La cronobiología, la ciencia que investiga la vida a partir de los ciclos circadianos, que son los ciclos temporales que vive el organismo y cada uno de sus órganos, a lo largo del día, también se ha encargado de estudiar cómo influyen las horas en la toma de los medicamentos y ha determinado cuál es el mejor momento para tomar una medicina.
Marta Garaulet, doctora en Farmacia, nutricionista, y máster en Salud Pública por la Universidad de Harvard, lo explica todo en su libro Los relojes de tu vida. “Son innumerables los cambios que se producen en nuestra fisiología a lo largo de las 24 horas que hay en un día.
Por eso hay que considerar tanto el metabolismo del fármaco como los ritmos circadianos del individuo y hacer que coincidan para conseguir una mayor eficacia en el tratamiento.
La experta asegura que son muchos los medicamentos que según la hora a la que se tomen aumentan o disminuyen sus efectos. Por eso recomienda que le preguntes siempre al médico o al farmacéutico cuál debe ser la hora exacta de administrar las pastillas necesarias para que obtengas un mejor resultado con algunas dolencias.
En la mañana o en la noche
Por ejemplo, la acidez se produce cuando el ácido del estómago regresa hacia el esófago y los ácidos gástricos generan sensación de ardor y malestar.
El tratamiento es muy importante porque con el transcurso del tiempo el reflujo puede dañar el tubo que transporta la comida de la boca hacia el estómago.
De acuerdo con médicos especialistas, las secreciones son de dos a tres veces más ácidas entre las 10 de la noche y las dos de la madrugada.
Por eso Garaulet recomienda tomar los medicamentos para tratar la acidez 30 minutos antes de la cena, de esa manera se garantiza la protección después de la comida como durante el período crítico que se presenta en la noche.
Las personas que sufren de alergias frecuentes deben evaluar a qué hora pueden tomar antihistamínicos porque el efecto puede variar considerablemente dependiendo de la hora en la que se administra.
Cuando se toman a las siete de la mañana permanecen activos durante 16 horas, mientras que si se ingieren a las siete de la tarde duran en sangre la mitad del tiempo (únicamente siete horas).
El mismo efecto sucede con la aspirina: cuando se toma a las siete de la mañana tiene un efecto mucho mayor sobre el dolor, ya que entonces permanece en sangre circulando durante 22 horas, mientras que si se toma a las siete de la tarde solamente circula 17 horas.
Con el asma también debes estar pendiente. El diámetro de los bronquios y bronquiolos es variable a lo largo del día. Por la noche su calibre es un poco menor, un 8% más estrecho.
En las personas que sufren asma se produce el mismo ciclo, pero las diferencias entre el día y la noche son mucho más pronunciadas.
En concreto el pico de mayor estrechamiento de las vías aéreas tiene lugar a las cuatro de la madrugada.
De hecho, los ataques son de 50 a 100 veces más frecuentes entre esta hora y las seis de la mañana.
Los tratamientos para el asma suelen incluir medicamentos que dilatan el bronquio (broncodilatadores) y antiinflamatorios.
Aunque estos fármacos son muy eficaces, tienen una vida media muy corta, lo que quiere decir que el beneficio de administrarlos por la noche no cubre todas las horas de la enfermedad, por ello se están investigando continuamente nuevos medicamentos.
Reloj biológico
Si sufres de diabetes también te conviene conocer la mejor hora para tu tratamiento. Sabes que para regular y controlar la enfermedad se utiliza insulina, una hormona que ayuda a que la glucosa entre a las células para suministrarles energía.
El reloj biológico de tu organismo, que se localiza en el cerebro —concretamente en el hipotálamo—, se regula mediante los cambios de luz y se sincroniza con el exterior atendiendo a si es de día o de noche.
En esta variación aparecen los llamados genes reloj que se activan o desactivan según la hora del día y dan lugar a proteínas que aceleran o frenan el reloj de tu cuerpo y que te ayudan a gestionar los medicamentos que vayas a tomar.
Así pues la insulina a las doce de la noche tiene un efecto sobre la bajada de azúcar en sangre mucho menor que si se pincha la misma dosis por la mañana. A las doce del mediodía es cuando tu tejido adiposo presenta una mayor sensibilidad a la acción de la insulina.
Para tratar la artritis reumatoide y la osteoartritis se utilizan medicamentos antiinflamatorios no esteroideos, como el ibuprofeno. Aunque el fármaco es el mismo, la hora de administración difiere según el tipo de artrosis.
La persona con artritis reumatoide debe utilizar un medicamento de liberación lenta por la tarde-noche para que persista por la mañana y le ayude a soportar el dolor.
Aquellos con osteoartritis deberán tomar el medicamento de cuatro a seis horas antes de sentir el máximo dolor, que suele producirse por la tarde y por la noche, lo que sitúa la hora idónea de la toma del medicamento en torno a las dos o tres de la tarde.
En el caso del colesterol, el momento más adecuado, según los especialistas, para tomar las estatinas –fármacos anticolesterol- es a última hora de la tarde, ya que la síntesis de colesterol se produce en horario nocturno, entre la medianoche y las cuatro de la madrugada.
De esta manera la efectividad de las estatinas será mayor si la tomas por la noche en lugar de por la mañana, cuando el colesterol ya se ha sintetizado.
Los niveles de la presión arterial se elevan a primera hora de la mañana –entre las 6 y las 12 horas-, disminuyen a partir de la tarde y alcanzan su nivel más bajo de madrugada.
No obstante, hay que tener en cuenta que en algunos casos no hay bajada de tensión por la noche, por lo que aunque los fármacos tienen una duración de 24 horas se recomienda tomar un antihipertensivo por la tarde para evitar posibles complicaciones.
Procura conversar con tu médico sobre los detalles de tu tratamiento y la hora más apropiada para tomarlos. Precisamente, no seguir las indicaciones de horarios, dosis y duración –la tendencia a dejar el tratamiento cuando los síntomas comienzan a remitir y creer que ya estás bien- son algunos de los errores más comunes que cometemos a la hora de medicarnos.