Cuando una persona obtiene su seguro de salud, siempre deberá averiguar cuáles son los límites de cobertura ¿Qué cubre realmente y qué no? ¿Están cubiertos todos los posibles problemas médicos? ¿Incluye los gastos dentales? ¿Y el oftalmólogo? ¿Cuál es el deducible? ¿Cuántos copagos tiene? Las respuestas a estas preguntas son los motivos para contratar un seguro de salud complementario.
Los seguros de salud por lo general no dan cobertura en cualquier circunstancia. De hecho, tienen fuertes limitaciones. Para lograr una protección más completa, es necesario que las personas recurran muchas veces a los seguros suplementarios.
En este artículo te explicamos cuáles son los principales tipos de seguros suplementarios y para qué te pueden servir. Sigue leyendo y elige una protección más completa.
Tipos de seguros complementarios: Qué vas a encontrar en este artículo
Qué son los seguros complementarios
Para cubrir las limitaciones que tiene un seguro médico convencional (ACA), es posible contratar los denominados seguros de salud complementarios o suplementarios, también denominados ‘ancillary’en inglés.
Estos seguros suplementarios constan de pólizas especializadas en determinadas coberturas. Por ejemplo, el seguro dental, que sirve para ofrecer servicios médicos dentales no cubiertos por los seguros de salud convencionales. Por ejemplo, tratamientos de ortodoncia, o cirugías maxilofaciales complejas. Contratando un seguro dental, se dispone del dinero suficiente para hacer frente a los costos de esos tratamientos sin tener que recurrir a ahorros o contraer una deuda.
Estos seguros suplementarios suelen tener precios relativamente bajos, con lo que no suponen un gasto desmesurado y, a cambio, se ahorra dinero. Ten en cuenta que un seguro de salud normal puede costar varios miles de dólares extra cada año. Este dinero se va en los denominados deducibles, los copagos y los ‘out of pocket’ o conceptos que el usuario paga de su bolsillo.
Los seguros suplementarios, además, pueden incluir a varios miembros de la familia, de modo que ayuda a cubrir posibles problemas de niños u otros integrantes del hogar que puedan tener algún trastorno médico.
Algo importante para tener en cuenta es que no es necesario tener un seguro médico para contratar un seguro complementario. También se pueden contratar varios de estos seguros. Por ejemplo, si hay niños, los padres deberían optar por un seguro dental, pero también es posible que te resulte necesario el seguro oftalmológico, especialmente si en la familia es frecuente tener problemas de visión. Cuanta más protección puedas reunir, más protegidos estarán sus seres queridos.
Tipos de seguros suplementarios
El catálogo de seguros suplementarios es muy amplio y ofrece una gran variedad de productos. Solo es necesario tener claro qué necesidad hay que cubrir y el mercado ofrece alguna posibilidad para cubrirla. Los principales tipos de seguros complementarios son:
- Seguro dental. Los seguros dentales se hacen cargo de cualquier problema que una persona pueda sufrir en la boca. Desde una simple caries a un tratamiento de ortodoncia, implantes, dentaduras postizas. Los seguros médicos normales incluyen muy pocas opciones dentales y, sin embargo, los tratamientos son muy caros. Por eso, es muy interesante disponer de un seguro extra que se haga cargo de ese coste. Generalmente, los seguros se hacen cargo de los tratamientos preventivos, los cuidados básicos y los importantes. Hay, además, diferentes modalidades de contratación en función de lo que requieras: organizaciones de medicina preventiva, organizaciones de proveedores preferidas y plan dental por cargo de servicio.
- Seguro de visión. Con los tratamientos oftalmológicos sucede lo mismo que con los dentales. Son muy frecuentes en las familias y bastante caros: pruebas, revisiones, anteojos, lentes de contacto. La Ley de Seguros de Salud a Bajo Precio, la ACA, obliga a que los seguros de salud incluyan revisiones oculares y determinados tratamientos, pero solo para los menores de 19 años, con lo que muchas pólizas no ofrecen cobertura para los adultos. Por eso, es necesario contar con un seguro que evite el impacto de costear los tratamientos y los bienes materiales necesarios, como las gafas. Con los seguro de visión , el asegurado solo paga una parte muy pequeña de los servicios oftalmológicos, mientras que la compañía de seguros se hace cargo del resto.
- Seguro de indemnización hospitalaria. Un seguro complementario muy interesante es el seguro de indemnización hospitalaria. Estos productos son seguros de salud muy clásicos: ofrecen una indemnización fija a cambio de una prima mensual. Así, si la persona asegurada se enferma y debe ir al hospital, la compañía le paga una cantidad estipulada por cada día que esté allí. Debes tener en cuenta que no se trata de un seguro médico principal, con lo que no es suficiente con un producto de este tipo para evitar una sanción por falta de seguro, tal y como se estipula en la ACA.
- Seguro de gastos hospitalarios. El seguro de gastos hospitalarios puede ser muy útil si la persona prevé que él o ella o algún miembro de la familia pueda necesitar cuidados hospitalarios en algún momento. En este caso, este producto cubre los costos de estar hospitalizado una sola noche, que se considera estar en observación y, por tanto, algo ambulatorio. Es diferente a un internamiento prolongado. La persona asegurada recibe una cantidad de dinero con la que puede pagar las facturas del hospital o cualquier otro coste asociado al tratamiento o la recuperación.
- Seguro de enfermedad grave. Las pólizas de seguro de enfermedad grave sirven para cubrir los gastos ocasionados por el diagnóstico y tratamiento de una enfermedad grave. La dolencia en concreto debe estar recogida en la póliza y, por lo general, son enfermedades como algunos tipos de cáncer, problemas cardiacos, infartos cerebrales, insuficiencias renales, coma, trasplantes de órganos vitales, Alzheimer, pérdida del habla, de la audición… En estos casos, la persona asegurada recibe la cantidad estipulada como indemnización durante todo el tiempo que esté de baja médica por la enfermedad. Generalmente, estos seguros no tienen deducibles, ni copagos, con lo que todo el dinero del beneficio te llega directamente para que lo utilices en pagar lo que necesites.
- Seguro de accidentes. El seguro de accidente es uno de los más frecuentes. Sirve para que recibas una indemnización en caso de sufrir un accidente que te incapacite para trabajar temporal o definitivamente.
- Seguro de muerte accidental y desmembración. El seguro de muerte accidental y desmembramiento, AD&D por sus siglas en inglés, es también habitual e incluso se ofrece como cláusula que complementa a otros seguros de vida. Este producto paga un beneficio en caso de que la persona asegurada sufra un accidente a consecuencia del cual muera o pierda un miembro o un órgano, sufra una parálisis parcial o permanente, o el uso de alguna facultad, como la vista, el oído, el habla… En estos casos, las pólizas determinan qué cantidad del beneficio se entrega en función de la gravedad de las lesiones. Generalmente, los seguros AD&D cubren contusiones, fracturas, dislocaciones, quemaduras, estado de coma y las ya citadas pérdidas de miembros. La indemnización que recibes en estos casos ayuda a pagar los gastos médicos, y también otros costos, como traslados en ambulancia, pruebas de diagnóstico, cuidados médicos a domicilio y rehabilitación.
- Seguro de gastos finales. Aunque los seguros de gastos finales se suelen incluir entre los seguros de vida, también se consideran suplementarios. Se trata de una póliza cuya indemnización sirve para pagar los gastos derivados de los funerales de la persona asegurada, que en Estados Unidos son muy elevados.
- Seguro médico de viaje. Para las personas que viajan a menudo, un seguro médico de viaje es muy necesario, especialmente si se viaja al extranjero, y todavía más si se viaja a países donde la sanidad es deficiente o muy cara. Estas pólizas se hacen cargo de los costos derivados de la asistencia médica fuera del país, y en algunos casos incluyen traslados de vuelta a casa.
Cómo funcionan los seguros suplementarios
Esta variedad de seguros médicos complementarios que hemos visto también tiene una gran variedad en reglas de funcionamiento, características y prestaciones. En función del tipo de producto se aplican unas u otras condiciones, con lo que es muy importante que, al contratarlos, tomes precauciones y estudies a fondo las cláusulas de la póliza.
Pese a esta diversidad, podemos definir algunas características frecuentes en el funcionamiento de estos seguros. Las principales serían estas:
- Sencillez en la calificación. Los seguros suplementarios suelen ser poco exigentes en sus periodos de calificación, especialmente si los contratas siendo todavía joven y estando en buen estado de salud.
- Bajo precio. Las primas de estas pólizas no suelen ser elevadas. Las aseguradoras dispersan mucho los riesgos, con lo que pueden ofrecer primas bajas y asequibles para todos los bolsillos.
- Deducibles. En muchos casos hay deducibles. Es decir: el asegurado tiene que pagar por adelantado el coste de algunos servicios y después la aseguradora le entrega el dinero.
- Copagos. En ocasiones, el seguro lo que hace es un copago. Es decir, si un servicio cuesta, por ejemplo, 160 dólares, el usuario solo tiene que pagar 40 dólares, mientras que la compañía de seguros asume el resto.
- Dinero en efectivo. Frente a otras modalidades de seguro, en estos casos lo normal es que la compañía entregue el dinero del beneficio directamente al asegurado, que decide en qué lo gasta. Puede utilizarlo para pagar los costos del tratamiento, para pagar los deducibles de su seguro convencional o para lo que considere oportuno.
Como ves, los seguros suplementarios o complementarios son una alternativa muy útil para garantizar una cobertura de salud integral, profunda y de máxima calidad. Solo tienes que decidir qué necesitas cubrir y después contratar el producto que mejor se ajuste a tus necesidades.