Muchas parejas piensan que no necesitarán un seguro de vida hasta que se casen y formen una familia. Pero esto no siempre es así: en muchos casos, personas que viven juntas sin estar casadas también necesitan un seguro que dé estabilidad financiera a esa pareja si una de las dos partes fallece.
Si formas parte de una pareja sin casar, deberías plantearte la necesidad de contar con un seguro de vida. Casi sin darte cuenta, las obligaciones y las cosas en común crecen, y llega un momento en que te das cuenta de que, con boda o sin ella, ya necesitas un instrumento que proteja esa unión si a ti o a tu pareja os pasa algo. Una de las formas rápidas de conseguirlo es una póliza que permita asegurar a ambos miembros, pero eso no siempre es fácil si no media un matrimonio legal.
En este artículo te explicamos qué implicaciones tiene la búsqueda de un seguro para parejas no casadas. Sigue leyendo y evalúa las necesidades que pueden surgir el caso de tu pareja.
Seguros de vida para parejas solteras: Qué vas a encontrar en este artículo
Parejas solteras: ¿por qué necesitan un seguro?
En los Estados Unidos es cada vez más frecuente que las parejas vivan juntas sin estar casadas. De hecho, las estadísticas dicen que tres de cada cuatro mujeres estadounidenses han vivido con una pareja sin que medie matrimonio antes de cumplir los 30 años. Los datos también apuntan a que las parejas solteras ya son más frecuentes que los matrimonios como ‘primera unión’, es decir: la gente se va a vivir junta por primera vez antes de casarse.
Con esta proliferación de parejas solteras, se producen fenómenos nuevos para los que la sociedad debe plantear soluciones. De cobertura médica o educación de los hijos, pasando por el seguro de vida, todo debe adaptarse a este nuevo modelo de familia no sancionada por una boda.
En el caso del seguro de vida, tradicionalmente muchas personas han pospuesto la decisión de comprar uno hasta el matrimonio. Pero a medida que el matrimonio se retrasa, es necesario cambiar esa forma de pensar y planear de qué forma se va a proteger a la pareja frente a eventualidades trágicas. Por eso, un seguro de vida para parejas no casadas se convierte en una herramienta necesaria.
Con una póliza de vida, una pareja puede proteger bienes que tengan en común, como una casa sobre la que todavía pese una hipoteca. También puede dotarse de una red de seguridad que dé confianza a la pareja durante un embarazo. O para asegurar el bienestar de hijos en común. También para generar y proteger ahorros futuros, o para hacer frente a deudas contraídas a medias.
Son muchas las razones que pueden llevar a una pareja soltera a contratar un seguro de vida que cubra a los dos miembros, pero, en general, basta con que existan intereses financieros o económicos en común para que el seguro de vida se vuelva útil e incluso necesario. Es lo que en la terminología del sector de los seguros se denomina un interés asegurable, es decir, que la muerte de uno de los miembros de la pareja perjudique seriamente al otro. Este interés se da por hecho en las parejas casadas, pero a veces es necesario probarlo en las que no lo están.
Y también hay que tener en cuenta que si la pareja es joven, todo son ventajas: los seguros son mucho más baratos para las personas jóvenes. Estén todavía en la veintena o se hayan adentrado ya en la treintena, pagarán menos por sus pólizas. Esto se debe a que los jóvenes tienen generalmente mejor estado de salud y mayor esperanza de vida, con lo que las aseguradoras asumen riesgos más bajos y pueden ofrecer precios más reducidos.
Cómo configurar el seguro en una pareja soltera
Como hemos visto, el problema para las parejas solteras es lograr que las aseguradoras les permitan comprar un seguro que incluya a una persona con la que se acaba de empezar a vivir y con la que no existe un vínculo legal. Por eso es necesario probar ese interés asegurable, de forma que la compañía pueda equiparar la pareja a un matrimonio convencional. También se puede dar el caso de que uno de los novios quiera comprar un seguro para el otro. En principio, no puede hacerlo sin más: necesitará el consentimiento de la persona que va a ser asegurada y, de nuevo, demostrar el interés asegurable.
Para demostrar ese interés, a las parejas solteras les conviene vivir juntas y, en la medida de lo posible, probar que una de las partes depende económicamente de la otra. Además, es importante que configuren el seguro de vida de forma que las coberturas sean cruzadas. Esto se puede hacer de dos maneras:
- Beneficiario, el otro. En la versión más sencilla, cada uno de los miembros de la pareja compra un seguro y figura como asegurado. Como beneficiario de la la indemnización designa a la otra parte de la pareja. Es el formato tradicional de los seguros de vida.
- Propietario, el otro. En una versión un poco más compleja, cada miembro compra y paga un seguro del que nombra asegurado al otro. Este, como asegurado, designa a la otra parte como beneficiaria. Con esta configuración, se garantiza que el seguro se mantiene en vigor incluso aunque la pareja se rompa, porque quien ha contratado la póliza y paga las primas es y sigue siendo tras la disolución de la pareja el beneficiario.
También puedes considerar interesante una tercera vía para proteger a tu pareja con un seguro: nombrar a tu herencia como beneficiaria del seguro de vida. Después, debes disponer en un testamento cómo se repartirá ese dinero tras tu muerte. Eso sí, ten en cuenta que este procedimiento tiene consecuencias: puede hacer que tus herederos tarden mucho en acceder al dinero, porque antes han de superar los complicados trámites legales de las herencias en Estados Unidos
¿Cuál es el mejor seguro para una pareja soltera?
Una de las mejores soluciones para las parejas es el seguro de vida universal conjunto. Es una de las opciones menos conocidas del seguro universal, que a su vez es una variante de los seguros permanentes.
Con un seguro universal conjunto, la persona asegurada puede incluir en la póliza a su pareja por muy poco dinero más. Así, muera el que muera, la otra parte recibe una indemnización.
Los seguros universales conjuntos suelen funcionar bajo dos modalidades: pago tras la primera muerte y pago tras la segunda muerte. En el primer caso, al morir uno de los miembros de la pareja, el otro recibe la indemnización. Para el caso de pago tras la segunda muerte, el beneficio se libra cuando muere el último de los miembros de la pareja, y en este caso, los beneficiarios son otras personas (hijos, o quien se haya dispuesto).
Este tipo de pólizas tienen bastantes ventajas. La primera de ellas, el precio: siempre es mejor que pagar dos seguros. Además, al ser dos las personas que se aseguran, los riesgos se diluyen. Eso hace que el proceso de calificación sea más sencillo. También hay que contar con que tienen beneficios fiscales para la pareja.
Esta cobertura doble se puede lograr también a través de cláusulas que permitan modificar un seguro de vida que ya se tiene, generalmente un seguro permanente. Es una vía rápida, pero de nuevo exige probar ese interés asegurable y el consentimiento expreso.
Otra posibilidad asequible y práctica para las parejas no casadas, que generalmente son jóvenes y tienen pocos ingresos, es el seguro de vida temporal o a término . Con un seguro a término, se contrata una póliza que tiene una vigencia concreta: 5, 10, 15, 20 ó 25 años, por ejemplo. Con esa cobertura, se protegen unos años que pueden ser complicados: la infancia de los hijos, un tiempo de dificultades económicas… Después, si la pareja se asienta y los ingresos mejoran, el seguro a término tiene una gran ventaja: se puede transformar en un seguro permanente sin volver a pasar por la calificación.
Como puedes ver, lograr seguros de vida para parejas solteras tiene su dificultad. Las llamadas parejas domésticas registradas, o parejas de hecho, o las que ya están comprometidas de matrimonio, encuentran menos complicaciones. Sin embargo, las que simplemente viven juntas sin estar registradas deben hacer un esfuerzo un poco mayor. Y las que tienen más dificultades son las parejas de novios que no viven juntas.
Si vives en pareja sin casar legalmente, te conviene explorar bien las opciones para lograr un seguro de vida. Verás que alguna encaja con tus necesidades y con las de tu forma de vida.