Cada vez más personas buscan tratar el cáncer con terapias complementarias y alternativas. Según la Encuesta Nacional de Opinión sobre el Cáncer, 4 de cada 10 estadounidenses exploran o prueban estas opciones controversiales.
Sin embargo, los profesionales advierten que algunas de estas prácticas podrían ser inseguras o contraproducentes si se superponen a los tratamientos convencionales. Un reciente estudio comparó datos de encuestas para conocer cómo esto podría afectar a los pacientes.
El Instituto Nacional del Cáncer (NCI) estimó para 2018 más de 1,735,000 casos nuevos de cáncer en EE.UU. y aproximadamente 610,000 muertes por esta causa.
El shock que puede causar un diagnóstico de esta enfermedad o el temor a los efectos de los tratamientos convencionales, como la quimioterapia, hace que muchas personas busquen opciones complementarias o alternativas para tratarse.
Pero, esta búsqueda podría ser una mala decisión.
Así lo mostró un estudio de la Universidad de Texas Southwestern Medical Center, en EE. UU., que analizó datos de una encuesta nacional para averiguar cuántas personas que viven con cáncer también usan medicamentos complementarios y alternativos.
La Dr. Nina Sanford, directora del trabajo y profesora asistente de oncología de radiación, encontró junto a su equipo que cerca de un tercio de la población con cáncer en EE. UU. recurriría a estas opciones y gran parte de ellos no se lo informaba a sus médicos, lo que pondría en riesgo la efectividad de los tratamientos. Sus hallazgos se presentaron en JAMA Oncology.
Tipos de tratamiento
El NCI hace una distinción entre las formas de tratamientos por las que una persona puede optar:
- Medicina convencional: trata los síntomas de enfermedades mediante cirugías, medicamentos y radiación. Es practicada por doctores en medicina, psicólogos, asistentes, fisioterapeutas, y enfermeras tituladas. Algunos ejemplos de este tipo de tratamiento para el cáncer son, los trasplantes de células madre, la quimioterapia o la terapia hormonal.
- Medicina complementaria: como su nombre lo indica, se utiliza junto a otros tratamientos convencionales. Un ejemplo es el uso de la acupuntura para ayudar con los efectos secundarios del tratamiento del cáncer, como las náuseas o vómitos tras la quimioterapia.
- Medicina alternativa: en este caso se reemplazan los tratamientos convencionales por el uso de dietas especiales, basadas en suplementos o hierbas, para tratar los síntomas de las enfermedades. En el caso del cáncer se da con el consumo de vitamina D, probióticos, omega-3, té verde o cúrcuma.
- Medicina integrativa: busca combinar los anteriores tratamientos para tratar el cuerpo, la mente y el espíritu del paciente.
El peligro de la medicina alternativa
Para comparar los distintos tipos de tratamientos, la Dra. Sanford y su equipo analizaron los datos de la Encuesta nacional de entrevistas de salud de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC). Los investigadores llevaron realizaron un estudio transversal, con el objetivo de estimar la proporción de personas con cáncer que usan terapias complementarias.
El análisis del Dr. Sanford reveló que un tercio de las personas con diagnóstico de cáncer toman medicamentos complementarios y alternativos. De ellos, los suplementos herbales fueron la opción más popular, mientras que la quiropraxia y la manipulación osteopática, relacionadas a los masajes, le seguían en la lista.
Además. Los expertos encontraron que el 29% de las personas que usan tratamientos complementarios no se lo informa a sus médicos.
Esto alertó a los expertos, quienes reconocieron que el problema con los suplementos es que no se sabe con seguridad que hay en ellos "Algunos de estos suplementos son una especie de mezcla de diferentes cosas", dijo Sanford.
Y agregó "A menos que sepamos lo que contienen recomendaría a los pacientes que eviten usarlos durante la radiación porque podrían interferir con el tratamiento".
Como ejemplo, la especialista señaló que existe la preocupación de que niveles muy altos de antioxidantes pudieran hacer menos efectivos a los tratamientos por radicación.
Sin embargo, no todas estas prácticas no convencionales son necesariamente perjudiciales. Los expertos señalaron que el yoga y la meditación podrían ayudar a los pacientes a enfrentar un diagnóstico de cáncer. Además, son excelente opciones para hacer ejercicio y alejarse del sedentarismo.
"Un efecto secundario común de la radiación es la fatiga. Les hago saber a los pacientes que aquellos que sienten más fatiga son los más sedentarios y que los que hacen ejercicio son los que con frecuencia tienen más energía", señaló Sanford.
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