Todos podemos sufrir altibajos emocionales.
Sin embargo, cuando esa inestabilidad ocurre de un extremo a otro, acarrea problemas para dormir, pensar y concentrarse, impide que se puedan llevar adelante las tareas diarias e incluso aumenta el riesgo de suicidio, puede tratarse de un trastorno bipolar. Conoce aquí qué es este trastorno, y cuáles son sus causas, síntomas y tratamientos.
Puntos clave
- El trastorno bipolar se caracteriza por causar cambios inusuales, a menudo extremos, y fluctuantes en el estado de ánimo, concentración, capacidad física y en los niveles de energía.
- Los episodios suelen ser depresivos, o maníacos / hipomaníacos, y se lo diferencia en tres tipos: bipolar I, bipolar II y ciclotímico.
- Es una afección de por vida, por lo que el tratamiento, que consiste en el uso de medicamentos o psicoterapia, está destinado a controlar los síntomas que provoca.
¿Qué es el trastorno bipolar?
El trastorno bipolar, antiguamente conocido como trastorno maniacodepresivo o depresión maníaca, es un trastorno mental que puede ser crónico o episódico. Esto significa que puede ocurrir ocasionalmente o en intervalos irregulares.
Se caracteriza por ocasionar cambios inusuales, a menudo extremos, y fluctuantes en el estado de ánimo, concentración, capacidad física y en los niveles de energía.
¿Cuál es la causa del trastorno bipolar?
Actualmente, se desconoce cuál es la o las causas exactas del trastorno bipolar, sin embargo, se cree que pueden estar implicados diferentes factores:
- Biológicos: ciertos cambios físicos en el cerebro se vinculan al trastorno bipolar.
- Genéticos: el trastorno bipolar es más frecuente en personas que tienen un familiar de primer grado (hermanos, padres) con esta enfermedad.
- Otros: los períodos de mucho estrés o el abuso de alcohol o drogas también pueden estar asociado al trastorno bipolar.
Cuáles son los síntomas
Los síntomas del trastorno bipolar son varios y dependen del tipo de episodio que ocurra:
Episodios depresivos
- Baja autoestima.
- Dificultades para dormir.
- Dificultades para tomar decisiones o concentrarse.
- Fatiga o falta de energía.
- Pérdida del interés o de la capacidad para sentir placer en todas o muchas actividades.
- Problemas para recordar
- Sentimiento de tristeza.
- Trastornos alimenticios (que provocan pérdida o aumento de peso).
- Tendencia al aislamiento y pensamientos recurrentes sobre la muerte o el suicidio.
Episodios maníacos o hipomaníacos
Aunque son diferentes tipos de episodios tienen los mismos síntomas, solo que la manía es más grave que la hipomanía y causa problemas más notorios en ámbitos públicos, como trabajo, escuela u otras actividades sociales:
- Distracción.
- Episodios anormales de optimismo, nerviosismo o tensión.
- Euforia: sensación exagerada de bienestar y confianza en sí mismo.
- Frenesí de ideas.
- Locuacidad inusual.
- Mayores niveles de actividad, energía o agitación.
- Menor necesidad de dormir.
- Tomar malas decisiones, como hacer compras compulsivas, tener prácticas sexuales riesgosas o hacer inversiones absurdas.
A su vez, existen tres tipos principales de trastorno bipolar:
- Trastorno bipolar I: se define por episodios maníacos que duran al menos siete días o cuando los síntomas son tan graves que se necesita atención hospitalaria. También se producen episodios depresivos separados, que suelen durar al menos dos semanas. Es posible que ocurran episodios de alteraciones en el estado de ánimo con características mixtas (síntomas depresivos y maníacos al mismo tiempo).
- Trastorno bipolar II: se define por un patrón de episodios depresivos y episodios hipomaníacos, pero no por los episodios maníacos extremos descritos anteriormente. Mientras que los episodios maníacos del trastorno bipolar I pueden ser graves y peligrosos, las personas con trastorno bipolar II pueden estar deprimidas durante largos períodos, lo que puede devenir en un deterioro mental importante.
- Trastorno ciclotímico: también denominado ciclotimia, se define por síntomas hipomaníacos y depresivos persistentes que no son tan intensos ni duran lo suficiente como para calificarlos como episodios hipomaníacos o depresivos. Normalmente, los signos ocurren durante al menos dos años en los adultos y un año en los niños o adolescentes.
- Más afecciones: algunos síntomas del trastorno bipolar son parecidos a los de otras enfermedades, dando origen a diagnósticos erróneos. Además, muchas personas con trastorno bipolar pueden padecer otras afecciones de salud mental, como psicosis, trastornos de ansiedad y de déficit de atención con hiperactividad, o trastornos de la alimentación, como atracones o bulimia.
Cómo se diagnostica el trastorno bipolar
Es importante consultar a un profesional de la salud si se presentan alguno de los síntomas antes desarrollados. Para determinar si efectivamente se trata de trastorno bipolar, y descartar otras afecciones, el médico puede recurrir a:
- Evaluación psiquiátrica y autoevaluación psicológica o cuestionario.
- Exploración física y análisis de laboratorios.
- Registros del estado de ánimo.
- Comparar los síntomas presentados con los criterios para el trastorno bipolar y trastornos relacionados.
Qué tratamientos existen para el trastorno bipolar
El trastorno bipolar es una afección de por vida, por lo que el tratamiento recomendado por un profesional de la salud estará dirigido a controlar los síntomas que provoca. Las opciones más comunes son:
- Medicamentos: los tipos más comunes que se recetan son los estabilizadores del estado de ánimo (como el litio) y antipsicóticos atípicos (como la Clozapina), antidepresivos, antidepresivos-antipsicóticos (como Symbyax) o medicamentos para la ansiedad (como benzodiacepinas). Algunos pacientes pueden necesitar probar con varios fármacos y colaborar con el médico hasta encontrar la mejor opción para su caso.
- Psicoterapia: también llamada "terapia de diálogo", es un término utilizado para una variedad de técnicas de tratamiento que buscan ayudar a una persona a identificar y modificar emociones, pensamientos y comportamientos problemáticos. Por este motivo, suele utilizarse para brindar apoyo, educación, habilidades y estrategias a las personas con trastorno bipolar y a sus familiares.
- Programas de tratamiento de día.
- Tratamiento de abuso de sustancias.
- Hospitalización: esto esta destinados a los casos de comportamiento peligroso, pensamientos suicida o estados psicóticos.
Además, ciertas actividades se han mostrado beneficiosas para mitigar los síntomas del trastorno bipolar, como caminar, montar en bicicleta, o nadar. Los expertos creen que esto se debe a que favorecen el sueño y mejoran la salud cardiovascular, a la vez que disminuye el riesgo de depresión y ansiedad.
Sin embargo, estas nunca deben funcionar como sustitutos del tratamiento recomendado por un profesional, sino como complementos.
Riesgos para la salud
Si el trastorno bipolar no se trata, a la larga puede provocar graves problemas para la salud, que afectan a todos los aspectos de la vida:
- Daños en las relaciones.
- Desempeño deficiente en el trabajo o la escuela.
- Problemas legales o financieros.
- Problemas relacionados con el consumo de alcohol y drogas.
- Suicidio o intentos de suicidio.
Además, quienes padecen trastorno bipolar tienen un mayor riesgo de presentar otros tipo de afecciones:
- Trastornos de ansiedad.
- Trastornos de la alimentación.
- Trastorno de déficit de atención con hiperactividad (TDAH).
- Problemas de salud física, como enfermedades cardíacas, dolores de cabeza u obesidad.
Casos de trastorno bipolar
Es difícil conocer la cantidad de casos de trastorno bipolar en el mundo. Sin embargo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que alrededor de 45 millones de personas se ven afectadas por este trastorno.
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) resalta que los trastornos bipolares son una causa importantes de discapacidad y mortalidad en América Latina y el Caribe.
Según informan, la discapacidad por el trastorno bipolar parece adoptar un patrón subregional: todos los países de la Centroamérica continental están por encima del promedio por países y del total regional de 1,4%, mientras que Canadá y Estados Unidos están por debajo del total (1,3% y 1,2%, respectivamente).
Fuentes consultadas: Biblioteca Nacional de Medicina de EE. UU., Centro Nacional de Salud Complementaria e Integrativa, Centro para el Control y Prevención de Enfermedades de EE. UU. (CDC), Clínica Mayo, Instituto Nacional de la Salud Mental, Mental Health America, Organización Mundial de la Salud (OMS), Organización Panamericana de la Salud (OPS).