Estar rodeado de amigos y pasar momentos agradables te hace sentir feliz, pero los científicos aseguran que los beneficios van más allá: las amistades te ayudan a conservar las funciones mentales intactas y te alejan de la demencia.
Este hallazgo reciente reafirma lo que otras investigaciones encontraron sobre la importancia de tener buenos lazos sociales, cuyos beneficios se extienden a todas las edades.
El Programa "Super Aging" de la Universidad Northwestern, en EE.UU. estudia a un grupo raro de personas mayores de 80 años con una capacidad de memoria episódica tan buena como los adultos que son 20 o 30 años más jóvenes y que es superior a la de sus pares de la misma edad.
Para saber por qué se da ese fenómeno, más allá del estilo de vida de esas personas, 32 súper ancianos y 19 pares completaron un cuestionario sobre su bienestar psicológico, que se relaciona con las visiones subjetivas de uno mismo y de la vida.
Se observó que los súper ancianos tenían niveles más altos de relaciones sociales positivas que sus compañeros de la misma edad. Así, los investigadores encontraron que hay una relación importante entre la conservación de la memoria y la integración social, el propósito en la vida y las relaciones positivas con otros, que se caracterizan por el apoyo emocional y la cantidad de contactos sociales.
Estos factores sociales positivos también se han asociado con un menor riesgo de desarrollar Alzheimer, dijeron los investigadores.
“De manera sorprendente, parece que las relaciones sociales (amistades y familia) en sí mismas son importantes para el mantenimiento de la memoria” escribieron los científicos al publicar sus hallazgos en Plos One.
Más amigos, menos diabetes
Se ha demostrado que tener buenas relaciones de amistad lleva a reducir el estrés, la ansiedad y la depresión, además de alargar la vida, pero hay una relación sorprendente entre la amistad y la reducción del riesgo de padecer diabetes.
La investigación que relaciona la diabetes tipo 2 con la soledad fue llevada a cabo en 2017 por el Centro Médico de la Universidad de Maastricht, en Países Bajos.
Los científicos analizaron las relaciones sociales y la historia clínica de 2,861 adultos de entre 40 y 75 años. Y hallaron que de todos ellos, 1,623 tenían niveles de glucosa normales, 430 presentaban pre-diabetes, 111 tenían un diagnóstico reciente de diabetes tipo 2 y 697 personas tenían una diabetes tipo 2 de larga data.
Luego de analizar otros factores de riesgo, los investigadores observaron que la participación en grupos sociales tuvo un efecto protector frente a la diabetes, y la soledad o el aislamiento social significó un riesgo de un 60% mayor de tener pre-diabetes y hasta un 112% más de riesgo de padecer diabetes tipo 2.
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