De intenso color rojo, dulce y ácida a la vez, la fresa es una de las frutas más apetecibles y exquisitas para deleitar el paladar. Además de ser muy popular en la repostería para la elaboración de mermeladas, jaleas y helados, es una excelente fuente de antioxidantes, vitaminas, y bondades saludables. Aquí te las presentamos.
Todo un símbolo
También llamadas frutillas, son plantas pertenecientes a la familia Rosacea. Según diferentes encuestas y estimaciones, es la quinta fruta fresca más consumida en EE. UU. Antiguamente era un símbolo de la diosa romana del amor, Venus, por su color pasional y su forma de corazón. Solía usarse para aliviar los síntomas de melancolía, desmayos, inflamaciones, fiebres, infecciones y mal aliento.
Cómo consumirla
Además de deliciosa, esta fruta es muy versátil, dado que puedes comerla al natural, en mermeladas, aderezos, licuados, jaleas, helados e incluso mezcladas con azúcar o vino. Existen regiones donde también se aprovechan sus hojas para preparar ensaladas, aunque esta práctica se volvió menos frecuente.
Ricas propiedades
Las fresas son ricas en antocianinas, potentes antioxidantes que le confieren su color rojo distintivo. Estas pequeñas frutas también son ricas en vitamina C, ácido fólico y minerales como hierro, calcio, yodo, fósforo, magnesio y potasio. Este coctel de compuestos nutritivos le permite ofrecer muchos beneficios saludables. A continuación, te los presentamos:
Comer tres o más porciones de fresas a la semana sería una deliciosa manera de cuidar tu corazón. Las investigaciones señalan que esto se debería a que tienen altos niveles de antioxidantes saludables, como antocianina, ácido elágico, flavonoides, catequina y kaempferol, que ayudarían a reducir la producción de colesterol "malo", reduciendo así el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
En materia cardiovascular, las fresas también serían prácticas opciones para disminuir el riesgo de derrames cerebrales. Se cree que esto se debe a que sus compuestos antioxidantes también poseen propiedades antiinflamatorias y previenen la formación de coágulos sanguíneos.
El gran poder antioxidante de las fresas se debe a su alto aporte de vitamina C y compuestos fenólicos, como los flavonoides. Algunos estudios encontraron que sería la fruta con mayor acción antioxidante, seguida por las ciruelas, las naranjas y las uvas. Su consumo regular mejoría la calidad de la sangre y la resistencia de los glóbulos rojos, neutralizando así, el daño de los radicales libres.
Sus antioxidantes, vitamina C, antocianinas, quercetina, kaempferol y ácido fólico, también funcionarían combatiendo el cáncer y el desarrollo tumoral. Si bien los expertos señalan que aún son necesarios más trabajos que prueben este vínculo, ya que la mayoría de la evidencia proviene de estudios en animales, los resultados fueron positivos frente al cáncer de esófago, colorrectal y de piel.
La fresa sería un excelente complemento de la dieta para prevenir o controlar la diabetes. Según los especialistas, sus compuestos polifenólicos serían los responsables de demorar la absorción de azúcares en el tracto digestivo y desacelerar la respuesta de la glucosa sanguínea, evitando así los caídas o picos de azúcar.
Las fresas resultarían útiles para prevenir condiciones como la gota o la artritis. Según la investigación clínica, esto sería posible gracias a su abundante calidad de antioxidantes y desintoxicantes, que previenen la degeneración muscular, estimulan la lubricación articular y evitan la acumulación de sustancias tóxicas, como el ácido úrico.
Estos beneficios también podrían ayudar a prevenir la aparición de la enfermedad de Parkinson. Según los científico, el alto contenido de flavonoides, en concreto las antocianinas, es lo que evitaría la rigidez en las articulaciones, los temblores constantes, y los problemas de equilibrio y coordinación.
La fisetina, un tipo de flavonoide que se encuentra en las fresas, sería una potente opción terapéutica para evitar la pérdida de memoria y proteger a las neuronas de los efectos del envejecimiento. Este compuesto, explican los investigadores, estimularía la conexión entre neuronas, lo que resulta útil para conservar la memoria en buenas condiciones.
Las fresas están llenas de vitaminas y minerales, su aporte calórico es muy bajo, y ofrecen una importante cantidad de fibra. Esta combinación ayuda a regular los procesos digestivo y favorece una sensación de saciedad. A esta cualidad se suma su alto poder diurético que actúa como depurativo del organismo para eliminar toxinas y evitar la acumulación de líquidos.
La fresa contiene altas concentraciones de vitamina C y antioxidantes, por lo que es ideal para quienes desean lucir una piel luminosa y sin arrugas. El ácido elágico presente en las fresas mejoraría la elasticidad de la piel y retrasaría la aparición de los signos del envejecimiento, como las arrugas y la flacidez.