Las mujeres que amamantan a su hijo durante 6 meses o más tienen un riesgo menor de desarrollar la enfermedad de hígado graso no alcohólico (NAFLD) incluso años después, durante la mediana edad, según un estudio de científicos de la Escuela de Medicina de la Universidad de California en San Diego (UCSD) y Kaiser Permanente.
"La lactancia materna y sus beneficios para el niño han sido ampliamente estudiados durante años", dijo uno de los autores, el Dr. Veeral Ajmera, de la UCSD. "Sin embargo, este nuevo análisis muestra que amamantar a un niño también ofrece beneficios significativos para la salud de la madre, es decir, su protección contra el desarrollo de una enfermedad del hígado graso no alcohólico en la mediana edad" señaló.
La enfermedad del hígado graso no alcohólico (NAFLD, por su sigla en inglés) es una enfermedad en la que se acumula grasa en el hígado, pero esta acumulación no es causada por el consumo excesivo de alcohol.
El fuerte impacto de la lactancia materna
Ajmera y sus colegas utilizaron los datos recogidos sobre una muestra de 844 mujeres blancas y afroamericanas, que monitorearon cada 2 a 5 años por hasta 30 años. Las mujeres fueron evaluadas respecto de sus factores de riesgo al momento de la inscripción en 1985/86. Las que dieron a luz posteriormente informaron la duración de la lactancia materna por cada parto durante los siguientes 25 años.
Al final del estudio, las participantes se sometieron a una tomografía computarizada (TC) de su abdomen, lo que permitió a los investigadores observar los niveles de grasa hepática, un signo del hígado graso.
Según los hallazgos, recién publicados en Journal of Hepatology, las mujeres que amamantaron a uno o más niños durante más de 6 meses, tuvieron un menor riesgo de NAFLD en comparación con las que no amamantaron o amamantaron por menos de un mes. Además, las mujeres diagnosticadas con hígado graso 25 años después, tenían un índice de masa corporal más alto, mayor circunferencia de la cintura, triglicéridos más altos y colesterol HDL (bueno) más bajo en comparación con las mujeres sanas.
La importancia de este estudio se basa en demostrar que el impacto beneficioso de la duración de la lactancia es más amplio de lo que se pensaba, y que sin otras opciones de prevención actuales aparte de un estilo de vida saludable, amamantar puede representar un factor de riesgo modificable temprano para una enfermedad grave y crónica como el hígado graso.
Los investigadores recalcaron que se necesitan más estudios sobre la relación entre la prevención del hígado graso y el mecanismo detrás de la lactancia materna.
¿Qué tan frecuente es la enfermedad del hígado graso (NAFLD)?
La NAFLD sigue siendo la causa más común de enfermedad hepática crónica en Estados Unidos. Generalmente es asintomática hasta las etapas avanzadas de la enfermedad e incluye varios estadios de gravedad, siendo la esteatohepatitis no alcohólica (NASH) el tipo más agresivo.
Entre un 30 a 40% de los adultos en el país tienen NAFLD, y entre un 3 a 12% padecen de NASH, según informa el Instituto Nacional de la Diabetes y las Enfermedades Digestivas y Renales de EE.UU. (NIDDK).
La enfermedad del hígado graso es más frecuente en las personas que tienen ciertos problemas como la obesidad y la diabetes tipo 2.
¿Cómo se trata esta enfermedad? Los médicos recomiendan adelgazar para tratar la NAFLD y la NASH. La pérdida de peso puede reducir la grasa acumulada en el hígado, la inflamación y la fibrosis o cicatrización. Esto se puede lograr a través de una dieta y un plan de actividad física saludable.
Actualmente, no hay medicamentos aprobados para tratar la NAFLD y la NASH. Sin embargo, los investigadores están estudiando algunos fármacos que podrían mejorar estas enfermedades en el futuro, según informa el NIDDK.
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