Seguro de vida juvenil: razones para contratarlo

Cuando una persona es adolescente o está todavía en una edad muy joven, entre los 15 y los 20 ó 23 años, no suele pensar nunca en algo tan prosaico como un seguro de vida. Pero lo cierto es que la primera juventud es uno de los momentos idóneos para suscribir una póliza de vida. A esas edades, es más sencillo lograr un seguro y se logra por mucho menos dinero.

Después, el seguro puede estar en vigor toda la vida, aportando una seguridad extra y, en muchos casos, un notable ahorro.

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En este artículo te damos motivos y razones para que contrates un seguro de vida juvenil. Tanto si eres tú la persona joven interesada, o si tienes hijos o familiares en esa situación, te interesa conocer las ventajas que ofrece la contratación de un seguro de vida para jóvenes.

Seguro de vida juvenil:Qué vas a encontrar en este artículo

Seguro juvenil: qué es y qué tipos hay

Pocos jóvenes piensan en el futuro. En la adolescencia y la postadolescencia, la vida se antoja infinita y los chicos se creen invencibles. Sin embargo, lo cierto es que no lo son y que en cualquier momento pueden sufrir un percance que acabe incluso con su vida. Por eso, conviene que chicos y chicas empiecen a pensar desde muy pronto en la conveniencia de contratar un seguro de vida. Y lo más interesante a su edad es que opten por una modalidad de seguro de vida juvenil.

Desde la óptica paterna, también es interesante que los hijos cuenten con una cobertura que, en caso de tragedia, ayude a la familia a superar el trance. Pero, sobre todo, que cuenten con una herramienta que desde jóvenes les ayude a construir una estabilidad financiera para el futuro y les pueda ayudar, por ejemplo, a pagar sus estudios.

Los seguros de vida juveniles son ofertas especiales que las compañías de seguros hacen pensando en personas que están en esos años, el grupo de edad que en Estados Unidos se denomina como “teenagers”. Son variantes de los seguros normales, pero con condiciones de acceso muy cómodas y con muy buenos precios.

Estos seguros juveniles son generalmente contratados por los padres. Preocupados por el futuro de sus hijos, los progenitores suscriben estas pólizas para sus hijos y, generalmente, corren con el pago de las primas hasta que los chicos disponen de ingresos para pagar ellos el seguro.

Los motivos para comprar uno de estos seguros de vida para jóvenes son variados. Desde garantizar la solvencia económica de la familia en caso de una pérdida inesperada (los gastos de funerales, por ejemplo, pueden ser una gran carga), hasta apuntalar los gastos de colegios o universidades, o dar a los hijos un instrumento de ahorro para su propio futuro.

En todo caso, solo hay dos posibilidades para dar una cobertura de vida a un adolescente: seguros a término o seguro permanente y, dentro de este tipo de seguros, el más adecuado es el de vida completa o tradicional.

Si se opta por un seguro a término, se trata de una póliza que tiene duración determinada. Pasados los años estipulados, el seguro deja de tener validez y, si el asegurado sigue vivo, no hay indemnización. En este tipo de seguro no hay forma de que el asegurado sea directamente el muchacho. Siempre es necesario que el padre o la madre lo incluyan dentro de su seguro a término o a plazo fijo. Para eso, es necesario contratar una cláusula de hijos, que permite incluir a los chicos bajo la cobertura contratada por el progenitor. Las cláusulas son modificaciones sobre las pólizas básicas y, generalmente, encarecen un poco los seguros, pero amplían sus opciones.

En cambio, si se opta por un seguro permanente, entonces sí se puede contratar directamente a nombre del joven que se quiere asegurar. Los seguros permanentes están pensados para durar toda la vida del titular. Se caracterizan por pagar una indemnización a los beneficiarios en el momento en que muera el asegurado, y también por contar con instrumentos de ahorro bastante interesantes.

Qué tipo de seguro juvenil me interesa

Con estas opciones en la mano, hay que evaluar qué interesa más y qué se está buscando. Algunos expertos consideran que es exagerado priorizar la contratación de un seguro de vida para un chico joven, lo que puede suponer descuidar otras prioridades de la familia. Otros, en cambio, creen que es importante contar con esa garantía y, además, piensan que sirve para que los chicos vayan tomando responsabilidades y construyendo un futuro financiero.

En todo caso, si estás dispuesto a dotar a tus hijos de un seguro de vida, o si eres un joven concienciado y crees que es una buena opción, debes saber qué seguro te interesa más:

  • A término. Si lo buscas una cobertura no demasiado cara, que resulte sencilla y que proporcione un respiro económico en caso de fallecimiento del adolescente, lo mejor es optar por el seguro a término o plazo fijo. Como hemos visto, es necesario hacerlo a través de una cláusula especial para hijos. Esta opción resulta barata, con lo que el seguro a término, ya de por si más barato, no se verá muy encarecido.
    Estas cláusulas , por lo general, pueden convertirse después en pólizas independientes, una vez que el muchacho asegurado llega a la edad adulta (en torno a los 25 años). Ese procedimiento es ventajoso, porque ese joven adulto se encontrará con un seguro a término a muy buen precio que, andando el tiempo, puede también transformar el seguro a término en uno permanente Y todo, sin ni siquiera pasar por el proceso de calificación.
    Los seguros a término para gente tan joven tienen sentido sobre todo como respaldo para hacer frente a los gastos escolares. Igual que el seguro de vida para estudiantes, un seguro a término que cubre a una persona joven sirve para hacer frente a los costes de su matrícula escolar o universitaria si fallece. También para devolver un posible préstamo universitario si el estudiante muere antes de acabar de pagarlo.
  • Seguro permanente. La otra opción es el seguro permanente, más caro, pero con más prestaciones. En este caso, sí se puede nombrar al joven como asegurado, sin necesidad de ser incluido en el seguro de sus padres.
    Con un seguro juvenil de tipo permanente, la cobertura no suele ser muy elevada. Sin embargo, cuando el asegurado se hace mayor, puede añadir más cobertura, con lo que pagará primas un poco más elevadas, pero obtendrá más a cambio y sus beneficiarios recibirán mucho más en concepto de beneficio por causa de muerte.
    Los seguros permanentes suelen tener primas niveladas: se paga más en la primera etapa de vida del seguro, de forma que en la última, cuando el riesgo de muerte es mayor, las primas se mantenga iguales y no se disparen de precio. Esa redistribución hace que en los primeros años el asegurado pague mucho más de lo necesario para cubrir su riesgo. Con el excedente, la aseguradora invierte en diferentes modalidades de ahorro y genera un dinero que, a la larga, constituirá la indemnización. Es lo que se denomina valor en efectivo. Contra ese valor, el asegurado puede tomar préstamos, y también, llegado un punto, puede retirar esa cantidad y dedicarla a lo que prefiera.
    Por tanto, los seguros permanentes son interesantes por su capacidad para generar dinero. Sirven para introducir a los muchachos en el mundo del ahorro y para hacer que vayan tomando responsabilidades en este ámbito. Además, si empiezan a pagar primas pronto, dispondrán de un valor añadido que puede servir para ayudarles a pagar sus estudios o poner en marcha un primer negocio. Los seguros permanentes pueden ser de cuatro tipos: vida completa, universal, variable y universal-variable.
    Toda vez que un joven está dedicado a actividades que le absorben, como los estudios, es conveniente que su seguro no requiera de él ninguna atención. Por tanto, la opción más atractiva es el seguro de vida completa o tradicional, que es el más sencillo y estable.

Ventajas de contratar un seguro de vida juvenil

Si te interesa una de estas dos opciones, no dudes en pedir cotizaciones, comparar y finalmente contratar un seguro de vida juvenil. Pero ten en cuenta un aspecto importante: estás comprando algo serio y, posiblemente, intimidatorio. Para un chico de 15 ó 20 años, pensar en la muerte y en un seguro de vida puede ser algo descorazonador. O, peor, puede entenderlo como una operación económica en la que su vida es puesta en la balanza.

Para evitar estos problemas, como padre o madre debes proceder con tacto. Explica a tu hijo o hijos que esas garantías económicas se toman por el bien de la familia, y que en ningún caso se piensa en hacer negocio con su posible fallecimiento. Déjale claro que estás pensando en su porvenir y en su propia estabilidad. Quizá lo mejor es que le expongas las ventajas del seguro de vida juvenil:

  • Garantizar la elegibilidad. Una de las mayores ventajas de contratar un seguro juvenil es asegurar la elegibilidad de esa persona joven ante las empresas aseguradoras. Por lo general, al contratar un seguro, y sobre todo un seguro permanente, el proceso de calificación es muy exigente y duro. Con un seguro juvenil, ese proceso prácticamente no existe: el chico es asegurado fácilmente, sobre todo porque tiene pocos riesgos y las coberturas contratadas son bajas. Pero ya está dentro: después, al hacerse mayor, puede cambiar la cobertura y mejorar el seguro sin pasar por un proceso de calificación. No deberá hacerlo ni aunque su salud se haya quebrantado seriamente.
  • Empezar a ahorrar. Los mecanismos de ahorro de los seguros permanentes son ideales para que una persona joven se familiarice con el mundo del ahorro y vaya aprendiendo a ordenar sus finanzas. Incluso sirven para empezar a construir un historial de crédito.
  • Ahorrar dinero en el precio. Contratar un seguro siendo muy joven tiene una ventaja enorme: es muy barato. Y, lo mejor, esas primas bajas se mantendrán bajas para siempre.

Como puedes ver, hay razones de peso para contratar un seguro de vida cuando todavía eres muy joven, o para asegurar a tus hijos mientras están en la adolescencia o los años posteriores. En todo caso, con esta información, acude a un experto para que te ilustre con todos los detalles posibles y puedas tomar la mejor decisión.