Como lo demuestran muchos estudios, los vegetales de hoja verde, por ejemplo la lechuga o las acelgas, son un componente esencial de toda dieta saludable.
Y no solo porque protegen frente a enfermedades como el cáncer o los problemas cardiovasculares, también parecen preservar la salud del cerebro, de acuerdo con un estudio llevado a cabo por investigadores del Centro Médico de la Universidad Rush en Chicago, Estados Unidos que indica que comer vegetales de hoja verde todos los días ralentiza el envejecimiento cerebral.
Martha Clare Morris, directora de la investigación, publicada en la revista Neurology, señala que añadir una ración diaria de vegetales de hoja verde a la dieta puede ser una forma sencilla de promover la salud cerebral.
Las estimaciones alertan de un notable incremento en la prevalencia de la demencia como consecuencia del envejecimiento, por lo que las medidas efectivas para prevenir la demencia adquieren un carácter estratégico.
Los autores del estudio siguieron durante 4,7 años la evolución de 960 personas que, con un promedio de edad de 81 años, no habían sido diagnosticadas de demencia y habían respondido a distintos cuestionarios para determinar con qué frecuencia y en qué cantidad consumían tres verduras de hoja verde: col rizada/acelgas, lechuga y espinacas.
Los participantes fueron sometidos todos los años a distintas pruebas para evaluar su capacidad de memorización y de pensamiento. Y de acuerdo con los resultados, aquellos que ingerían estos alimentos con mayor regularidad sufrieron un menor deterioro de sus capacidades cognitivas.
Concretamente, el estudio mostró que, en su conjunto, los participantes experimentaron una tasa de descenso anual de 0,08 puntos estandarizados en los resultados de las pruebas de memorización y pensamiento. Sin embargo, el deterioro de las capacidades cognitivas no fue igual para todos.
Y es que comparados frente a aquellos que apenas comían verduras de hoja verde –una media de tan solo 0,1 raciones por día–, el descenso anual en los resultados de las pruebas se ralentizó en 0,05 unidades estandarizadas anuales en los participantes con mayor consumo –1,3 raciones diarias de promedio.
Aquellos que comían más espinacas, lechugas y coles rizadas o acelgas disfrutaban, frente a los de menor consumo, de un cerebro 11 años más joven.
Un beneficio que, además y como destacan los autores, fue independiente de otros factores que podrían afectar a la salud cerebral, por ejemplo el fumar, la hipertensión arterial, la obesidad, el nivel educativo y la cantidad de actividades cognitivas y físicas.
Es decir, todo indica que las verduras de hoja verde ayudan a disfrutar de un cerebro más sano. Sin embargo, apuntan los autores, hay que tener en cuenta que el estudio no demuestra que comer estos vegetales frenen el envejecimiento cerebral. Solo muestran una asociación.
Es más; tampoco se puede asegurar –aunque sí prever– que el beneficio asociado con el consumo regular de estas verduras de hoja verde tenga un carácter universal.
Martha Morris aclara que el trabajo se ha centrado en las personas más longevas, por lo que puede que los resultados no sean aplicables a los adultos más jóvenes. Es decir, hacen falta más estudios.
Otras propiedades
A los vegetales verdes se le atribuyen grandes propiedades y de allí que siempre se les haya ubicado en el podio de la buena alimentación.
Los responsables del color verde son, en principio, los glucosinolatos, que son derivados de aminoácidos que presentan azufre. A ellos se les atribuye las propiedades de prevención del cáncer.
La clorofila es otro compuesto que le confiere el color a las verduras verdes y se ha establecido que favorece la activación del mecanismo celular, eso significa que es desintoxicante, depura la sangre de toxinas. Estimula la producción de los glóbulos rojos. Evita las infecciones y favorece la cicatrización de las heridas.
La clorofila se halla en las coles de busellas, en el repollo y en el brócoli. También en el perejil, espárrago verde, espinacas, acelga, lechuga, escarola, chauchas, ají morrón verde.
Previenen el cáncer
Estudios han demostrado que comer estos vegetales con frecuencia ayudan a prevenir el cáncer por la presencia de antioxidantes, evitan el envejecimiento celular y el deterioro cognitivo. Excelentes para evitar el daño causado por contaminantes y tóxicos ambientales como el humo del cigarrillo.
También evitan las enfermedades cardíacas, siempre y cuando se siga un lineamiento alimentario saludable. Mejoran el sistema inmunológico.
Dan saciedad, cuando se consumen las verduras de hoja crudas. Contienen ácido fólico, necesario para todas las edades, y fundamentalmente en el embarazo, previniendo la espina bífida en los niños, es decir defectos de nacimiento en el cerebro y en la columna vertebral del bebé. Estimulan una mejor absorción de nutrientes.
Los vegetales de hojas verdes también contienen vitamina C que protege la piel y las mucosas. Mejora la visión nocturna. Es antiinfecciosa.
Además, actúa como sustancia antioxidante, previniendo el crecimiento prematuro de las células tumorales. Es necesaria para la absorción del hierro.
Refuerza el sistema inmune, mantiene en perfecto estado los dientes y los huesos en general. Ayuda a la formación del colágeno, la cicatrización de las heridas, los tendones, ligamentos y los vasos sanguíneos. El cuerpo sólo puede obtener vitamina C a partir de los alimentos, por lo que es necesario incluir los que la contengan, como los vegetales de hoja verde oscura.