A los beneficios del ejercicio en la salud se ha sumado uno más: sirve como medida preventiva de la depresión. Las dudas que aún quedaban sobre este tema han sido despejadas por un grupo de investigadores del Hospital General de Massachusetts.
¿La actividad física reduce realmente el riesgo de depresión o la depresión conduce a una menor actividad física? Este era uno de los dilemas que prevalecían sobre la relación entre el ejercicio y dicha enfermedad mental y, gracias a un novedoso método genético, fue resuelto.
"Al usar datos genéticos, encontramos evidencia de que niveles más altos de actividad física pueden reducir causalmente el riesgo de depresión", explicó Karmel Choi, quien trabaja en el Centro de Medicina Genómica del hospital y uno de los autores del informe que se publicó en JAMA Psychiatry. La técnica utilizada por los especialistas fue la aleatorización mendeliana, la cual se vale de variantes genéticas para estudiar los efectos de un factor no genético en un enfoque menos sesgado que permitió estimar la verdadera relación entre hacer ejercicio y la depresión.
El enfoque también puede determinar entre dos rasgos cuál es realmente causante, punto que era de especial interés, según el experto: "Saber si un factor asociado en realidad causa un resultado es importante, porque queremos invertir en estrategias preventivas que realmente funcionen".
En el estudio, identificaron variantes de investigaciones previas a gran escala del genoma que se realizaron sobre la actividad física en el Biobanco del Reino Unido y sobre la depresión, por un consorcio de investigación global. Los resultados para la actividad física se basaron en autoinformes de 377,000 participantes y lecturas de sensores de detección de movimiento de más de 91,000. Los de la depresión salieron del estudio de 43,000 participantes, con y sin esta enfermedad.
Los resultados indican que, en promedio, hacer más actividad física parece proteger contra el desarrollo de la depresión. De acuerdo a los investigadores, las asociaciones con ciertos rasgos en estudios tan grandes pueden ayudarles a analizar si la actividad física, o la tendencia a hacer ejercicio, tiene un efecto causal probable en la depresión. Mientras diseñan nuevas herramientas para precisar detalles, la sugerencia es reemplazar el estar sentado con 15 minutos de una actividad de bombeo del corazón, como correr, o con una hora de ejercicio moderadamente vigoroso.
Más beneficios
Existen evidencias de otros beneficios de hacer ejercicios sobre la salud mental. Por ejemplo, practicar una actividad física reduce el estrés, la ansiedad e incluso las fobias y los ataques de pánico, de acuerod a la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos. Además, un estudio del Centro de Salud Cerebral de la Universidad de Texas, en Dallas, concluyó que este tipo de actividad física ayuda a la memoria al reducir las consecuencias biológicas como las cognitivas del envejecimiento.
Los efectos positivos no se limitan a la salud mental y cerebral. Otros hallazgos han sugerido que funciona para prevenir el cáncer de próstata y la diabetes tipo 2 y para mejorar la salud ósea y muscular. Y la Fundación Americana del Sueño encontró que hacer ejercicio por la tarde puede contribuir a que tengas un sueño más profundo y un descanso reparador.
En 2019 se dio a conocer una investigación cuyos resultados indicaron que es la clave para mantener el sistema inmunológico en mejor estado. El estudio fue llevado a cabo por especialistas de la Universidad de Birmingham y del King's College de Londres, en el Reino Unido, y encontraron que las personas que se ejercitaban regularmente tenían el sistema inmunológico de adultos mucho más jóvenes.
Uno de los autores de la investigación inglesa, el profesor Norman Lazarus, afirmó que: "Si el ejercicio fuera una píldora, todos la tomarían. Tiene amplios beneficios para el cuerpo, la mente, nuestros músculos y nuestro sistema inmunológico".
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