El trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) es una afección de salud mental muy común.
Si bien el tratamiento convencional consiste en el uso de medicamentos y terapia para manejar el comportamiento, enfoques más novedosos destacan la importancia de realizar ejercicio regularmente.
Puntos clave
- El trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) es una afección crónica de salud mental.
- Incluye una combinación de problemas persistentes, como dificultad para mantener la atención, hiperactividad y comportamiento impulsivo.
- El tratamiento convencional para el TDAH incluye el uso de medicamento o realizar terapia para controlar el comportamiento.
- Mediante el ejercicio se pueden aliviar los síntomas del TDAH, gracias a que mejora la cognición, las funciones ejecutivas o la liberación de dopamina.
¿Qué es el TDAH?
El TDAH es una afección crónica que incluye una combinación de problemas persistentes, como dificultad para mantener la atención, hiperactividad y comportamiento impulsivo.
Es común que el TDAH se asocie a los niños, ya que se suele diagnosticar durante la infancia y sus síntomas pueden disminuir con la edad, sin embargo, se estima que también tiene una importante prevalencia entre los adultos (entre 2 y 4%). También es más común que se presente en hombres que en mujeres.
El TDAH se puede dividir, a grandes rasgos, en tres subtipos:
- Falta de atención predominante: se caracteriza por la imposibilidad para prestar atención minuciosa a los detalles, cometer errores por descuidos, problemas para mantener la concentración, dificultades para seguir instrucciones, u organizar tareas y actividades, distraerse fácilmente, u olvidar tareas diarias o elementos necesarios para realizarlas.
- Conducta hiperactiva/impulsiva predominante: se caracteriza por inquietud o necesidad de estar en constante movimiento, halar demasiado, tener problemas para realizar actividades tranquilas, interrumpir o dar respuestas apresuradas, o tener dificultades para esperar turnos.
- Combinado: se caracteriza por mezclar síntomas de los tipos de TDAH antes desarrollados.
Aunque la causa del TDAH no está clara, los expertos resaltan que tiene un componente genético significativo, sin embargo, también puede ser causado por factores ambientales, como parto prematuro, bajo peso al nacer, lesiones cerebrales o consumo de alcohol o tabaco durante el embarazo.
El tratamiento convencional para el TDAH incluye el uso de medicamentos o terapias, ambos destinados a reducir los síntomas, pero no a curar la afección.
Entre los fármacos, se destaca el uso de dextroanfetamina (Dexedrine), dextroanfetamina-anfetamina (Adderall XR, Mydayis), lisdexanfetamina (Vyvanse), metilfenidato (Concerta, Ritalin, otros), dexmetilfenidato (Focalin), atomoxetina (Strattera), bupropión (Wellbutrin SR, Wellbutrin X), guanfacina (Intuniv) o clonidina (Catapres, Kapvay).
Los profesionales de la salud también pueden recomendar terapias para controlar el comportamiento, como psicoterapia conductista, capacitación en habilidades sociales, o terapia familiar.
Beneficios del ejercicio para la salud mental
El ejercicio, junto con una dieta saludable, dormir correctamente y realizar chequeos médicos regulares, son los pilares de un estilo de vida saludable.
Realizar actividad física frecuentemente puede traer muchos beneficios para la salud física, como ayudar a controlar el peso, proteger el corazón y los pulmones, o prevenir distintas enfermedades, como la diabetes.
Sin embargo, los investigadores también se concentran en el impacto positivo que puede tener sobre la salud mental:
- Favorece el aprendizaje: debido a que el ejercicio estimula la plasticidad cerebral, es decir, la capacidad del sistema nervioso para cambiar su actividad en respuesta a estímulos internos o externos.
- Mejora la memoria: debido a que el ejercicio favorece el flujo sanguíneo al cerebro.
- Mejora el estado de ánimo: debido a que, tras realizar ejercicio, se liberan sustancias químicas que promueven un estado de bienestar, como endorfinas y endocannabinoides
- Previene o retrasa la aparición de ciertas enfermedades cerebrales: el ejercicio regular se vincula con una reducción del deterioro cognitivo, lo que representa un menor riesgo de enfermedades como el Alzheimer.
El ejercicio y el TDAH
En los últimos años, distintas investigaciones también se concentraron en estudiar cómo el ejercicio puede beneficiar a grupos poblacionales específicos, por ejemplo, las personas con TDAH. La evidencia disponible es prometedora y destaca muchos aspectos.
Un trabajo publicado en Pediatrics halló, tras asignar a más de 200 niños a un programa de actividad física extraescolar, mejoras en la cognición infantil y la salud cerebral.
Otro trabajo, publicado en Frontiers in Human Neuroscience, señaló que existe un vínculo entre la cantidad total de ejercicio diario realizado y los niveles de función ejecutiva.
Las funciones ejecutivas son un grupo de habilidades controladas por el lóbulo frontal del cerebro, entre las que se encuentran prestar atención, organizar, planificar o recordar detalles. Normalmente, estas funciones suelen verse afectadas en las personas con TDAH.
El ejercicio regular también puede aumentar los niveles de dopamina en el cerebro, lo que cual resulta particularmente beneficioso para las personas con TDAH, debido a que sus niveles de este neurotransmisor suelen ser ligeramente más bajos que los de la población general.
Incluso existe evidencia, como el trabajo publicado en Plos One, que muestra que el ejercicio aeróbico puede aumentar el factor neurotrófico derivado del cerebro (BDNF). Esta es una molécula cerebral que interviene en el aprendizaje y la memoria, y algunos estudios sugieren que puede desempeñar un papel en la causa del TDAH.
Aunque los estudios que asocian al ejercicio con una disminución de los síntomas del TDAH son prometedores, los profesionales advierten que aún se necesita más evidencia para respaldar su uso.
Sin embargo, que los niños o adultos realicen actividad física diaria nunca está de más, e incluso se lo puede aprovechar para combatir otras afecciones, como sobrepeso u obesidad, problemas cardiovasculares o pulmonares, y estrés o depresión.
Los expertos señalan que las mejores opciones para los niños pueden ser dar paseos en bicicleta, practicar deportes como futbol, básquet, hockey o tenis, o saltar la cuerda. Mientras que los adultos pueden verse beneficiados por el ejercicio aeróbico.
A diferencia del ejercicio anaeróbico, que consiste en realizar actividades de alta intensidad durante períodos breves de tiempo, el ejercicio aeróbico o "cardio" se caracteriza por practicar actividades de intensidad leve o moderada durante largos períodos de tiempo, como caminar, correr, nadar o participar en clases aeróbicas, como las de kickboxing o zumba.
Fuentes consultadas: Asociación Estadounidense de Psicología, Biblioteca Nacional de Medicina de EE. UU., Instituto Nacional de Salud Mental.