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Los mejores mitos y leyendas sobre la salud
Por HolaDoctor
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Entre chismes y verdades
Existen en el mundo un sinfín de historias y cuentos para cuidar tu salud que ya ni sabes si creer o reírte, ¿te ha pasado? Leyendas sobre si al tragar un chicle, éste estará en tu estómago por siete años, comer pescado te hará más listo, o salir a la calle con el cabello mojado es malo retumban en tu mente y en la de otros.
Estás preparándote un delicioso emparedado, de repente le quitas la corteza a tu pan y tu madre te regaña. “¡No se lo quites, tiene vitaminas” –te dice-. Entre si es verdad o es mentira decides comerte la corteza sólo para evitar hacer enojar a tu mamá.
A menos que se trate de un pan integral esto sería verdad. Un estudio efectuado en Alemania en 2002 reveló que el proceso de horneado produce un tipo de antioxidante que sirve para prevenir el cáncer y es ocho veces más abundante en la corteza del migajón. Si vas a comer pan se recomienda que sea integral.
Son las ocho de la noche y aún sigues en casa. A esa hora tenías que verte con tus mejores amigos, pero mientras tomabas la ducha te distrajiste y ya ni tiempo te dio para secarte bien el cabello. Justo cuando abres la puerta para salir escuchas el grito de tu abuela a reventar: “si sales con el pelo mojado te dará gripe”.
Para salir de esta duda investigadores del Centro de la Gripe Común de Cardiff, Reino Unido inocularon a personas con el virus de la gripe y luego mojaron a la mitad de ellos. Ninguno mostró signos de mayor enfermedad por ello. En conclusión, salir a la intemperie con cabello mojado no afecta a tu sistema inmunológico.
Eres todavía una niño y juegas con tus amigos a hacer muecas y gestos extraños. De repente se les ocurre torcer la mirada cuando sientes el regaño de una adulto: “niños, no hagan así los ojos o se quedarán bizcos”. Ante la llamada de atención, vives atormentado todo el resto de tu vida y ni de broma vuelves a hacerlo.
De acuerdo con Walker Motley, profesor asistente de oftalmología de la Escuela de Medicina de la Universidad de Cincinnati, hacer esto o “poner en blanco los ojos” no tiene ningún efecto perjudicial.
Dicen algunas mamás “sabelotodo” que cuando tienes gripe lo mejor es comer, pero cuando la fiebre te acecha, lo ideal es dejar de hacerlo. Ante esto Jim Sears, pediatra certificado de California, sugiere que en ambos casos lo mejor es comer y tomar muchos líquidos.
Si nunca escuchaste la leyenda: “si te tragas una goma de mascar se te quedará en el estómago por siete años” no tuviste infancia. Sobre esto, David Pollack, médico del Children´s Hospital of Philadelphia Care explica que aunque no se digiere tan fácil, el chicle al final sale del tracto intestinal al cabo de unos días.
Nunca falta quien dice que comer una manzana diaria hará que tengas una vida sana. Aunque no está tan alejado de la verdad, en este caso, si lo que buscas es vivir saludable lo mejor son los arándanos, ya que son una fuente rica de nutrientes, como antioxidantes y fibras, según la Biblioteca Nacional de Medicina.
Cuando el hipo te domina lo único que quieres es que se vaya a como dé lugar. Puedes tomar agua de cabeza, aguantar la respiración o tomar agua mientras aguantas la respiración y ni así se quita. Pero lo que es infalible, según el dominio público, es buscar un buen susto.
La mayoría de estos remedios caseros no han sido comprobados clínicamente como soluciones efectivas para el hipo. Aunque un buen susto podría ayudarte a quitarte cualquier complicación respiratoria inmediata no es la mejor solución.
Un truco publicado en 1971 en The England Journal of Medicine podría ser la solución a tus dilemas con el hipo. Éste consiste en tragarse una cucharada de azúcar blanda. Según un estudio de la misma publicación, esa táctica resultó ser el fin del hipo en 19 de cada 20 pacientes afectados.
Tienes examen mañana y estás preocupado por que a pesar de tu esfuerzo las matemáticas siguen siendo tu verdugo. En ese momento escuchas que alguien en la televisión dice que comer pescado te hace inteligente. No lo dudas y sales a asaltar la pescadería más cercana.
Comer pescado sí te hace inteligente, sobre todo a los niños. Según Scott W. Cohen, autor del libro “Una guía de sentido común para su bebé en el primer año”, apunta que pescados, como el salmón, son ricos en omega-3 y docosacahexaeonico, bueno para el desarrollo cerebral, agudeza visual y para la comprensión.
Estás en familia disfrutando del sol. Acabas de comerte unos deliciosos mariscos, cuando sientes una ganas desenfrenadas de sumergirte en la alberca. No lo piensas dos veces y vas corriendo a aventarte uno de tus clavados olímpicos. “No lo hagas” –te grita tu esposa- ,“no se puede nadar hasta una hora después de comer”.
Antiguamente se pensaba que al comer, más sangre se iba al sistema digestivo que a los músculos, lo que incrementaba las posibilidades de tener calambres, pero eso no sucede. Lo único que pasa, según Sears, es una reducción de energía, pero eso no elimina las destrezas acuáticas.
Unas de las cosas que muchos niños odiaron de su infancia son los famosos suplementos multi vitamínicos. Cómo no olvidar el aceite de hígado de balacao por la mañana y por las tardes. Tu mamá no tenía la culpa, después de todo, ella quería lo mejor para ti.
Con mal sabor, pero cierto
Los niños que sólo se alimentan con leche materna durante el primer año de vida necesitan recibir un suplemento de vitamina D, según Scott W. Cohen. Lo que es un hecho, es que todos los nutrientes se encuentran en una dieta balanceada y abundante en frutas, verduras y semillas.
A cuántos de nosotros no nos dieron un vaso de leche caliente y el beso de buenas noches para conciliar el sueño. Según Michael Breus, un psicólogo de Arizona, la leche contiene pequeñas cantidades de triptófano, el cual ayuda a provocar el sueño. En el caso de los niños, esto funciona por su efecto placebo.