Es un problema mucho más frecuente de lo que puedas creer: fallece una persona con un seguro de vida en vigor y nadie sabe cómo cobrarlo porque nadie sabe dónde está la póliza o cómo demostrar su existencia.
Sin embargo, hay formas de encontrar esos documentos perdidos y acreditar ante la compañía de seguros que la póliza está en vigor y que hay beneficiarios con derecho a recibir la indemnización prevista.
En este artículo te vamos a explicar cómo buscar y ubicar correctamente una póliza de seguro extraviada. Sigue leyendo para saber qué hacer en un caso como este.
Póliza de seguro extraviada: Qué vas a encontrar en este artículo
Pólizas perdidas: ¿por qué se extravían?
Aunque pueda parecerte extraño, muchas personas pierden sus pólizas de seguro de vida. O, simplemente, mueren siendo las únicas que saben que ese seguro existe, con lo que los beneficiarios no saben que tienen derecho al beneficio por causa de muerte o tienen muchas dificultades para demostrar ese derecho y cobrar.
¿Te sorprende que esto suceda? Pues hay muchas razones para que sea así. La primera: es muy frecuente que una póliza de vida sea suscrita por una persona cuando está en la veintena o en la treintena, que es el momento más habitual para contratar un seguro. Después, empiezan a pasar años y décadas. El pago de las primas se automatiza y el asegurado se olvida de que esa póliza existe. Si muere a los 70 u 80 años, habrá pasado casi medio siglo desde la suscribió y es muy posible que no recuerde dónde están los documentos, si es que los conserva.
Puede ser también que, a lo largo de los años, esa persona se haya mudado una o varias veces, olvidando comunicar su nueva dirección a la compañía, que habrá seguido enviando sus cartas y otras comunicaciones a direcciones obsoletas, con lo que la familia no tiene ninguna pista.
También es muy habitual que el asegurado haya hecho cambios en el listado de beneficiarios .
A veces, los beneficiarios originales mueren y son reemplazados. O se hacen cambios por divorcios u otros motivos. Si esos cambios no se comunican, los nuevos beneficiarios no saben nada o tienen una información parcial.
Tampoco es raro el caso en que una persona tiene varias pólizas de vida, unas mayores, otras menores. Pueden ser el producto de una estrategia de escalonamiento o ‘laddering’, o simplemente una acumulación de productos hecha a medida que sus necesidades de cobertura crecían. No es raro en estos casos que las pólizas menores sean olvidadas y en ocasiones se quedan se cobrar.
Por fortuna, las compañías aseguradoras son muy colaboradoras y están dispuestas a ayudar a los beneficiarios. De hecho, la mayoría de ellas hace búsquedas periódicas para detectar fallecimientos entre sus asegurados y poner en marcha los procesos de pago de los beneficios. Sin embargo, siempre son los beneficiarios los que deben reclamar su dinero, y los plazos legales para hacerlo suelen oscilar entre uno y siete años, en función del estado.
Pasado ese tiempo, el proceso para cobrar puede ser legalmente muy complejo. En todo caso, es importante saber que la compañía no puede quedarse el beneficio. Pasado el plazo legal de reclamación, debe entregarlo a las autoridades estatales, que lo gestionarán como un bien no reclamado.
Por tanto, conviene apurar los plazos. Lo mejor es encontrar cuanto antes la póliza y reclamar la indemnización.
Cómo encontrar la póliza del seguro de vida extraviada
Hay muchas formas de buscar indicios de la existencia de una póliza de seguro de vida de la que no se tiene constancia documental porque los papeles se han extraviado. Las más habituales son estas:
- Reportes bancarios. Las pistas más evidentes suelen estar en el banco, donde se pagan las primas del seguro de vida. Si tienes acceso al estado de cuentas de la persona fallecida, busca esos pagos y podrás encontrar el nombre de la aseguradora y una pista sólida para reclamar el pago de la indemnización. De paso, sabrás si la póliza está en vigor, porque verás si las primas se han ido pagando regularmente.
- Busca online. Una forma eficaz de encontrar una póliza perdida es acudir a la buscador online de la NAIC, la Asociación Nacional de Comisiónes de Seguros. Con este servicio (https://eapps.naic.org/life-policy-locator/#/welcome) se pueden llevar a cabo búsquedas para localizar pólizas extraviadas o desconocidas.
- Busca en MIB. El grupo MIB dispone de una base de datos de solicitudes y cotizaciones de seguros de vida que se remonta a 1996. La utilizan las compañías de seguros para intercambiar información útil en los procesos de calificación. Quizá sea un buen lugar para encontrar lo que buscas.
- Revisa el correo. Es frecuente que las aseguradoras envíen a sus asegurados informes periódicos con el estado de sus cuentas de inversión (asociadas a los seguros de vida permanentes). O también envían publicidad, información sobre sus juntas de accionistas y otros informes. Esas cartas, a menudo olvidadas, pueden ser la clave para dar con la compañía que suscribió la póliza perdida.
- Habla con abogados, asesores, albaceas. Muchas personas no le cuentan a su familia lo que sí comparten con sus abogados o sus asesores fiscales. Si la persona que ha fallecido tenía un abogado, un asesor o si designó un albacea o un depositario para su testamento, intenta hablar con estas personas. Es probable que alguna sepa de la existencia de un seguro de vida que tú desconoces.
- Revisa otras pólizas. Si la persona fallecida ha dejado alguna póliza conocida, revisa bien la documentación que la acompaña. Es frecuente que incluya listados de otros productos similares que ya tenía el asegurado al contratarla. Por ahí puedes encontrar nuevas evidencias prácticas.
- Pregunta a tu estado. Los estados tienen programas que se encargan de gestionar los bienes sin propietario. Esas instituciones reciben los beneficios de pólizas de seguro de vida no cobradas y los gestionas hasta que aparecen los legítimos beneficiarios.
- Revisa las declaraciones de impuestos. En las declaraciones de impuestos pueden aparecer indicios de una póliza. Suelen hacerlo en forma de desgravaciones, así que presta atención sobre todo a las devoluciones de impuestos.
- Contacta con la empresa empleadora. Si el fallecido estaba trabajando –o si había estado trabajando- para una compañía que tuviera un seguro de vida grupal, puedes consultar con los responsables de esa firma para saber si esa póliza seguía en vigor o si fue transferida al asegurado en algún momento.
Una vez que tengas una pista clara, acude a la compañía de seguros. Pero no vayas con las manos vacías: acude con toda la información que puedas recopilar sobre la persona que ha muerto: nombre completo (incluso nombre de soltera y de casada, en el caso de las mujeres), número de la seguridad social, certificado de defunción y cualquier otro dato relevante). Con toda esa información, ya puedes reclamar que la compañía entregue las indemnizaciones a los beneficiarios.
Y recuerda que se puede reclamar aunque la póliza no estuviera en vigor. Podría darse el caso de que la póliza caducada conserve algo del valor en efectivo sin retirar, o algún otro tipo de beneficio acumulado, con lo que es un dinero que los herederos de la persona fallecida tienen derecho a recibir.
Consejos para evitar que la póliza de seguro se pierda
Por supuesto, la mejor forma para evitar estos problemas que detallamos es impedir que la póliza se pierda. Para eso, te ofrecemos algunos consejos que impedirán que fallezcas sin que los tuyos sepan que disponías de esa cobertura:
- Informa a los beneficiarios. Como vemos, uno de mayores errores que se pueden cometer al contratar un seguro de vida es no informar a los beneficiarios de su condición. Explícales que existe la póliza y que son beneficiarios de toda o de una parte de la indemnización.
- No dejes la póliza en un depósito seguro. Muchas personas creen que la mejor forma de custodiar una póliza es guardarla en un depósito seguro, en una caja de seguridad de un banco. Es un error, porque esas cajas no se pueden abrir hasta que el testamento y la herencia de la persona fallecida no están completamente legalizados. Ese proceso puede alargarse indefinidamente, así que la póliza permanecería en la caja sin poder ser tocada.
- Actualiza tu información en la aseguradora. Si cambias de residencia, no olvides informar a la compañía de tu nueva dirección. De esa forma, las cartas que te envía llegarán a su destino correctamente.
- Conserva la documentación. Además de conservar la póliza en un lugar conocido por tus personas cercanas, conserva también otros documentos que puedan aclarar cualquier duda: informes de la aseguradora, extractos bancarios y todo aquello que pueda ayudar en la identificación de tu póliza de seguro de vida.
Como ves, hay formas para evitar que una póliza de seguro se extravíe. Solo tienes que tomar unas precauciones elementales. Si aun así se pierde, es cuestión de seguir unos pasos concretos para encontrar la pista adecuada y recuperar la conexión con la aseguradora.