Nuestro esqueleto está formado por 206 huesos, que empiezan a desarrollarse antes del nacimiento. Este proceso se completa al llegar a los 20 años.
Durante la infancia y la adolescencia, el cuerpo agrega huesos nuevos más rápido de lo que elimina los antiguos.
Sin embargo, después de los 20 años, puedes perder huesos más rápido de lo que se producen.
Para tener huesos fuertes cuando se es joven, y prevenir la pérdida ósea en edades avanzadas, la Biblioteca Nacional de Medicina de EE.UU. aconseja consumir suficiente calcio y vitamina D, así como hacer ejercicio, evitar fumar y no beber alcohol o hacerlo con moderación.
Pero al llegar a la adultez, ya sea por el estilo de vida, complicaciones de salud o medicinas que se toman, pueden doler las caderas y las rodillas.
En algún momento, la mayoría de las personas tendrá alguno de estos dolores porque estas articulaciones grandes tienen una tarea difícil: deben soportar todo el peso de su cuerpo y, al mismo tiempo, permitir un amplio rango de movimiento.
El desgaste, las lesiones y la predisposición genética pueden contribuir al dolor de rodilla o cadera, informa la escuela de Medicina de la Universidad de Harvard, en EE.UU.
Cómo tratar estos dolores comunes
La primera línea de tratamiento para muchos problemas de rodilla y cadera incluye tomar analgésicos de venta libre. El paracetamol y los medicamentos antiinflamatorios no esteroideos (AINE) como el ibuprofeno y el naproxeno son las opciones más comunes.
Sin embargo, estos medicamentos tienen una variedad de efectos secundarios, por lo que es importante que analices tus riesgos personales de salud con tu médico cuando consideres el uso a largo plazo de estos fármacos para afecciones crónicas como la osteoartritis.
El acetaminofeno o paracetamol (Tylenol y otras marcas) generalmente es efectivo para el dolor leve y es fácil de digerir. Sin embargo, es tóxico para el hígado a altas dosis.
El máximo recomendado por día generalmente se establece en 4 gramos (4,000 ml), que es el equivalente a 8 píldoras de Tylenol extra fuertes. Pero esa dosis todavía puede causar problemas hepáticos en algunas personas.
Para estar seguro, apunta a consumir 3,000 miligramos o menos, y ten cuidado de mezclar productos múltiples que contengan acetaminofeno, como un analgésico y un medicamento para el resfriado o un narcótico recetado, aconsejan los expertos de salud de la Universidad de Harvard.
Recomendaciones oficiales sobre los analgésicos
La Administración de Drogas y Alimentos (FDA) ahora recomienda usar productos que no contengan más de 325 miligramos por píldora o cápsula (el equivalente a Tylenol regular en lugar del extra) de paracetamol para evitar dosis excesivas. No tomes paracetamol si bebes más de una cantidad moderada de alcohol regularmente, o si tienes una enfermedad hepática.
Por otro lado, están los antiinflamatorios no esteroides (NSAID por su sigla en inglés) como la aspirina, o el ibuprofeno (Advil, Motrin) y el naproxeno (Aleve, Anaprox) pueden ser más efectivos que el paracetamol para ciertas afecciones, ya que reducen la inflamación y alivian el dolor.
Pero estos medicamentos tienen efectos secundarios indeseados, el más común es la irritación estomacal. También pueden causar úlceras estomacales e intestinales, y derivar en hemorragias internas, y conllevan un mayor riesgo de ataque cardíaco, accidente cerebrovascular (ACV) e insuficiencia renal cuando se toman en dosis altas o durante largos períodos de tiempo.
Para evitar complicaciones, puedes pedirle a tu médico que te indique un inhibidor del ácido estomacal si tomas esta línea de analgésicos.
Tomar acetaminofeno (paracetamol) junto con un antiinflamatorio no esteroide puede proporcionar un alivio del dolor con dosis más bajas de ambos medicamentos, lo que minimiza los efectos secundarios. También puedes alternar entre los dos para reducir el riesgo de cualquier tipo de medicamento, aconsejan los especialistas.
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