Una mala circulación sanguínea puede causar dolores en pies y piernas, cansancio, marcas en la piel e incluso desencadenar enfermedades vasculares. Cuando nuestro sistema circulatorio se ve afectado puede dar lugar a enfermedades vasculares, como accidentes cerebrovasculares, aneurisma, arterioesclerosis, o coágulos sanguíneos, entre otros.
Ningún consejo, ejercicio o remedio casero reemplaza la visita al médico para conocer el origen de una mala circulación en las piernas y sus eventuales tratamientos. Sin embargo, ciertas medidas puede ser un buen complemento y resultar de ayuda:
Mantener un dieta saludable
Frutas, vegetales, legumbres, cereales, pescados y carnes magras son los pilares de una alimentación saludable, que provee al cuerpo de todos los nutrientes necesario para que funciones correctamente, incluido el bombeo de sangre a través de los vasos sanguíneos.
Sin embargo, existen algunos alimentos que se caracterizan por sus efectos beneficiosos sobre la circulación:
- Ajo.
- Arándanos.
- Cúrcuma.
- Jengibre.
- Furtos secos.
- Manzanas.
- Naranjas.
- Pimientos.
- Tomates.
También es importante mantener una buena hidratación, entre otras cosas, para que al corazón le sea más sencillo bombear sangre. Aunque la cantidad de agua diario que necesitamos depende de muchos factores, como nivel de actividad o esfuerzo físico, clima, o tipo de ropa que usamos, los expertos señalan que entre 2 y 2 ½ l por día son suficientes.
Respecto al mundo de los suplementos, existen distintos estudios que analizaron los efectos de extractos, hierbas y especias sobre la salud cardiovascular. Entre los mejores para favorecer la circulación sanguínea se halla el extracto de castaño de Indias y la pimienta de Cayena. Pero recuerda, debes consultar a un profesional de la salud antes de utilizar cualquiera de estos productos.
Moverse
Uno de los principales enemigo de la circulación es el sedentarismo, permanecer mucho tiempo quieto, sentado o de pie. Si nos vemos obligados a ello, por ejemplo, por estar viajando o trabajando, los expertos aconsejan no cruzar las piernas o moverlas cada cierto tiempo. Incluso breves movimientos hacen la diferencia.
Durante el día lo ideal es caminar al menos cinco minutos al día para mejorar la circulación de las piernas. Puedes obtener mejores beneficios aumentando gradualmente la velocidad e intensidad de la caminata.
También puedes recurrir a distintos ejercicios cuando estás sentado o acostado, como dibujar formas o números con la punta de cada pie, emular la acción de pedalear, despegar los talones del piso y volver a apoyarlos o flexionar las rodillas.
Para ejercicios más específicos puedes recurrir a técnicas o prácticas como yoga o tai chi, que te ayudarán no solo a mejorar el flujo sanguíneo, sino también la flexibilidad y coordinación, y a combatir otros factores de riesgo de la mala circulación, como el sobrepeso o la obesidad.
Usar medias de compresión
Las medias de compresión están diseñadas para ajustarse firmemente sobre la parte inferior de las piernas y los tobillos o sobre los muslos y las piernas. Su objetivo es ayudar a mejorar el flujo sanguíneo y reducir la hinchazón o el dolor.
Es común que los profesionales de la salud las recomienden después de una cirugía, para evitar la formación de coágulos sanguíneos, o a personas que tienen trabajos que exigen estar parados durante largos períodos de tiempo.
Al tratarse de una herramienta para cuidar la salud, deberás consultar a un experto para que te aconseje los diseños, materiales, espesores y alturas adecuados para tu situación.
Otros consejos
Ten en cuenta estas medidas para complementar los tratamientos recomendados por el médico para mejorar la circulación en las piernas:
- Evita fumar, beber alcohol o consumir alimentos ultraprocesados, ricos en grasas, sodio, y azúcares.
- Recurre a los automasajes o masajes profesionales para estimular la circulación.
- Toma baños tibios.
- Usa almohadas en forma de cuña o mantas dobladas debajo de los pies para facilitar dormir con las piernas elevadas.
- Usa taburetes para pies cuando estás sentado.
Fuentes consultadas: Base Exhaustiva de Datos de Medicamentos Naturales, Biblioteca Nacional de Medicina de EE. UU., Clínica Mayo, Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre.