Cuando compras una propiedad inmobiliaria y suscribes una hipoteca, es frecuente que el banco o la entidad que te concede el préstamo te pidan un seguro de vida. Son productos pensados para garantizar a estas entidades financieras que, si falleces, cobrarán lo que reste por devolver de la hipoteca.
Sin embargo, muchas personas prefieren cubrir ese riesgo con un seguro a término o temporal. En este artículo vamos a analizar qué te interesa más para asegurar tu hipoteca: un seguro hipotecario clásico o un seguro de vida temporal. Sigue leyendo para conocer las características de cada uno y saber qué te conviene más.
Seguro de vida temporal o hipotecario: Qué vas a encontrar en este artículo
Proteger los pagos de la hipoteca, una necesidad
Si te has comprado una vivienda o estás pensando en hacerlo, sabrás que las hipotecas suelen ir acompañadas por seguros que protegen sus pagos en caso de que la persona titular fallezca. Esos seguros muchas veces son exigidos o impuestos por los bancos o las entidades que prestan el dinero.
A menudo, son pólizas comercializadas por los propios bancos, o por sus divisiones de seguros, pero también se pueden contratar directamente con compañías aseguradores, que están especializadas en el seguro de vida.
Con esos productos, en realidad, quien se protege es el banco o la entidad prestataria. Se blinda ante un impago en caso de que muera la persona titular de la hipoteca y deje una parte del préstamo sin devolver. Si eso sucede, la la indemnización del seguro sirve para cubrir ese dinero y cancelar la deuda sin que los herederos o sucesores de la persona fallecida tengan que hacer frente a ese problema.
Para acometer estas coberturas, los usuarios de hipotecas pueden utilizar dos productos principales: los seguros de vida hipotecarios y los seguros de vida a término o temporales. Con ambas opciones se puede dar cobertura a la hipoteca, pero son productos que funcionan de forma diferente.
Seguro de vida hipotecario
El seguro de vida hipotecario, o ‘mortgage life insurance’ en inglés, es un producto muy clásico en la cartera de bancos y aseguradoras. Responden a la necesidad de las entidades financieras de protegerse ante la incertidumbre que genera una hipoteca, que puede estar contratada a 30, 40 ó más años. Con esos plazos, las posibilidades de que la persona hipotecada fallezca antes de acabar de pagar el préstamo son altas, con lo que hay riesgo de impago.
Los bancos requieren entonces que se suscriba un seguro para que, en caso de que se produzca esa muerte, la cobertura de la póliza se hace cargo de las cuotas del préstamo. En algunos casos, ante enfermedades graves e incurables, si la esperanza de vida es inferior a un año, algunas pólizas también entregan el beneficio y se paga la hipoteca. También puede suceder en determinados casos de invalidez permanente.
Por lo demás, los seguros hipotecarios son bastante parecidos a los seguros a término: tienen una duración equivalente a la de la hipoteca y como tienen fecha de caducidad, también son bastante baratos. En estas pólizas, además, el beneficiario siempre es el banco, que es quien recibe el beneficio por causa de muerte cuando fallece la persona asegurada.
Precisamente, ese beneficio o indemnización es uno de los signos distintivos de los seguros hipotecarios, porque va cambiando con el tiempo. A medida que pasan los años y se va pagando la hipoteca, la deuda pendiente se reduce y con ella se va reduciendo ese beneficio. Así, sí la persona hipotecada muere cuando solo le faltan por pagar, por ejemplo, 10.000 dólares, el beneficio que recibirá el banco serán esos 10.000 dólares. Sin embargo, las primas que se pagan por el seguro hipotecario se mantienen niveladas durante toda la vida útil de la póliza.
En Estados Unidos, además del seguro de vida hipotecario, también puedes contratar un seguro de hipotecario privado, ‘private mortgage insurance, o PMI’, que es obligatorio cuando el comprador no puede o no quiere aportar un 20 por ciento del valor del inmueble a modo de entrada. Entonces, para dar la financiación, los bancos reclaman ese seguro que garantiza los pagos en caso de que el titular de la hipoteca pierda su trabajo o no pueda hacer frente temporalmente a los recibos de la hipoteca.
Seguro de vida temporal
Por su parte, el seguro de vida temporal es un producto distinto. Se basa en la duración: se contrata por un plazo concreto, que puede ser de 5, 10, 15, 20 ó 30 años. Durante esos años, la póliza está en vigor y si la persona asegurada muere, sus beneficiarios cobran la indemnización. Una vez que el seguro caduca, ese beneficio ya no está disponible.
Como la duración está acotada, el riesgo que asumen las aseguradoras es limitado, con lo que pueden ofrecer precios bajos en las primas. Esto hace que los seguros a temporales o a término sean una opción muy interesante para familias con recursos limitados, que utilizan estas pólizas para cubrir periodos especiales, como la infancia de los hijos. Sin embargo, muchas personas utilizan estos seguros como una estrategia para lograr buenas indemnizaciones a precios bajos. Lo hacen escalonando varias pólizas a término, de forma que tengan cobertura durante muchos años y siempre pagando poco por las pólizas. A esta estrategia se la denomina ’laddering’ o escalonado.
Otra característica del seguro a término es que, como los riesgos son bajos, se consiguen de forma relativamente fácil. Las aseguradoras piden pocos requisitos y, en general, el proceso de calificación resulta sencillo y rápido.
Con estas características, que un seguro a término se pueda utilizar para cubrir el impago de una hipoteca estriba en que, al fin y al cabo, el seguro hipotecario también es un seguro temporal. Su duración está determinada por la hipoteca, así que, en esencia, funciona como el seguro a término.
En el caso de la póliza temporal, se puede emplear para dar cobertura a la hipoteca simplemente incluyendo al banco entre los beneficiarios del seguro y estipulando cuál será su parte en el reparto del beneficio. Con esa porción, la hipoteca debería quedar saldada.
¿Elegir un seguro de vida hipotecario o un seguro de vida temporal?
Ahora que ya conoces las diferencias entre los dos seguros, debes decidir cuál te conviene más para garantizar al banco que cobrará la hipoteca si te sucede lo peor.
A priori, pareciera que el seguro de vida hipotecario es la mejor opción, porque está diseñado justo para este fin. Sin embargo, muchas personas lo evitan, porque tiene algunas desventajas:
- El beneficiario es directamente el banco. El dinero del beneficio por causa de muerte va al banco y la familia de la persona fallecida no recibe nada.
- El beneficio decrece, pero las primas no. A medida que la hipoteca se reduce, el beneficio es menor, porque lo que debe cubrir es también menos. En cambio, las primas se mantienen.
- Tiene exclusiones. Este tipo de seguros tienen exclusiones de pago en determinadas circunstancias. Es importante que te asegures de cuáles son esas exclusiones al contratarlo.
A cambio, también tiene algunas ventajas. que hacen que merezca la pena contratar un seguro de vida hipotecario.
- Solicitud simplificada. Los procesos de calificación para estos seguros son muy simples y apenas sí te van a solicitar información. Por eso, muchas personas recurren a ellos para evitar la burocracia y el papeleo de solicitar un seguro convencional.
- Sin exámenes médicos ni preguntas. Al ser un proceso de calificación tan simple, no hay test médicos ni preguntas sobre el estado de salud. Esto hace que los seguros hipotecarios sean más recomendables para personas con condiciones médicas o de salud que dificulten su acceso al seguro de vida temporal.
Como ves, los seguros hipotecarios plantean dudas a los usuarios, por lo que es frecuente que muchos opten por el seguro de vida temporal para cubrir la hipoteca. Al hacerlo, disfrutan de las ventajas de los seguros de vida a término:
- Tú decides la cobertura. En función de cuánto pagues, podrás obtener coberturas mayores, con lo que no tendrás que ceñirte solo al importe de la hipoteca.
- Más seguridad para tu familia. Al poder elegir coberturas mayores, proporcionas más seguridad a tus beneficiarios, porque en el reparto de la indemnización puede que también haya dinero para ellos y no solo para el banco.
- Flexibilidad. Tus beneficiarios pueden decidir si utilizan la indemnización para pagar la hipoteca o si la siguen pagando con sus medios y dedican el beneficio del seguro temporal a otros fines.
- Más cobertura por el dinero que pagas. Con un seguro temporal, estás dando más información a la aseguradora: datos médicos, de hábitos de vida, etc. Al tener más información, la compañía calcula mejor sus riesgos y puede ofrecerte primas más ajustas a cambio de coberturas bastante elevadas.
- Transformación en seguro permanente. Un seguro temporal tiene la ventaja de que se puede transformar de seguro temporal a seguro permanente. No tendrás que pasar pruebas médicas, aunque sí pagarás primas más elevadas, pero gozarás de todas las ventajas de los seguros de vida permanentes, con mayores indemnizaciones y valor en efectivo.
Por todos estos motivos, muchas personas consideran más útil contratar un seguro temporal para proteger la hipoteca, en lugar de un seguro hipotecario. Si estás en la situación de comprar una propiedad y necesitas un producto de este tipo, piensa bien tus opciones. Lo mejor es que pidas cotizaciones de varios segurosy lo consultes con un agente antes de tomar una decisión.