Después de un buen gusto, un buen susto, refiere la sabiduría popular y ese refrán calza perfectamente con el malestar físico que se genera luego de una celebración en la que te excediste con la comida y el alcohol. Algunos combaten la resaca con una aspirina y otros con una cerveza. Pero, la verdad es que ninguna de estas medidas parece ser efectiva.
Según una investigación realizada en la Universidad de Boston, entre un 25% y un 30% de la población es inmune a las resacas, “población resistente” la llaman los científicos. Los síntomas clásicos que describen los expertos son: dolor de cabeza punzante, náuseas, cansancio, sed y mareo. Si la resaca es grave, estarás sudoroso, tus manos estarán temblorosas y tu pulso cardíaco, acelerado.
El alcohol es un poderoso diurético (pierdes la cuenta de las veces que orinas cuando tomas cerveza),y por esa razón beber suficiente agua antes, durante y después de una noche de fiesta, puede tener un efecto significativo y determinante en cómo te sentirás al día siguiente. Por eso es importante que tomes previsiones antes de que comience la celebración.
Probablemente te provoque un café porque crees que te ayudará a despertarte, pero todo lo que hace el café en una resaca es dejarte con el mismo malestar e intranquilo. Después de un inicial proyección de energía, la cafeína empeora la fatiga y las molestias estomacales.
La fructosa proporciona alivio en poco tiempo porque ayuda a eliminar el alcohol más rápido. Por ejemplo, un batido de banana o plátano en leche, hará que el dolor de cabeza desaparezca gracias a su alto contenido de potasio.
No es la primera bebida en la que piensas al despertarte, pero expertos aseguran que funciona: un vaso de agua caliente con limón y miel equilibra la pérdida de líquidos en el cuerpo y combate el dolor de cabeza. Tómala despacio y espera a que haga efecto.
En los países andinos suelen recomendar un caldo bien cargado, con base de costilla de res o pollo, papas y huevo. La grasa de los alimentos es propicia para que el alcohol se absorba más rápido. El huevo, en cambio, es un depurador que disolverá el alcohol gracias a la gran cantidad del aminoácido cisteína.
Un nuevo estudio, publicado en la revista Lancet, encontró que la creencia popular de que la raíz de jengibre podría aliviar las náuseas, vómitos provocados sobre todo por la cinetosis, o mareo por movimiento (un problema común por viajar en automóvil, avión, tren o barco), sería real. Prepara, entonces, una infusión con jengibre y recuéstate hasta que estés mejor.
Seguramente pensarás que nadie te tomará en serio si pides un vaso de leche después de haber tomado ginebra y otros tragos. La leche es rica en calcio y suele calmar la gastritis provocada por el alcohol. También contiene cisteína, un aminoácido que digiere el acetaldehído producido cuando el cuerpo trata de procesar el alcohol ingerido. Un yogur también sirve porque es rico en vitamina B5. Todo aporte de vitaminas y minerales es bienvenido.
El jugo de tomate (rico en azúcares simples) combate la hipoglucemia (bajada de azúcar) que conlleva la resaca, contribuye a hidratarte y contiene licopeno, un componente con múltiples beneficios, entre ellos el antiinflamatorio.
Por su alto contenido en vitamina C y fructosa ayuda al hígado a metabolizar el alcohol, ese es el gran aporte de la naranja durante una resaca. En todo caso, estás deshidratado y cuantos más líquidos bebas, mejor. Haz un esfuerzo por moverte y prepárate el mejor jugo de naranja posible.
Descansa siempre que te sea posible; la resaca suele desaparecer al cabo de 24 horas. Además, aunque al día siguiente de haber consumido una importante cantidad de alcohol no te sientas mal, piensa que los efectos de esta sustancia pueden disminuir tu capacidad de atención y concentración, por lo que podrías sufrir un accidente.
Fuentes consultadas
Biblioteca Nacional de Medicina
Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas
Fundación Nemours
Administración de Servicios de la Salud Mental y Abuso de Sustancias
