¿Es común que te duela la cabeza? No eres el único: más de la mitad de la población mundial lo ha experimentado, pues es uno de los trastornos más comunes del sistema nervioso. Pero la migraña no es un diagnóstico, sino un síntoma, es decir, detrás de ese dolor hay algo más.
Su nombre oficial es cefalea. La alteración de estructuras sensibles como músculos, nervios, vasos, tejidos subcutáneos, ojos, oídos, senos paranasales o membranas mucosas es lo que produce el dolor.
“Hay más de 100 tipos de cefaleas primarias distintas y más de 300 por causas secundarias. Pueden ser un síntoma de diferentes condiciones o una patología en sí misma, abarcando un espectro de entidades inofensivas hasta aquellas que ponen la vida en peligro”, explica Osvaldo Bruera, neurólogo del Instituto de Neurociencias de Buenos Aires (INEBA) que se ha especializado en el tema. Pese a ser tan comunes, pocas personas reciben un diagnóstico apropiado.
Parte de la complejidad de las cefaleas es que, más allá de ser dolorosas, son incapacitantes, agrega el neurólogo. Un día de migraña es comparable a un día de cuadriplejia, psicosis aguda o demencia.
Qué desencadena la migraña
Si ya has descartado que no es señal de una afección, como un problema de la vista, detrás de ese dolor de cabeza que te atormenta hay un factor que lo desencadena. Tal vez aún no tengas claro cuál es, pero muchas personas, con el tiempo, logran identificarlo. Ten en cuenta que estos elementos no siempre van a generar una crisis ni afectan por igual a todas las personas.
Los factores psicológicos, como estrés, ansiedad y depresión, y los hormonales, como períodos menstruales, ovulación y procesos de reemplazo hormonal, influyen. También los cambios de horarios, como los que se dan los fines de semana o durante las vacaciones, y los ambientales, como estímulos visuales, olores, cambios atmosféricos y altitud elevada.
En la alimentación suele haber desencadenantes del dolor, como el consumo de alcohol, los quesos, ayunar y las comidas ricas en nitritos, glutamato monosódico y aspartame. La falta o el exceso de sueño, algunos fármacos (nitroglicerina, reserpina, estrógenos), la fatiga, el ejercicio físico y los traumatismos craneales pueden generar una migraña.
Ahora bien, hay factores que puedes controlar, mientras que otros no. El factor controlable número uno es el estrés, que es la causa más frecuente del dolor de cabeza por ser una respuesta a un estímulo emocional que genera ansiedad.
Si sufres de migraña, tu sueño debe ser reparador, no debes saltarte comidas y debes evitar alimentos que la desencadenan. También es necesario que intentes manejar tus niveles de estrés, para ello puedes apoyarte en la práctica de deportes y ejercicios de relajación como el yoga, “aunque, más allá de saber cómo aliviarlo, entenderlo y saber reconocerlo debe ser el primer paso para anticiparlo y gestionarlo mejor con el objetivo de limitar su efecto desencadenador en los ataques de dolor”, afirma Bruera.
Cuando las causas no son controlables, como los cambios climáticos o los hormonales, la situación puede ser más difícil de manejar. En estos casos el abordaje terapéutico guiado por un especialista es necesario: se estima que la mitad de quienes padecen de migraña se auto medican.
En mayo de este año, la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) aprobó el Aimovig (erenumab), el primer medicamento para la prevención de las migrañas. Y se espera que próximamente pruebe el Emgality (galcanezumab), el cual reduce el dolor y no causa efectos secundarios.
El tratamiento, sea preventivo o analgésico, debe ser guiado por un especialista. Su finalidad, además de reducir los ataques de dolor, es ofrecer mejor calidad de vida al disminuir su impacto en las actividades cotidianas y en el estado de ánimo.
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