Es posible que ya tengas algún tipo de seguro: de salud, de vida o incluso alguno complementario. Pero, ¿tienes alguna protección para casos de incapacidad de larga duración o permanente? ¿Qué sucede si algo te impide ir a trabajar durante un tiempo prolongado? ¿Cómo proteges tus ingresos?
Una solución muy interesante –y a buen precio- es añadir una cláusula de incapacidad a tu seguro. Especialmente, a tu seguro de vida. Por muy poco dinero, estarás mejorando mucho su cobertura y consiguiendo importantes beneficios. Sigue leyendo para descubrir cómo protegerte ante una situación que te impida ir a trabajar.
Cláusula para incapacidad laboral de largo plazo: Qué vas a encontrar en este artículo
Qué es una incapacidad laboral
Seguro que muchas veces te has planteado qué pasaría si una enfermedad o un accidente te apartaran durante mucho tiempo de tu puesto de trabajo. ¿Qué pasaría con los ingresos con los que mantienes a los tuyos? ¿Cómo podrías hacer frente a los gastos derivados de un contexto como ese? Es una preocupación muy normal: según los datos de la Seguridad Social, aproximadamente un 25 por ciento de las personas que hoy tienen 20 años tendrá que afrontar una discapacidad de algún tipo antes de llegar a la edad del retiro.
Son situaciones de incapacidad laboral, que puede ser temporal, o incluso permanente. Ante esos escenarios, una persona no puede acudir a su puesto de trabajo porque ha quedado inhabilitada para ejercer su empleo por causa de una enfermedad o un accidente.
En general, desde las compañías aseguradoras, se considera que una persona está incapacitada cuando está impedida de forma sustancial para afrontar sus tareas habituales. Además, se entiende que existe una incapacidad cuando el trastorno se produce a causa de un accidente o por culpa de una enfermedad, siempre que no se dieran condiciones preexistentes. Son casos graves, en los que pueden darse pérdidas de miembros, órganos o incluso sentidos, como la vista, o también síntomas y síndromes que impidan realizar el trabajo de forma normal.
La incapacidad puede ser de varios tipos en función de su gravedad:
- Incapacidad permanente. En el caso de las incapacidades permanentes, encontramos la incapacidad parcial, que se produce cuando se dan problemas que incapacitan a la persona para trabajar a pleno rendimiento (tiempo completo y máximo esfuerzo para el resto de su vida). Dentro de las incapacidades permanentes también está la incapacidad definitiva o total, que supone que la persona nunca podrá volver a trabajar en nada.
- Incapacidad temporal. En el caso de la incapacidad temporal, la persona estará un tiempo sin poder trabajar de forma plena pero trabajando parcialmente (incapacidad parcial temporal) o sin poder ir a su puesto de trabajo de ninguna forma (incapacidad temporal total).
Al ser afectada por cualquiera de estas formas de incapacidad, una persona pierde sus ingresos de manera total o parcial, sea para siempre o durante un tiempo. Para protegerse de forma más amplia ante situaciones como esta, se puede contar con seguros de salud complementarios como el seguro de accidentes , el seguro de enfermedad grave, el seguro de indemnización hospitalaria o el seguro de seguro de gastos hospitalarios. También existen seguros de incapacidad laboral, que pueden ser de largo o de corto plazo.
Además de todas esas posibilidades, una opción muy interesante es contratar una cláusula de incapacidad que complemente a algún otro producto más completo. Resulta más barato y tiene importantes ventajas.
Cláusulas de incapacidad: amplía tu protección
Es frecuente incluir cláusulas –riders, en inglés- en los seguros. Son añadidos que se hacen sobre las pólizas originales para ampliar y mejorar sus coberturas. Generalmente, por muy poco dinero extra, se obtienen notables beneficios adicionales.
En el caso de las cláusulas de incapacidad, se trata de incluir en una póliza una cláusula que establezca algún tipo de protección extra en caso de que la persona asegurada sufra un accidente o una enfermedad que le dejen en situación de incapacidad, sea temporal o permanente, parcial o total.
Estas cláusulas pueden complementar a un seguro de incapacidad laboral o también a un seguro de vida. En el caso de los seguros de incapacidad, lo más interesante es que gracias a ellas la persona asegurada puede diseñar su propio tipo de cobertura y decidir en qué situaciones y condiciones cobrará el beneficio que estipula el seguro. Si se añade a un seguro de vida, se puede utilizar para recibir un beneficio adicional o para ahorrarse el pago de las primas.
En ambos casos, la protección inicial que ofrece el seguro se mejora con una protección de ingresos para cuando la persona asegurada no puede acudir a su puesto de trabajo y con mejoras significativas en las prestaciones del seguro.
Y también en ambos casos hay que tener en cuenta que las aseguradoras pueden negarse a suscribir algunas cláusulas en casos en que la persona asegurada tenga, por ejemplo, un trabajo de alto riesgo o un estilo de vida peligroso. Estas situaciones también pueden dar lugar al encarecimiento de las primas.
Por último, hay que recordar que no todas las cláusulas de incapacidad son iguales, por lo que conviene entender muy bien qué tipos existen y cómo funciona cada una. Siempre es recomendable, además, consultar con un experto para que ofrezca la mayor cantidad de información posible.
Qué tipo de cláusula de incapacidad puedo elegir
A la hora de suscribir alguna cláusula relacionada con la incapacidad, lo primero es saber a qué tipo de seguro se le añade. En general, se hace sobre todo con los seguros de vida y los seguros de incapacidad laboral.
Seguros de vida. Con las pólizas de seguro de vida se pueden firmar cláusulas de dos tipos principales:
- Cláusula de pago de primas. Se trata de una cláusula en función de la cual, si la persona asegurada sufre una discapacidad, sea temporal o permanente, el seguro deja de cobrarle las primas mensuales. Es decir, mientras exista la discapacidad, la compañía se hace cargo del coste del seguro de vida. En los seguros temporales , esto significa que la aseguradora paga las primas. Pero en el caso de los seguros permanentes, además, se encarga de mantener las aportaciones al valor en efectivo .
Estas cláusulas, denominadas en inglés waiver of Premium riders, entran en funcionamiento pasado un tiempo de discapacidad, incluso seis meses. Después, se mantienen en activo durante el tiempo que dure la inhabilitación laboral o, en algunos casos, hasta los 60 años ó 65 años. En el caso de los seguros temporales, hasta su caducidad. - Cláusula de protección de ingresos. El otro tipo de cláusula frecuente es el de protección de ingresos, que entrega una cantidad mensual a la persona asegurada mientras está incapacitada para trabajar. De esta forma, se reponen los salarios que dejan de percibirse. Esa cantidad mensual suele ser un porcentaje del valor facial de la póliza, con lo que no siempre tiene suficiente entidad como para cubrir el salario mensual entero. Aun así, es una opción muy interesante.
Seguros de incapacidad laboral. Cuando se contrata un seguro de incapacidad laboral, se pueden incluir muchas cláusulas para adaptarlo a las necesidades de la persona asegurada. De esa forma, se diseña y personaliza el funcionamiento del seguro. Las principales son:
- Cláusula de ocupación propia: Es muy frecuente y una de las más solicitadas por las personas que contratan seguros de este tipo. Se trata de una cláusula que estipula que el beneficio se cobra si la discapacidad supone un impedimento para realizar la profesión propia. Por ejemplo, un cirujano que sufra un accidente que le impida operar cobraría el seguro, aunque la incapacidad le permita dedicarse a otro tipo de medicina.
- No cancelable: Esta cláusula garantiza que las primas no se van a encarecer en ningún momento.
- Incapacidad parcial: Si la persona asegurada sufre una incapacidad que no le impide trabajar pero sí le obliga a trabajar menos horas, esta cláusula le ofrece un dinero para suplir la cantidad que deja de percibir.
- Compra futura: Este tipo de cláusulas permiten a la persona asegurada aumentar su cobertura de discapacidad en el futuro sin tener que pasar por exámenes médicos. Resulta interesante para personas que sepan que su salario va a mejorar sustancialmente con el tiempo, porque necesitarán mayor cobertura para reemplazar a ese futuro salario en caso de discapacidad.
Como ves, las posibilidades son muchas y conviene tenerlas en cuenta, porque puedes mejorar notablemente las prestaciones de tu seguro de vida o de tu seguro de incapacidad laboral. Una cláusula de incapacidad, en cualquiera de sus variantes, puede hacer de tu seguro una herramienta mucho más potente a la hora de proteger tus condiciones de vida.