida. Si no impide directamente que te concedan una póliza, al menos encarece notablemente su precio.
¿Por qué es tan perjudicial el tabaco para conseguir un seguro de vida? La explicación es sencilla: el tabaco está detrás de la muerte de 480.000 personas cada año en Estados Unidos. Es más, se calcula que se produce una muerte relacionada con el tabaco cada seis segundos. Y es que fumar es causa directa de un buen número de cánceres, especialmente del temido cáncer de pulmón. Pero también influye de forma decisiva en enfermedades respiratorias graves, dolencias cardiacas y otros problemas de salud graves.
Además, el efecto del tabaco sobre la salud se incrementa con los años. Cuanto más tiempo lleves fumando, más posibilidades tendrás de que esta adicción acabe produciendo un efecto negativo en tu salud. Así, las compañías aseguradoras tienen muy en cuenta si se fuma a la hora de las cotizaciones de seguros de vida y, sobre todo, en el proceso de calificación para obtener una póliza de seguro de vida.
Para las aseguradoras, el tabaco es un indicador claro de posibles problemas de salud que acorten la vida de la persona asegurada. Se considera que, por lo general, la esperanza de vida de un fumador es diez años menor que la de una persona que no consume tabaco. Es decir: fumar incrementa notablemente los riesgos que asume la aseguradora al ofrecer una póliza a una persona. Como consecuencia, suelen encarecer los precios y, en casos muy concretos, deniegan el acceso al seguro.
Para evitar este problema, muchas personas ocultan a la aseguradora que son fumadoras. Es uno de los errores más graves que se pueden cometer al contratar un seguro de vida , porque si se declara que no se fuma y la compañía demuestra que la persona asegurada fallece por culpa del tabaco, podría incluso denegar la indemnización. También tiene derecho a cancelar la póliza si demuestra que la persona es fumadora y había dicho que no lo era. Por eso, si después de contratar el seguro se adquiere el hábito de fumar, es necesario comunicárselo a la compañía por si es necesario revisar la póliza de tu seguro de vida .
Además, en la calificación la aseguradora puede exigir exámenes médicos que incluyan análisis de sangre o de orina, o medición de la capacidad pulmonar u otras pruebas que rápidamente indicarán que se fuma. Y no creas que esos esos exámenes son fáciles de burlar: la nicotina deja de ser detectable en la sangre en tres o cuatro días, pero la cotinina, un derivado de la nicotina, permanece muchas semanas en el torrente sanguíneo y se encuentra con facilidad. Por eso, la pregunta tipo al solicitar un seguro es: ¿ha fumado en los últimos 12 meses?
Cuánto encarece el tabaco la prima de tu seguro
Las compañías preguntan por un rango de un año porque para ellas una persona fumadora es aquella que ha fumado aunque sea solo una vez en ese tiempo. Es decir, no les importa que fumes muy poco, solo de vez en cuando: para ellas serás tan tabaquista como la persona que fuma 30 cigarrillos diarios. Y además tienen en cuenta cualquier tipo de relación con el tabaco: cigarrillos, cigarros puros, tabaco de mascar, pipas, cigarrillos electrónicos, chicles o parches de nicotina, marihuana… Todos estos productos se consideran parte del mismo fenómeno y, en diferente medida, impactarán sobre el seguro de vida.
Pero, ¿cuánto impactan? ¿Cuánto se encarecerá el seguro de vida si se fuma? Pues lo cierto es que, a igualdad de condiciones, una persona fumadora pagará bastante más por el mismo seguro y la misma cobertura. Por ejemplo: para un seguro temporal a 20 años con una cobertura de 200.000 dólares, un hombre no fumador de 40 años pagará unos 22 dólares al mes, mientras que si fuma la prima saltará a los 54 dólares. A lo largo de 20 años, la diferencia será realmente elevada.
Si estás pensando en un seguro de vida permanente, todavía tendrás que pagar diferencias más significativas y, además, estas pólizas tienen procesos de calificación más complejos y exámenes más duros.
Además, la edad también complica las cosas. Las compañías son más comprensivas con las personas jóvenes, porque consideran que tienen tiempo por delante para dejar de fumar y desintoxicarse. Sin embargo, creen que las personas de más edad ya no van a dejar el hábito, con lo que todavía les ofrecen precios más elevados.
Lo que sucede es que cuando una compañía de seguros analiza los riesgos de una persona que no fuma puede clasificarla de varias formas en función de su estado de salud y de su estilo de vida. Pero si evalúan a una persona que fuma, las posibilidades de clasificación se reducen drásticamente y básicamente son dos: fumadores con buen estado de salud o fumadores con una salud deficiente. Por tanto, los riesgos se consideran mucho mayores y, por ende, los precios suben.
Consejos para conseguir un seguro de vida si fumas
Si tienes el hábito de fumar y quieres conseguir un seguro de vida a un precio razonable, tienes algunas alternativas. Recogemos a continuación los principales consejos que puedes seguir:
- Dejar de fumar. Es el consejo más obvio, y seguramente el más difícil de seguir. Para muchas personas, es casi imposible, para la mayoría exige un esfuerzo enorme. Si dejas de fumar, deja pasar un tiempo antes de someterte a los análisis médicos que te requiera la aseguradora. Posiblemente debas esperar un mínimo de tres meses para que tu organismo haya eliminado las pistas del tabaco y puedas pasar sin problemas un análisis de sangre. Lo ideal sería dejar de fumar dos años antes de pedir una póliza de vida.
- Comparar compañías. No todas las aseguradoras tratan igual a las personas fumadoras. Unas son más tolerantes que otras ante el tabaco, otras no tienen problemas con los cigarrillos electrónicos e incluso las hay que no ven con malos ojos el consumo de marihuana. Por eso, lo mejor es que pidas muchas cotizaciones y compares muy bien los resultados. Eso sí: asegúrate de dejar bien claro siempre que fumas.
- Revisa la póliza. Si contrataste tu seguro cuando fumabas y después lo dejaste, puedes pedir a la aseguradora una revisión de tu póliza. Lo más probable es que consigas unas primas más bajas.
- Seguros sin exámenes médicos. Una opción para los casos más difíciles es recurrir a seguros de vida sin examen médico. Los más conocidos son los seguros de aceptación garantizada, pero hay algunas otras opciones. Recurrir a esta solución supone pagar primas elevadas y aceptar a cambio indemnizaciones bajas, pero puede ser la única forma de acceder al seguro de vida para algunas personas.
- Reduce la cobertura. Si por culpa del tabaco encuentras muy caro el precio del seguro de vida, puedes negociar una cobertura más baja. Eso hará que tus primas se reduzcan.
Por último, el tabaco es un problema importante para disfrutar de un seguro de vida a buen precio, pero no lo hace imposible. Si no consigues dejar ese mal hábito, siempre puedes buscar fórmulas para que no haga que tus primas sean tan caras. En todo caso, lo mejor es que hables siempre con un experto: los agentes de seguros conocen muy bien todas las alternativas y te ofrecerán las mejores soluciones.