Le acercas la taza de leche y tu hijo pequeño la rechaza una y otra vez, y la escena ya se ha repetido muchas veces. No quisieras darte por vencido pero sabes que es una situación que genera estrés, tanto en el niño como en ti.
Es una realidad, muchos padres se ponen ansiosos cuando su hijo no quiere o no puede, tomar leche. Y en parte, la preocupación tiene sentido: la leche y los productos lácteos son una de las fuentes principales de calcio en las dietas de los estadounidenses y un mineral crítico que los niños necesitan para desarrollar huesos fuertes, ayudar a los músculos a contraerse y transmitir impulsos nerviosos, según informa la Academia Americana de Nutrición y Dietética.
¿Qué cantidad de leche deben tomar los niños? Según el Departamento de Agricultura de EE. UU. (USDA) los niños de 2 a 3 años necesitan consumir 2 tazas de leche por día. A los 4 años, necesitan 2 tazas y media por día. Los requisitos de calcio aumentan a medida que los niños crecen, por lo que a partir de los 9 años, los niños y los adolescentes necesitan 3 tazas de leche por día.
Cuando se trata de leche, el calcio no es lo único que aporta: también es una buena fuente de proteínas, ya que cada taza proporciona aproximadamente 8 gramos. Además, brinda otros nutrientes esenciales como la vitamina D y el potasio, que a menudo faltan en las dietas de los niños.
Sin embargo, si los niños rechazan la leche porque simplemente no les gusta o tienen alergia, estos nutrientes pueden obtenerse a través de otros alimentos y bebidas amigables para los niños. Consulta al pediatra si crees que tu hijo podía tener alergia a la leche de vaca o intolerancia a la lactosa.
Toma otras medidas para ayudarlo
Si el niño sigue rechazando la leche, y a ti te preocupa que obtenga esos nutrientes, prueba estos trucos brindados por la Academia Americana de Nutrición y Dietética:
- Mezcla 8 onzas de yogur en un batido de frutas (equivalente a 1 taza de leche)
- Prepara mini pizzas con panecillos ingleses de grano entero, salsa de tomate y 1 y ½ onzas de queso rallado (equivalente a 1 taza de leche)
- Sírvele media taza de pudín instantáneo hecho con leche baja en grasa como un desayuno ocasional (equivalente a media taza de leche)
- Ofrécele media taza de queso cottage con fruta fresca (equivalente a ¼ taza de leche)
La leche también puede ser disfrazada en las comidas favoritas de tu hijo. Intenta mezclarla en avena, cereal frío, sopa de crema y tomate, chocolate caliente y batidos caseros. También puedes convertir a la leche en una golosina agitando una cucharadita o dos de chocolate o jarabe de fresa en leche baja en grasa.
Cuando la leche no es una opción en la dieta
Los estilos de vida veganos y las alergias a los alimentos son razones comunes por las que algunos niños no consumen productos lácteos. Sin embargo, todavía es posible satisfacer las necesidades de calcio y vitamina D todos los días.
Prueba darle bebidas fortificadas como leche de soja, almendra o coco. Ten en cuenta que no todas las marcas y estilos alternativos que no son lácteos son iguales.
Debes comparar las etiquetas de información nutricional y seleccionar las bebidas que proporcionan calcio, proteínas y vitamina D.
Las alergias alimentarias múltiples pueden dificultar la elección de una alternativa a la leche. Los padres deben consultar a un nutricionista especialista en alergias y dietista registrado sobre cuáles sustitutos de la leche son mejores.
Vuélvete creativo/a
Además de una buena variedad de sustitutos de leche disponibles, hay una deliciosa variedad de alimentos con nutrientes similares y sin lácteos:
- Sirve jugo de naranja fortificado con calcio y vitamina D para el desayuno.
- Encuentra cereales fortificados con calcio leyendo las etiquetas de información nutricional.
- Sustituye el salmón enlatado por atún en sándwiches en el almuerzo.
- Mezcla la col rizada con fruta congelada en un batido.
- Ofrécele verduras de hojas verdes oscuras, como hojas de berza cocidas o bok choy, como acompañamiento o mezcladas en cazuelas o sopas en la cena.
- Agrega higos y almendras en rodajas a los cereales calientes.
Cómo diferenciar la alergia a la leche de la intolerancia a la lactosa
Una alergia verdadera a la leche difiere de la intolerancia a las proteínas de la leche o de la intolerancia a la lactosa. La clínica Mayo informa que a diferencia de una alergia a la leche, en la intolerancia no interviene el sistema inmunológico.
La intolerancia a la leche requiere un tratamiento diferente al de una alergia verdadera a la leche. Los signos y síntomas comunes de intolerancia a las proteínas de la leche o intolerancia a la lactosa incluyen problemas digestivos, tales como hinchazón, gases o diarrea, después de consumir leche o productos lácteos.
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