A pesar que un sueño deficiente y una mala salud cardiovascular suelen ir de la mano, se desconoce cómo esta relación es capaz de afectar nuestra circulación.
Recientemente, un estudio señaló que podría deberse a una disminución en los niveles de micro-ARN (mi-ARN). Estas son moléculas que ayudan a regular la producción de proteínas y el funcionamiento de los vasos sanguíneos.
La importancia de una buena noche de sueño, lo que equivale a 7 horas consecutivas, es ampliamente estudiada por los investigadores. El archivo digital de los Institutos Nacionales de la Salud (PubMed) indica que existen casi 200,000 trabajos relacionados al sueño.
Algunos, se han concentrado en analizar cuáles son las consecuencias de no dormir lo suficiente en nuestra salud cardiovascular:
- Una investigación publicada en JACC, encontró que el sueño de mala calidad aumentaría el riesgo de aterosclerosis (acumulación de grasas, colesterol y otras sustancias en las paredes arteriales).
- Un trabajo del Hospital General Asklepieion, en Voula, Grecia, encontró que dormir una siesta ayudaría a reducir los niveles de presión arterial.
- Una investigación realizada por científicos del Hospital General de Massachusetts, en Boston, EE. UU., encontraron que el sueño de buena calidad ayudaría a proteger las arterias contra el endurecimiento.
- También existe evidencia que demuestra que el otro extremo, dormir en exceso, sería perjudicial. Un ejemplo, es el estudio de la Universidad McMaster, en Ontario, Canadá, que señaló que las personas que dormían más de 9 horas tenían un mayor riesgo de desarrollar problemas cardíacos.
La nueva investigación de la Universidad de Colorado identificó un mecanismo biológico que podría explicar estas asociaciones. Los especialistas señalaron que la falta de sueño reduciría los niveles de mi-ARN, y esto, afectaría la vasodilatación, proceso en el que se relajan los músculos, favoreciendo la circulación sanguínea.
"Este estudio propone un nuevo mecanismo potencial a través del cual el sueño influye en la salud del corazón y la fisiología general", señaló el autor principal de la investigación, Christopher DeSouza. Sus hallazgos fueron publicados en Experimental Physiology.
Consecuencias de un mal sueño
Para llevar a cabo la investigación, los especialistas trabajaron con un grupo de 24 personas sanas de entre 44 y 62 años. Los participantes fueron separados en dos grupos: uno que durmió de 7 a 8.5 horas por noche y otro que durmió entre 5 a 6.8 horas. Los investigadores consultaron a los voluntarios sobre sus hábitos de sueño y tomaron muestras de sangre.
El equipo descubrió que aquellos que dormían menos de 7 horas por noche tenían niveles sanguíneos de tres mi-ARN, miR-125A, miR-126 y miR-146, entre 40% y 60% más bajos que los de sus compañeros que durmieron entre 7 y 8 horas. Estos compuestos son los encargados de suprimir proteínas que favorecen la inflamación.
DeSouza explicó que la falta de estas moléculas podría causar un gran impacto en la salud de las células.
En este caso, los vasos sanguíneos se vieron afectados al no lograr dilatarse y contraerse adecuadamente, para permitir que la sangre fluya normalmente a los diferentes órganos. Esta situación, plantea un conjunto de riesgos cardiovasculares, entre ellos, derrames cerebrales o ataques al corazón.
En la actualidad, DeSouza y su equipo están trabajando para averiguar si mejorar los hábitos de sueño de una persona puede ayudar a restablecer los niveles saludables de mi-ARN en sangre.
Mientras tanto, el experto subrayó que los hallazgos de su investigación corroboran lo que estudios similares han sugerido: la calidad del sueño influye en aspectos inesperados de la salud. Por ello, concluyó "No se debe subestimar la importancia de una buena noche de sueño".
Cómo dormir mejor
A pesar de los beneficios conocidos de un buen sueño, 1 de cada 3 personas en EE. UU. no duerme lo suficiente, según informan Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC). Para solucionar este problema, puedes adoptar las siguientes medidas:
- Deshacerte de distracciones como luces brillantes, televisión o computadoras en el dormitorio. Además, no te sientas tentado de usar tu teléfono o tableta justo antes de acostarte.
- Evitar comidas y bebidas pesadas por la noche.
- Evitar la nicotina y la cafeína, especialmente por la tarde y noche.
- Evitar las bebidas alcohólicas antes de acostarte.
- Hacer ejercicio con regularidad, pero no demasiado tarde.
- Ir a la cama y despertar a la misma hora todos los días.
- Mantener tu dormitorio con una temperatura fresca.
- No tomar siestas después de las 3 de la tarde.
- Relajarte antes de acostarse, por ejemplo, tomando un baño, leyendo o escuchando música suave.
- Si no puedes dormir por 20 minutos, levántate y haz algo relajante.
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