El deterioro cognitivo es un sello distintivo del envejecimiento, no porque sea una consecuencia inevitable, sino por su gran incidencia. Se estima que del 1 al 3% de los adultos mayores sufre demencia cada año.
Otros factores que pueden favorecer la aparición de esta condición son la falta de ejercicio, los efectos secundarios de ciertos medicamentos, problemas de salud y una dieta poco saludable. Concentrándose en este último aspecto, investigadores de la Universidad de Delaware, en EE. UU., encontraron que el consumo diario de dos tazas de jugo de cereza mejoraría la función cognitiva.
Cuando hablamos de salud cognitiva, nos referimos a la capacidad para pensar, recordar, aprender y actuar con claridad. Ciertos síntomas indican que existen problemas en esta función, como los olvidos constantes de eventos importantes o de donde se dejan cosas, dificultades para mantener un hilo de pensamiento o conversación, problemas para ubicarse, incluso rodeado de amigos y familiares, o sufrir tendencias impulsivas.
Esto, a su vez, puede desencadenar en depresión, ansiedad e irritabilidad o apatía. Actualmente se desconoce por qué sucede este problema, aunque la evidencia disponible lo asocia a la aparición de cambios cerebrales característicos del Alzheimer, como la acumulación de ciertas proteínas, como las beta amiloide o los cuerpos de Lewy. También puede deberse a una reducción del hipocampo, zona del cerebro ligada a la memoria, o al agrandamiento de espacios cerebrales llenos de líquidos, conocidos como ventrículos.
Para prevenir el deterioro cognitivo, el Instituto Nacional sobre el Envejecimiento (NIA) recomienda mantenerse activo física y mentalmente, y seguir una dieta saludable. Esta incluye alimentos propios de las dietas mediterráneas o DASH, es decir, muchas frutas, vegetales (especialmente de hoja verde), legumbres, granos integrales, productos lácteos bajos en grasa, huevos, pollo, pescado, carnes magras y frutos secos, principalmente almendras y nueces.
Sin embargo, la nueva investigación del profesor Sheau Ching Chai encontró otro alimento que deberíamos tener en cuenta: las cerezas. Junto a su equipo decidió estudiar estos frutos debido a su rica concentración de flavonoides, un tipo de polifenol que ofrece importantes propiedades antioxidantes, y que los investigadores creen que podría protegernos contra el deterioro cognitivo. Sus hallazgos se publicaron en Food & Function.
Dos tazas
Chai analizó a 37 voluntarios de entre 65 y 80 años que tenían una función cognitiva normal. Los participantes no tomaron ningún medicamento que pudiera afectar la función cerebral, ni tenían antecedentes de afecciones médicas, como cáncer, enfermedades cardíacas, derrames cerebrales, diabetes o lesiones cerebrales traumáticas.
Los investigadores dividieron a los pacientes en dos grupos, uno de 20, que consumió durante 12 semanas 2 tazas de jugo de cereza a diario, y otro de 17, que tomó una bebida placebo. Esta combinaba sabor, color y azúcar para que los participantes no supieran que estaban bebiendo, pero no contenía ningún rastro de cereza.
Tras finalizar el período de evaluación, Chai se encontró con los siguientes resultados en el grupo que bebió las 2 tazas de cerezas:
- 5% de aumento en la satisfacción subjetiva con la memoria.
- 3% de mejora en la atención visual sostenida.
- 4% de reducción en el tiempo de movimiento.
- 23% de reducción en errores en la memoria visual episódica.
- 18% de reducción de errores durante las tareas de trabajo de memoria espacial.
Los expertos creen que los efectos beneficiosos de las cerezas pueden estar relacionados con "los compuestos bioactivos que poseen, que incluyen polifenoles, antocianinas y melanina". Otra opción es que sus nutrientes reduzcan factores de riesgo para el deterioro cognitivo, como la presión arterial.
Aunque el estudio tuvo resultados impactantes que indicarían un posible efecto beneficioso del jugo de cereza, los autores advirtieron que fue muy pequeño.
Sin embargo, Chai señaló que "la función cognitiva es un aspecto clave de la independencia y la calidad de vida entre los adultos mayores", por lo tanto, buscarán repetir su investigación con una muestra más grande con el objetivo de comprender los mecanismos detrás de esta asociación.
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