El agua oxigenada es una pieza infaltable en todo botiquín de primeros auxilios, más si se trata de uno hogareño. Esto se debe a sus propiedades antisépticas, gran versatilidad y accesibilidad. Aquí te explicamos como puedes aprovecharla sin correr riesgos.
El agua oxigenada o peróxido de hidrogeno, es un compuesto químico cuyas moléculas constan de dos átomos de oxígeno y dos de hidrógeno (H2O2). En 1867 comenzó a usarse en peluquerías como decolorante del cabello.
También tiene una gran variedad de usos industriales, como blanquear algodones, telas, pulpas de papeles, huesos, carnes y quesos, elaborar aceites vegetales e incluso como combustible para motores aeroespaciales.
Sin embargo, su uso más conocido es para desinfectar heridas, ya que tiene propiedades antibacterianas que permiten proteger la piel y el organismo de diferentes tipos de microorganismos patógenos. A continuación, te contamos otras formas de sacarle provecho:
Eliminar manchas en la piel
Su uso como agente blanqueador puede ayudar a desaparecer las manchas en la piel. Para ello, debes humedecer un algodón con agua oxigenada y aplicarlo en la zona de la piel que deseas aclarar, dejándola actuar durante 20 minutos. Luego, remueve con agua tibia.
Durante el procedimiento puedes notar enrojecimiento, aunque si se generan erupciones, picazón o algún tipo de quemadura, debes suspender la aplicación de inmediato.
El agua oxigenada también es un buen remedio para limpiar y blanquear las axilas, producto de los desodorantes o las depilaciones. Además, también ayudaría a combatir el mal olor.
Blanquear los dientes
Puede usarse para lograr una sonrisa perfecta. Muchos odontólogos usan peróxido de hidrogeno para blanquear los dientes y, en la higiene bucal, como escudo contra la formación de la placa y la inflamación de las encías.
Para ello, antes de dormir enjuaga tu boca con agua oxigenada durante 30 segundos (sin lavarte los dientes después). El sabor puede ser un poco extraño y si tienes muchas bacterias en la boca es posible que veas mucha espuma.
Si quiere potenciar este efecto, puedes mezclarla con bicarbonato de sodio y utilizarla como pasta de dientes.
Combatir el mal aliento
A nadie le gusta tener mal aliento o lo que es peor, olerlo. Años antes de que existiera la pasta dental y los enjuagues bucales se utilizaban diferentes remedios para evitar la llamada halitosis.
Enjuagar tu boca con agua oxigenada durante 30 segundos y luego de lavarte los dientes puede ayudarte a combatir este problema.
Las propiedades antisépticas del agua oxigenada son excelentes para eliminar las bacterias responsables del mal aliento, que se acumulan en la boca y entre los dientes.
Contra el pie de atleta y los hongos
El pie de atleta es el tipo más común de infección micótica o por hongos. Para prevenirlo, en primer lugar es necesario mantener una buena higiene. Cuando tomes un baño asegúrate de lavar bien tus pies para eliminar toda la suciedad y las bacterias, así evitarás la formación de hongos y el mal olor.
Si ya padeces este problema puedes aplicar agua oxigenada con un trozo de algodón a tus pies limpios o bien, consigue un recipiente donde quepan tus pies y llénalo con partes iguales de agua oxigenada y agua. Remoja por unos minutos y luego seca perfectamente. Las propiedades antibacterianas se harán cargo del resto.
Combatir el acné
Quizá nunca hayas escuchado hablar del agua oxigenada como remedio casero para el acné, pero sus propiedades antibacterianas pueden ser perfectas para hacerle frente.
Para este truco de belleza primero debes lavarte la cara perfectamente y después aplicar agua oxigenada con ayuda de un algodón en las zonas con puntos negros y/o espinillas. El agua oxigenada puede ser un producto irritante y resecar la piel, por lo que no es recomendable que la apliques en todo el rostro. Procede con mucho cuidado.
Precauciones
Aunque fácilmente puede ofrecernos beneficios, es necesario utilizar el agua oxigenada correctamente para evitar cualquier tipo de daño. Diferentes investigaciones encontraron que puede causar problemas gastrointestinales, como vómitos, gastritis o colitis, si se la traga, por ejemplo, mientras se hacen gárgaras.
Una manera de controlar esta situación es recurriendo a productos que no superen una concentración del 30%. Para mayor seguridad, los especialistas aconsejan utilizar agua oxigenada al 3%.
Cuando se mezcla con otros compuestos, como el bicarbonato, el peróxido de hidrógeno también puede causar irritación en los pulmones o los ojos. Por ello, se recomienda tener cuidado al escupir la solución, para que no salpique la cara.
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