Qué producto debes usar según tu tipo de piel

Existen muchos tipos de piel, que a su vez están influenciados por distintos factores: alimenticios, regionales y genéticos. Si bien existen medicamentos generales para combatir las afecciones cutáneas más comunes, ciertas opciones se destacan para cada problema en concreto. Aquí te mostramos cada uno y te explicamos cómo funcionan:

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Problemas de acné o grasa

El acné es un trastorno de la piel que surge cuando los folículos pilosos son obstruidos por grasa y células muertas. Es una afección muy común durante la adolescencia. La piel grasa se caracteriza por su grosor, aspecto opaco y poros dilatados, que generalmente se debe a un exceso de una sustancia grasa llamada sebo.

Con qué tratarlos

Puedes recurrir al ácido salicílico, ya sea en forma de almohadillas, cremas, lociones o geles. Este se encarga de reducir la hinchazón y el enrojecimiento, además abre los poros, evitando la obstrucción de la piel que favorece la aparición de acné o espinillas. Si el problema es la piel grasa puedes optar por beta hidroxiácido, un exfoliante que reduce la presencia de aceite en la piel.

Envejecimiento de la piel

Ya sea por el paso del tiempo o por malos hábitos, a partir de los 25 años la piel comienza a envejecer. Los señales más comunes que indican que este proceso ya comenzó son las líneas o arrugas, además de la pérdida de volumen y elasticidad de la piel.
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Envejecimiento de la piel
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Con qué tratarlo

Un estudio encontró que aplicar Retinol al 0,4% (una crema derivada de la vitamina A) mostró efectos antienvejecimiento al mejorar el mantenimiento de dos capas de la piel (epidermis y dermis), estimulando la producción de muchos compuestos beneficiosos, como queratinocitos y células endoteliales.

Piel seca

Esta afección, llamada xerosis, se define por la sensación de quienes la padecen. En estos casos la piel suele encontrarse tensa, pálida y agrietada. Los motivos van desde una mala hidratación, un ambiente seco, no lavarse las manos con frecuencia o sufrir alteraciones en la capa hidrolipídica que protege la piel (conformada por agua y sebo).

Con qué tratarla

Los expertos recomiendan utilizar ácidos alfa hidroxi, capaces de estimular la producción de colágeno y elastina de la piel, además de remover las células muertas. También puedes optar por utilizar miel, que posee propiedades antimicrobianas y ayuda a reforzar la epidermis. Trascurridos de 10 a 15 minutos, la puedes retirar con abundante agua.
Con qué tratarla
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Piel mixta

Este caso surge por alteraciones en la susceptibilidad de la piel dependiendo las zonas del rostro. Las áreas con mayor presencia grasa suelen ser la frente, nariz y mentón, lo que se conoce como zona T. El resto de la piel puede variar entre un estado normal o seco.
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Con qué tratarla

Es difícil encontrar un producto que no reseque la piel y no obstruya los poros, pero no imposible. Una opción para enfrentar esta afección es utilizando ácido hialurónico, debido a que puede hidratar la piel y suavizar las líneas más finas, sin llegar a una sensación grasa. Este tratamiento suele aplicarse con inyecciones, por ello, debe ser realizado por un profesional capacitado.

Hiperpigmentación

Esto sucede cuando en ciertas áreas de nuestra piel (generalmente en la cara y las manos) se produce una sobreproducción de melanina (pigmento oscuro que permite la coloración de la piel, ojos y cabello) que causa manchas. Esta afección no produce daño alguno y generalmente se produce tras un embarazo, exposición excesiva al sol o traumatismo.

Con qué tratarla

Puedes recurrir a la hidroquinona, una especie de polvo que reduce la cantidad de melanocitos (productores de melanina). Los expertos advierten que no debe utilizarse este producto para "decolorar la piel" o esperar que la hiperpigmentación desaparezca, sino para prevenir futuros casos. Otra opción es el aceite de árbol de té, que se consigue en forma de crema o limpiador.

Con qué tratarla
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Precauciones

Recuerda que estos productos y fármacos están basados en ensayos clínicos generales, pero, cada piel es distinta. Por ello, antes de recurrir a cualquiera de estas opciones consulta con un médico para saber si son compatibles con tu piel y no existen riesgos de efectos secundarios.

Fuentes consultadas:

Biblioteca Nacional de Medicina de EE. UU., Clínica Mayo, Greatist, Instituto Nacional de Artritis y Enfermedades Musculoesqueléticas y de la Piel.
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