Aunque es la principal causa de discapacidad en el mundo y puede ocurrirle a cualquier persona sin importar su edad, sexo o salud, la depresión nunca es una parte "normal" de la vida.
Se trata de un trastorno mental frecuente que afecta a más de 300 millones de personas en el mundo. Solo en EE.UU. afecta al 6.7% (más de 16 millones) de adultos cada año.
Se caracteriza por la presencia de sentimientos de culpa o falta de autoestima, tristeza, pérdida de interés o placer, trastornos de sueño y dificultades para concentrarse.
Sin embargo, un nuevo estudio encontró que también podría afectar nuestra memoria. La relación entre esta enfermedad y la capacidad de recordar no es novedosa. Los científicos ya han demostrado que la depresión y otros problemas de salud mental podrían afectar la memoria de una persona, pero a corto plazo.
En la nueva investigación de la Universidad de Sussex en Brighton, Reino Unido, un grupo de investigadores encontró vínculos entre los problemas de salud mental que un grupo de personas de 50 años experimentó durante su juventud y adultez temprana, y problemas de memoria.
Este nuevo estudio, que se publicó en British Journal of Psychiatry, es el primero en observar la relación a largo plazo entre la salud mental y la cognitiva.
Según la autora del trabajo, Darya Gaysina, "cuantos más episodios de depresión experimentan las personas en su edad adulta, mayor es el riesgo de deterioro cognitivo que tienen más adelante en la vida".
Y agregó "Este hallazgo resalta la importancia de una buena atención de la depresión para prevenir el desarrollo de problemas de salud mental con resultados negativos a largo plazo".
Según Mental Health America (MHA), aunque las personas con depresión "tienen una remisión completa del trastorno con un tratamiento efectivo, solo un 35% busca ayuda con profesionales de salud mental".
Dificultades para recordar
Para la investigación, los expertos trabajaron con datos de más de 9,300 personas estadounidenses nacidas en 1958. El material lo consiguieron gracias a las recopilaciones realizadas por el Estudio Nacional de Desarrollo Infantil (NCDS).
Hasta la fecha, el NCDS siguió a estas personas durante más de 60 años y registró información sobre la salud de cada una de ellas a la edad de 7, 11, 16, 23, 33, 42, 44, 46, 50 y 55.
Estos participantes informaron sus "síntomas afectivos o emocionales" a los 23, 33, 42 y 50 años y tomaron pruebas de memoria y otras funciones cognitivas, también cuando tenían 50 años.
Mediante pruebas de recuperación de palabras, los investigadores evaluaron en los voluntarios la memoria y fluidez verbal, la velocidad de procesamiento de la información y la precisión de ese procesamiento.
Según advirtieron los profesionales "la acumulación de síntomas afectivos a lo largo de tres décadas de la edad adulta (entre los 23 y los 50 años) se asoció con una función cognitiva más deficiente en la mediana edad".
Si bien experimentar un episodio único de depresión u otro trastorno del estado de ánimo no parece afectar la memoria de una persona en la mediana edad, los investigadores explicaron que pasar por la depresión y la ansiedad repetidamente durante la edad adulta, fue un buen predictor de una función cognitiva más deficiente a los 50 años.
"Sabíamos por investigaciones anteriores que los síntomas depresivos experimentados en la edad adulta media hasta la edad adulta tardía pueden predecir una disminución en la función cerebral, pero nos sorprendió ver cuán persistentes son los síntomas depresivos a lo largo de tres décadas de la adultez ", afirmó Amber John, otra de las autoras.
También señaló que estos resultados deberían ser una llamada de atención, en particular para los responsables de políticas gubernamentales y los proveedores de atención médica "Con la publicación de esta investigación, pedimos al gobierno que invierta en servicios de salud mental para ayudar a controlar y reducir el riesgo de episodios repetitivos de depresión y ansiedad".
Mientras tanto, para evitar que se desarrolle el problema, la experta recomendó algunas opciones:
- Mantener relaciones sólidas con amigos y familiares.
- Hacer ejercicio físico.
- Practicar la meditación consciente.
- Recurrir y consultar a los profesionales.
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