El seguro de vida y su indemnización pueden ser una herramienta muy interesante a la hora de planificar tu herencia. Si crees que lo que dejes como legado a tus herederos puede ser una carga, deberías considerar los beneficios del seguro de vida. Gracias a él, puedes minimizar esos problemas y, por ejemplo, reducir el impacto fiscal sobre tu herencia.
En este artículo te explicamos qué puedes hacer para planificar mejor tu herencia utilizando el seguro de vida.
El seguro de vida para planificar una herencia: Qué vas a encontrar en este artículo
Seguros de vida y herencias: una relación provechosa
Es posible que te preocupe la herencia que vas a dejar a los tuyos cuando tu vida termine. Si tienes muchos bienes y mucho dinero que legarles, debes tener en cuenta que también les vas a dejar un problema en forma de impuestos. En Estados Unidos, las grandes herencias soportan fuertes imposiciones fiscales, con lo que es necesario planificarlas bien para que no se conviertan en una carga insoportable.
Como seguramente sabrás, la ley determina que las sucesiones paguen impuestos. Los beneficiarios de las herencias deben pagar importantes tasas. Sobre la transferencia de bienes pesan los impuestos federales, que en algunos estados gravan el derecho a transferir la propiedad. Además, otros estados gravan el derecho a recibir esos bienes.
Esto hace que, en muchas ocasiones, las herencias se conviertan en regalos envenados y en verdaderos problemas. Para evitarlo, se puede utilizar como recurso un seguro de vida, o incluso una combinación de varias pólizas. Bien utilizados, los seguros ayudan a que esas herencias sean menos gravosas para quienes las reciben.
Desde luego, la solución no es dejar el seguro en herencia sin más y esperar que los herederos se repartan el beneficio por fallecimiento como ellos consideren oportuno. Hacerlo de esa forma, sin designar beneficiarios para la indemnización, es uno de los errores ma´s habituales al contratar un seguro de vida. Si se deja así, como herencia sin más, los beneficiarios no reciben de forma inmediata el dinero, sino que es necesario esperar a que la herencia se legalice, un proceso que puede tardar meses y que, hasta que se resuelve, mantiene el dinero alejado de sus destinatarios.
Lejos de esta solución poco calculada, lo que te interesa es trazar un plan, una estrategia de utilización de esos recursos, de forma que los beneficiarios sepan cómo van a recibir el dinero y para qué van a poder utilizarlo.
Estos planes deben estar legalizados y firmados ante notario por la persona que va a dejar la herencia. En ellos se estipula qué bienes la componen (desde propiedades inmuebles, como edificios o fincas, a pensiones, pasando por dinero líquido, todo tipo de bienes, acciones o, por supuesto, seguros. Y, además, las deudas de la persona que hace el legado). Una vez fallecida la persona que lega la herencia, se deben ejecutar los planes tal y como dispuso, de forma que los herederos puedan recibir su beneficio sin más trabas.
Pero debes tomar una precaución importante: no traces estos planes de herencias sin contar con el consejo de expertos. Antes de firmarlos, asegúrate de cuáles son los pasos más adecuados consultando a especialistas en fiscalidad, agentes de seguros y otras personas que puedan orientar mejor tu planificación.
Fiscalidad y herencia: evita pagar más de la cuenta
Seguramente ya lo sabrás, pero los seguros de vida son productos fiscalmente muy beneficiosos. Por un lado, el valor en efectivo que generan tributa de forma diferida. Además, los préstamos que se pueden tomar contra su valor también tienen impuestos muy bajos. Y, todavía mejor, las indemnizaciones que reciben los beneficiarios de un seguro de vida están totalmente libres de impuestos. Este tratamiento fiscal tan benévolo hace de los seguros de vida herramientas muy interesantes para proteger las herencias ante los impuestos.
Y es que las herencias pueden llegar a pagar muchas tasas. Bajo la Tax Cuts and Jobs Act de 2017, en determinadas circunstancias, una persona que muera en 2018 puede transferir a sus herederos hasta 11.18 millones de dólares (22.36 millones de dólares por pareja) sin pagar impuestos federales. Pero por encima de esas cantidades, los impuestos son fuertes. Pueden llegar al 40 por ciento del valor de la herencia y generalmente deben ser pagados antes de disfrutar de los bienes heredados, y en un plazo concreto. Estas exigencias obligan a muchas personas a vender activos, incluso negocios, para poder hacer frente a los impuestos. Por tanto, se hacen muy necesarias las medidas para no pagar más de lo necesario, y ahí es donde un seguro de vida se vuelve muy útil.
Las estrategias son variadas, pero todas tienen un fin: reducir el impacto del pago de impuestos sobre la herencia. Bien porque la planificación está elaborada sobre productos con pocas cargas fiscales, bien porque se emplea el dinero del beneficio por fallecimiento para hacer frente a los impuestos y dejar así libres el resto de los bienes heredados.
Así, los expertos mencionan varios mecanismos para utilizar el seguro de vida como un escudo para la herencia. Los más utilizados son estos:
- Usar la indemnización para pagar los impuestos. Es probablemente la estrategia más utilizada. Se designa a los herederos como beneficiarios del seguro de vida y con la indemnización o beneficio por causa de muerte pagan los impuestos que se apliquen al resto de la herencia. De esta forma, la riqueza heredada les llega sin merma. Sin embargo, esta estrategia puede tener fallos. El más habitual es que los beneficios que el asegurado consigue con su seguro –el valor añadido- pasa a ser parte de la herencia, con lo que incrementa su volumen y, por tanto, los impuestos a pagar, con lo que hace falta más indemnización y no siempre la hay. Por otro lado, la cantidad de dinero que se puede transferir exenta de impuestos cambia cada año y eso puede hacer que los cálculos fallen y se queden cortos. Estas fluctuaciones pueden ser importantes: en la última década ha habido momentos en que no había impuestos federales para las sucesiones y otros momentos en que la exención era de solo un millón de dólares y por encima de esa cantidad ya se tributaba. Con lo cual, la variabilidad del marco regulatorio puede hacer que la estrategia falle.
- Construir un fondo fideicomiso irrevocable. El fideicomiso irrevocable (irrevocable life insurance trust – ILIT, en inglés) es una solución muy interesante. Se trata de poner el seguro de vida –y el resto de bienes y activos- a nombre de un fideicomiso que no puede ser revocado por los beneficiarios, salvo que se pongan todos de acuerdo.
En el caso de matrimonios, se suelen utilizar seguros a término o permanentes, pero casi siempre de último superviviente, de tal forma que se entrega la indemnización al fondo cuando muere el último miembro de la pareja. Desde el punto de vista fiscal, tienen una gran ventaja: al estar en manos del fideicomiso, se evita que las ganancias que el primer esposo en morir ha obtenido del seguro pasen a su herencia o a la del esposo superviviente.
El administrador del fondo fideicomiso, que puede ser un profesional, actúa de acuerdo con la voluntad del fallecido y decide cómo gestiona la herencia. Dentro de ella, también maneja los fondos del seguro: puede cobrar la indemnización o pactar con la aseguradora el formato que más le interese. Así, se dispone de liquidez para hacer frente a los impuestos y, en general, los fideicomisos tienen un tratamiento fiscal muy cómodo, por lo que protegen eficazmente los bienes legados –incluso contra los acreedores- y reducen los impuestos globales que se deben pagar por la herencia. A cambio, hay que tener la precaución de constituirlos con mucha antelación (al menos tres años antes de la muerte del cedente), porque de lo contrario se podría considerar una maniobra ilegal y una evasión fiscal. - Fondo fideicomiso revocable. (Revocable Life Insurance Trust, o RLIT, en inglés). En este caso, el fideicomiso funciona igual, solo que se puede revocar. El cedente –‘grantor’ en inglés- conserva el derecho a modificar o cancelar el fondo. Esta modalidad suele ser elegida por familias jóvenes que tienen relativamente pocos bienes, pero importantes pólizas de seguros.
El seguro de vida como donación de caridad: otra forma de evitar impuestos
Además de estos “mecanismos de defensa” que hemos descrito, hay otra opción para hacer que el seguro de vida acabe por ser fiscalmente ventajoso: utilizar la indemnización del seguro para hacer una donación de caridad.
En este caso, la estrategia más simple es dejar el seguro como donación a una organización benéfica sin ánimo de lucro. Si dejas tu póliza a una entidad de este tipo, debes nombrarla propietaria y al mismo tiempo beneficiaria. Después, con tus donaciones a la caridad anuales se van pagando las primas de la póliza y podrás deducirte de tus declaraciones de impuestos el valor añadido que genere el seguro y ese dinero que destinas a las primas.
Más allá, hay formas más sofisticadas de ahorrar impuestos a través de la caridad. En este caso, la estrategia pasa por establecer lo que se denomina un fondo fideicomiso de caridad. Este tipo de figuras, aunque no están exentas de impuestos, sí tienen un tratamiento fiscal muy benévolo: el fideicomiso está pensado para dedicar a obras de caridad los intereses que obtienen los fondos que maneja, con lo que a cambio se beneficia de ventajas fiscales. Dentro de las opciones disponibles, el llamado fideicomiso remanente –‘remainder trust’, en inglés- es la más recomendable porque proporciona más reducciones de impuestos. Se trata de un fideicomiso irrevocable en el que se distribuyen ingresos a los beneficiarios y, cuando fallece el cedente, lo que quede del fondo se dona a una entidad benéfica.
El fideicomiso de caridad también permite hacer maniobras más complicadas que incluyen seguros de vida. Por ejemplo, una persona puede poner su empresa a nombre del fideicomiso, que después la vende sin tener que pagar impuestos por esa ganancia. Después, utilizando las distribuciones de capital del fondo, se compra un seguro de vida cuya indemnización reemplazará el valor de la empresa cedida al fondo de caridad. Es una forma de emplear un seguro para evitar pagar demasiados impuestos en la transmisión de bienes y, de paso, hacer obras de caridad.
Como ves, planificar bien tu herencia utilizando el seguro de vida es una forma inteligente de evitar que los impuestos conviertan tu legado en una pesadilla para tus beneficiarios. Sin embargo, los movimientos no son sencillos y es preciso que cuentes en todo momento con la asesoría de expertos fiscales y de agentes de seguros que puedan orientarte con claridad.