Casi un tercio de los estudiantes universitarios de primer año han pensado en el suicidio, según un estudio que se llevó a cabo en ocho países, y la identidad o sentimientos no heterosexuales son los mayores riesgos para este tipo de pensamiento o comportamiento.
Tener una religión diferente al cristianismo, ser mujer, tener padres solteros o al menos un padre fallecido y tener 20 años o más también son factores de riesgo importantes, aunque ser una minoría sexual conlleva un riesgo mayor de pasar de pensamientos suicidas a planes e intentos concretos, según informaron los investigadores.
"Es importante destacar que el riesgo potencial sigue siendo modesto", dijo el autor principal del estudio, Philippe Mortier, investigador de neurociencia en la Universidad de Lovaina en Bélgica.
"Cuando consideramos intentos de suicidio (con una prevalencia de por vida de 4.3 por ciento), es importante tener en cuenta que la mayoría de los estudiantes que luchan con temas de orientación sexual no desarrollarán la idea de suicidio de manera tajante", dijo el experto.
Sin embargo, estos resultados sugieren que el primer año de la universidad podría ser un momento crucial para evaluar el riesgo de suicidio entre todos los estudiantes que ingresan e intervenir oportunamente y de manera apropiada, escribió el equipo del estudio en el Journal of the American Academy of Child and Adolescent Psychiatry.
"Por lo tanto, es importante que los estudios futuros tomen en cuenta una mayor cantidad de factores de riesgo y protección adicionales para diferenciar mejor qué estudiantes particulares en grupos de alto riesgo continuarán y cometerán intentos y eventualmente suicidio", agregó Mortier.
A nivel mundial, el suicidio fue la segunda causa de muerte entre las personas de 15 a 29 años en 2015, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El equipo de estudio analizó los datos del Proyecto Universitario Internacional de Encuestas de Salud Mental de la OMS, que incluye respuestas de un total de 13.984 estudiantes universitarios de primer año en siete instituciones privadas y 12 públicas en Australia, Bélgica, Alemania, México, Irlanda del Norte y Sudáfrica, España y los Estados Unidos,
Aunque la prevalencia de vida del pensamiento o comportamiento suicida varió según el país, desde 15 por ciento a casi 45 por ciento, la edad de inicio y la persistencia de tendencias suicidas, así como los factores de riesgo, fueron muy similares entre todos los adolescentes tardíos, señalan los autores.
En general, la mitad de los participantes tenían 19 años o menos, y el 32,7 por ciento informó haber pensado alguna vez en quitarse la vida.
Un subconjunto del 17.5 por ciento había hecho planes sobre cómo cometer suicidio y el 4.3 por ciento había hecho un intento real. Tres cuartas partes de estos estudiantes informaron haber tenido pensamientos suicidas antes de los 16 años.
Más de la mitad (53 por ciento) de los que lo habían pensado hizo la transición a un plan suicida. Aproximadamente el 22 por ciento de los que hicieron un plan hizo la transición para hacer un intento de suicidio.
Minorías sexuales
El equipo de estudio descubrió que las minorías sexuales, como las estudiantes lesbianas, gays, bisexuales y transgénero (LGBT) tenían cuatro u ocho veces más riesgo que otros de pensamientos y conductas suicidas.
Los estudiantes heterosexuales con experiencia de relaciones homosexuales tenían un riesgo de tres a cuatro veces mayor, mientras que los estudiantes heterosexuales con atracción hacia personas del mismo sexo tenían aproximadamente el doble de riesgo.
Otros factores como la religión no cristiana, la edad y las características de los padres aumentaron el riesgo en alrededor de dos veces o menos.
La orientación sexual también aumentó la probabilidad de pasar del pensamiento suicida a planes o intentos por hasta tres veces.
"A algunas personas les preocupa que estos datos puedan estigmatizar a las minorías sexuales", dijo Jacqueline Pistorello, psicóloga clínica e investigadora de los servicios de asesoramiento de Reno de la Universidad de Nevada, que no participó en el estudio.
"Los suicidios tiene múltiples caminos. Debemos enfocarnos en cuáles son las habilidades que necesitamos dar a estos niños para mantenerlos con vida", dijo.
Entre las limitaciones del estudio están las bajas tasas de respuesta en algunos países, y el hecho de que los participantes podrían no ser tan comunicativos sobre el pensamiento suicida en una encuesta en línea como en una entrevista con otra persona, señalan los autores.
Además, el estudio destaca las asociaciones, pero no puede demostrar que ciertos factores de riesgo causen directamente pensamientos o tendencias suicidas.
"Tal vez este estudio capte la atención de un administrador universitario que verá el problema del suicidio no solo en su escuela, sino que se extenderá y puede elevar su nivel de conciencia", dijo Victor Schwartz, director médico de la Fundación JED en Nueva York. York, que apunta a la salud mental de los adultos jóvenes, que no estuvo involucrado en la investigación actual.
Estigmas y prejuicios
En Estados Unidos con autopsias psicológicas se han reconstruido las preferencias sexuales de algunos suicidas.
Esos datos, suponiendo que las personas homosexuales constituyen el 3% o 4% de la población, muestran una proporción de suicidas gays tres veces superior a la de heterosexuales.
Un trabajo realizado en Dinamarca reveló que, para las parejas homosexuales registradas como hogar, la probabilidad de morir por suicidio puede cuadruplicar el promedio. El mayor riesgo se concentra entre los gays, ocho veces más propensos a suicidarse. Las parejas de lesbianas casi no difieren del resto.
En varios países se ha observado un vínculo entre homosexualidad y tentativas de suicidio. Encuestas a adolescentes estadounidenses han mostrado que la incidencia de intentos de suicidio entre LGB es hasta siete veces superior a la del resto.
Además, la orientación sexual predice mejor las tentativas de hombres que de mujeres.
Un meta análisis de estudios internacionales con jóvenes llega a la misma conclusión.
Para adultos, persiste el fenómeno: en marcado contraste con la población heterosexual norteamericana, en la que los intentos de suicidio femeninos son tres veces superiores a los masculinos, los de gays son más frecuentes que los de lesbianas.
En Colombia, donde por cada mujer que se suicida lo hacen cuatro hombres, la participación de los gays en el total podría ser mayor.
En general, la propensión al suicidio se asocia con desórdenes mentales, algo que también se observa en los gays. La elevada frecuencia de intentos de suicidio homosexual se da con depresión, ansiedad y consumo de sustancias, y esa asociación es más marcada en hombres que en mujeres.
Hay acuerdo en que parte de la explicación de los desajustes mentales y las tendencias suicidas tiene que ver con los prejuicios, el estigma y la discriminación, pero no se sabe si tiene más peso el rechazo familiar, el de los compañeros, el social o el institucional.
Cultura heterocéntrica
Investigadores han hallado que en Estados Unidos el suicidio entre jóvenes adolescentes lesbianas, gay , bisexuales, transgénero, queer y aquellos que no están seguros de su sexualidad (LGBTQQ) es comparativamente más alto que entre la población general, principalmente debido a la cultura heterocéntrica y la homofobia institucionalizada.
La depresión, el sentimiento de soledad, de incomprensión y el uso de drogas entre la población LGBT de Estados Unidos han aumentado significativamente tras la aprobación de leyes en algunos estados del país que discriminan a homosexuales.
Aproximadamente el 25% de estudiantes y empleados universitarios lesbianas, gays y bisexuales han sido acosados debido a su orientación sexual, así como un tercio de aquellos que se identifican como transgénero, de acuerdo al estudio mencionado en el Chronicle of Higher Education.
En España también se da la homofobia en las aulas, con el peligro de suicidio que conlleva. En un estudio realizado por la federación COLEGAS entre 30.000 estudiantes andaluces de ESO y Universidad, el «81% consideran que, si un integrante de su clase se definiera en público como gay, lesbiana, bisexual o transexual, sería discriminado».
Estudios recientes
Estudios más recientes han puesto en duda que la discriminación sea causa de suicidios. La principal razón es que en países donde la homofobia es algo marginal, como en los países escandinavos y Holanda, la tasa de depresión y suicidios en minorías sexuales es similar al resto de países.
Se ha constatado que los transexuales que se someten al llamado "cambio de sexo" empeoran su salud mental.
Homofobia institucionalizada e internalizada
La homofobia institucionalizada e internalizada también puede llevar a los jóvenes LGBT a no aceptarse y tener conflictos internos profundos sobre su orientación sexual.
Los jóvenes LGBT también son expulsados del seno familiar con relativa frecuencia a una edad temprana, tras salir del armario.
La homofobia, independientemente de cómo se haya llegado a ella, puede ser el origen del acoso escolar. Como se vio en los suicidios de nueve jóvenes LGBTQ ocurridos en septiembre de 2010 en Estados Unidos, el acoso grave puede llevar al suicidio.
El acoso no tiene porqué ser físico, si no que puede ser emocional, viral, sexual o racial. El acoso físico suele consistir en patadas o puñetazos, mientras que el «acoso emocional» consiste en insultos, creación de rumores y otros tipos de abuso verbal.