Parece un trabalenguas, pero no lo es. Los divertículos, la diverticulosis y la diverticulitis son tres cosas diferentes. Un divertículo es una pequeña bolsa que se forma en la pared del intestino grueso (colon), similar a un dedo de guante y que afecta, generalmente, a personas mayores de 60 años de edad.
Muchos tienen divertículos en el colon sin presentar ningún tipo de queja o síntoma. Lo que sí está claro es que la dieta puede ser determinante, de acuerdo con la Sociedad Estadounidense de Cirujanos de Colon y Recto.
Cuando solo hay presencia de divertículos que causan pequeñas molestias como calambres leves, hinchazón y estreñimiento y que puede manejarse sin tratamiento médico se habla de diverticulosis.
Los divertículos, sin embargo, pueden infectarse y generar un cuadro llamado diverticulitis, que casi siempre se presenta con fiebre, dolor abdominal y cambios del tránsito intestinal.
Los principales factores de riesgo son la edad, que favorece el debilitamiento de los músculos de los intestinos, y una alimentación pobre en fibras, que además de promover el estreñimiento, también contribuye a la formación de heces de pequeño volumen y no moldeadas, lo que aumenta el trabajo del colon para empujarlas hacia al recto y el ano.
Otros factores de riesgo conocidos son la obesidad y el sedentarismo, informa el Instituto Nacional de la Diabetes y las Enfermedades Digestivas y Renales.
Si en algún examen diagnóstico te identifican, al menos, un divertículo eres considerado portador de la enfermedad diverticular, pero en la mayoría de los casos no hay síntomas ni sospecha alguna de la condición.
Investigaciones recientes de la Sociedad Estadounidense de Cirujanos de Colon y Recto han determinado que la principal causa de la diverticulitis es la obstrucción del divertículo por pequeños pedazos de heces que promueven la proliferación de bacterias dentro del mismo.
En cambio, no hay ninguna prueba científica de que comer cacahuetes, semillas, maíz, palomitas de maíz u otros alimentos de este tamaño pueda causar la obstrucción de los divertículos. Esto es solamente un mito y los pacientes con divertículos no necesitan evitar este tipo de alimentos.
¿Qué hacer?
Nadie está seguro de qué causa la diverticulitis, pero es probable que sea una combinación de factores genéticos y ambientales. Los factores de riesgo incluyen el envejecimiento, aumento de peso, ser hombre y, por supuesto, tener un diagnóstico de diverticulosis, refiere la Academia Americana de Médicos de Familia.
Lo que sì està claro es que inmediatamente después de un brote de diverticulitis, es importante que le des a tu colon la mayor cantidad de descanso posible. Esta es la razón por la cual las dietas líquidas a menudo se recomiendan después de episodios graves.
Una vez que te den la luz verde para comer alimentos sólidos, es importante mantener una dieta baja en fibra hasta que tu cuerpo haya tenido la oportunidad de recuperarse.
Esto puede parecer contradictorio ya que una dieta alta en fibra es recomendable para reducir los riesgos de una recaída, pero lo ideal es aumentar gradualmente la ingesta de fibra después de que tu colon haya cicatrizado. Es decir, después de la diverticulitis, es mejor mantener el consumo de fibra lo más bajo posible.
También deben evitarse, luego de la crisis, vegetales como brócoli, coliflor, rúcula, coles de Bruselas y repollo porque contienen azúcares fermentables que producen gas y estimulan el tracto digestivo.
El pan integral, la pasta y el arroz son normalmente buenas opciones saludables, pero son difíciles de digerir para la recuperación de los intestinos. Es mejor que los pongas en el congelador por ahora, pero no los tires porque serán una parte importante de tu dieta después de la recuperación.
El consumo de avena también debes postergarla mientras tu tracto digestivo esté en recuperación. Es una comida llena de calorías saludables, pero también es muy rica en fibra.
Por extraño que parezca, los alimentos que debes evitar inmediatamente después de la diverticulitis son exactamente los alimentos que debes comer una vez que estés recuperado para evitar futuras crisis. Trabaja con tu médico para desarrollar un plan de dieta y para determinar cuándo estarás listo para reintroducir la fibra en tu dieta.
Las señales
La diverticulitis también se conoce como “apendicitis del lado izquierdo”. En general, los síntomas son: malestar general, dolor intenso en la parte inferior izquierda del abdomen, fiebre, cambios del ritmo intestinal, ya sea diarrea o estreñimiento, náuseas y vómitos.
Una de las posibles complicaciones de la diverticulitis es la perforación del divertículo inflamado lo que facilita el contacto del contenido intestinal (heces) con la cavidad peritoneal y causa una peritonitis severa. Otra complicación posible es la formación de un absceso en el divertículo.
Diagnóstico y tratamiento
Cuando hay sospecha de diverticulitis, el examen diagnóstico más efectivo es la tomografía computada del abdomen.
En estos casos, la colonoscopia se realiza solamente después de la resolución de la inflamación para mayor evaluación y cuantificación de los divertículos, recomienda la Academia Americana de Médicos de Familia.
Durante la fase aguda de la diverticulitis, existe el temor que procedimientos endoscópicos puedan agravar la diverticulitis y facilitar perforaciones de las zonas inflamadas.
La tomografía es capaz de diagnosticar no sólo la diverticulitis, sino también abscesos y fístulas, si están presentes. El ultrasonido también puede ser utilizado como un primer examen, antes de la TC, por la facilidad y conveniencia del procedimiento.
En pacientes con diverticulosis asintomática no se indica ningún tratamiento. Solo se recomiendan cambios en la dieta, fundamentalmente, aumentar el consumo de fibra para incrementar el volumen de las heces que, en teoría, disminuiría el riesgo de obstrucción de los divertículos e impediría la formación de nuevas lesiones.
Una diverticulitis leve puede tratarse en casa con antibióticos y dieta restringida en líquidos. En los casos más graves con fiebre alta, dolor abdominal intenso e incapacidad para ingerir alimentos, la hospitalización y el uso de antibióticos por vía intravenosa son necesarios.
Cuando no hay ninguna respuesta al tratamiento médico, o cuando aparecen complicaciones, como perforaciones y peritonitis, se indica cirugía para el lavado del peritoneo y remoción del área enferma del colon.
Normalmente hay que mantener una colostomía por unos meses para dejar el intestino cicatrizar, refiere la Sociedad Estadounidense de Cirujanos de Colon y Recto.