Ser padre de un niño con trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) trae todo tipo de retos en las rutinas familiares, ya que al niño le puede costar adaptarse. Muchos de esos padres también también enfrentarse al dilema de si deben medicar o no a sus hijos.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades dicen que el TDAH es uno de los trastornos neuroconductuales más comunes de la niñez y aunque se suele diagnosticar en la infancia, también puede detectarse en la adultez. Los rasgos más comunes son la falta de concentración y dificultades para adaptarse a la dinámica escolar y en cada individuo pueden ser más o menos severos o graves.
La Academia Americana de Pediatría (AAP) recomienda la terapia conductual y el uso de medicamentos, a partir de los seis años de edad. Si el niño es menor, el tratamiento de primera línea debe ser la terapia conductual.
El tratamiento farmacológico puede ayudar a controlar síntomas y algunos problemas de conducta. Hay varios tipos de medicamentos aprobados por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por su sigla en inglés), como los fármacos estimulantes (son de acción rápida y los más utilizados) y los no estimulantes (su efecto puede durar hasta 24 horas). Ahora, ¿es necesario usarlos?
“Para la mayoría de los niños, los medicamentos que se utilizan para el TDAH son seguros, eficaces y alivian los síntomas del trastorno. Los estudios demuestran que un 80% de los niños con TDAH mejoran con una medicación adecuada”, explica el psiquiatra Leopoldo Rendón, quien es parte del staff de HolaDoctor Consultas.
La decisión de dar o no fármacos obedece también a cuán afectado está el paciente. El impacto del trastorno se puede reflejar en su bajo rendimiento académico o profesional, dificultades en las interacciones sociales, aumento de riesgo de conductas adictivas y de riesgo de accidentes, debido a conductas impulsivas. A su vez, todo esto puede causar estrés y mayor predisposición a la depresión en sus padres.
“Este es un problema neurobiológico que necesita ser tratado de manera integral. La mayoría de los especialistas recomiendan usar medicamentos junto con terapia conductual y el entrenamiento en las habilidades cognitivas como la atención y las habilidades ejecutivas”, explica el psiquiatra, quien piensa que la medicación es más efectiva cuando se combina con técnicas psicoterapéuticas y psicopedagógicas.
Cómo reconocer el TDAH
Algunas personas aún cuestionan la existencia de este trastorno, pero lo cierto es que las primeras referencias científicas se publicaron en la revista The Lancet en 1902. Al principio se asoció con problemas de conducta que presentaron niños después de una epidemia de encefalitis viral, pero con el tiempo se sumaron elementos que lograron definirlo, gracias a los avances científicos y tecnológicos.
Hoy los CDC han definido los posibles síntomas de un niño con TDAH:
- Tiene dificultad para prestar atención.
- Sueña despierto muy a menudo.
- Parece que no escucha a los demás.
- Se distrae fácilmente al hacer las tareas o al jugar y es olvidadizo.
- Está en constante movimiento o ser incapaz de quedarse sentado.
- Se mueve todo el tiempo o se muestra inquieto.
- Habla demasiado y es incapaz de jugar sin hacer ruido.
- Actúa y habla sin pensar.
- Tiene problemas para esperar su turno e interrumpe a los otros.
El especialista de HolaDoctor recomienda a los padres estar informados sobre el trastorno y participar en el proceso terapéutico. Deben conocer el uso correcto de la medicación, sus efectos adversos y tomar decisiones bien informados, por eso sus fuentes de información deben ser autorizadas y con reconocimiento científico.
La falta de información o valerse de información errónea puede traer como consecuencia otra realidad: que los niños reciban el medicamento sin necesitarlo y sufran efectos adversos. Esto también puede ocurrir cuando el paciente es difícil de diagnosticar porque presenta otros trastornos o conductas que pueden confundirse con TDAH.
La información y el abordaje oportuno será clave en el éxito del tratamiento. Rendón recomienda a los padres no culpabilizar o desvalorizar a los niños con TDAH, “es importante proteger su autoestima aportando al niño y al paciente adulto herramientas para superar la tendencia a la distracción y poder adquirir el enfoque mental que necesitan para rendir y aprender de acuerdo al potencial que tienen y le permiten los avances científicos”.
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