Nuevas evidencias cuestionan productos y suplementos para la salud del cerebro

Desde hace décadas se comercializan suplementos, alimentos o medicamentos que podrían prevenir o tratar el deterioro cognitivo relacionado con la edad o la demencia. Pero ¿hasta dónde llega la ciencia y dónde comienzan las estrategias de mercadeo para vender? Revisamos los estudios más recientes publicados en revistas científicas. Esta es la conlusión sobre algunos de los productor más populares.

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Benfotiamina

La benfotiamina es un compuesto que, una vez en el cuerpo, se convierte en tiamina (más conocida como vitamina B1). La tiamina es fundamental para el metabolismo de la glucosa, principal fuente de energía del cerebro. Algunos estudios, como los publicados en Journal of Alzheimer's Disease o en Neuroscience Bulletin, sugieren que el tratamiento con benfotiamina puede retrasar el deterioro cognitivo en personas con deterioro cognitivo leve o enfermedad de Alzheimer leve, sin embargo, se trata de trabajos pequeños y no concluyentes. La benfotiamina parece ser segura siempre y cuando se use en dosis estándar.

Cannabidiol

El cannabidiol, también conocido como CBD, es uno de los muchos ingredientes activos presentes en la planta de cannabis. Estudios preclínicos han sugerido que posee posibles propiedades neuroprotectoras, como mejora de las funciones cognitivas y disminución de la inflamación. Sin embargo, la mayoría de los estudios clínicos, destacando por ejemplo el publicado en Psychopharmacology, no han mostrado mejoras cognitivas ni tampoco existen datos del tratamiento a largo plazo en humanos.

Cabe destacar que el cannabidiol puede afectar la actividad de muchos medicamentos y suelen ser comunes efectos secundarios leves, como problemas hepáticos y gastrointestinales. Por este motivo, es importante consultar con un profesional de la salud antes de empezar a usarlo.

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Glucosamina

La glucosamina es un compuesto que se produce de forma natural en nuestro organismo. Podemos encontrarlo en altas concentraciones en las articulaciones y cartílagos. Sus suplementos, que generalmente derivan de los mariscos, se usan principalmente para aliviar problemas articulares, aunque también existen algunos estudios que sugieren que podrían proporcionar beneficios cognitivos.

Lo cierto es que no se encuentran ensayos clínicos que prueben que la glucosamina sea capaz de prevenir el deterioro cognitivo relacionado con la edad o la demencia. Además, estos suplementos deben usarse solo bajo recomendación y supervisión de un profesional de la salud, ya que, aunque se los suele considerar seguros, pueden tener interacciones farmacológicas, por ejemplo, con anticoagulantes, analgésicos, o con medicamentos para la quimioterapia o para la diabetes.

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Isoflavonas de soya

Las isoflavonas de soya son polifenoles que se encuentran en los productos de soya y otras plantas. Interactúan, preferentemente, con un tipo de receptor de estrógeno implicado en funciones cognitivas. Por este motivo ha sido objeto de distintos estudios clínicos, como el publicado en Menopause, donde se sugiere que los tratamientos con isoflavonas de soja pueden mejorar algunas funciones cognitivas, aunque los beneficios parecen depender de la edad, género y origen étnico. La ingesta de isoflavonas de soja a través de la dieta o de los suplementos se suele considerar segura.

Magnesio

El magnesio es un mineral esencial para el cuerpo y el cerebro, necesario para el funcionamiento de muchas enzimas en nuestro organismo. El consumo recomendado se puede cubrir a través de una dieta saludable, que incluya principalmente granos enteros, chícharos, frijoles, semillas, frutos secos, frutas, productos de soya, lácteos, vegetales de hoja verde, y pescados.

Aunque investigaciones preliminares sugieren que el magnesio que se obtiene a través de la dieta o de los suplementos podría promover la cognición y prevenir el deterioro cognitivo, la evidencia es muy limitada. Los suplementos de magnesio son seguros para la mayoría de las personas, aunque presentan riesgos de seguridad para quienes toman ciertos medicamentos, como diuréticos, bisfosfonatos, e inhibidores de la bomba de protones.

Metformina

La metformina es uno de los medicamentos recetados para tratar la diabetes tipo 2. Ayuda a controlar el azúcar en sangre y la sensibilidad a la insulina. Algunos estudios, como es el caso de Diabetic Medicine, sugieren que el tratamiento con metformina se asocia a un menor riesgo de enfermedad de Alzheimer en personas con diabetes tipo 2, sin embargo, los resultados son mixtos e inconsistentes.

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No existen ensayos clínicos que hayan confirmado que la metformina es beneficiosa para la salud cognitiva en personas sin diabetes, como muestra una revisión publicada en 2022. Este medicamento solo debe utilizarse bajo recomendación y supervisión de un profesional de la salud, dado que su uso prolongado puede disminuir los niveles de vitamina B12 en sangre.

Panax ginseng

El Panax ginseng es una planta muy utilizada en la medicina tradicional china. En su raíz se encuentran unos compuestos llamados ginsenósidos, que tienen efectos antioxidantes y antiinflamatorios. Se suele apuntar al Panax ginseng como una buena opción para mejorar la longevidad, promover las funciones cognitivas y aliviar la fatiga.

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Algunos ensayos clínicos, como los que se encuentran en Current Topics in Nutraceutical Research o en Translational and Clinical Pharmacology, han informado que el tratamiento con Panax ginseng mejora las funciones cognitivas en personas sanas y en pacientes con demencia, pero la evidencia es mixta, otros ensayos han demostrado falta de beneficio. Es seguro cuando se toma solo en las dosis recomendadas, pero las dosis altas o la combinación con otros productos pueden causar insomnio, latidos cardíacos rápidos, presión arterial alta, y nerviosismo. También puede interactuar con medicamentos, por lo que debe usarse bajo recomendación de un profesional de la salud.

Probióticos

Los probióticos son suplementos o alimentos fermentados que contienen microorganismos potencialmente beneficiosos, como bacterias o ciertos tipos de hongos, diseñados para modular el microbioma hacia un estado más saludable. Existen ensayos clínicos, como el publicado en Clinical Nutrition, que sustentan que los probióticos poseen ciertos beneficios en la regulación de algunos parámetros cognitivos, inmunológicos y metabólicos. Y aunque su consumo se considera seguro para la mayoría de las personas, aún no se ha identificado una formulación probiótica óptima para ninguna afección.

Selenio

El selenio es un oligoelemento esencial que se puede obtener a través de la dieta, principalmente de alimentos ricos en proteínas, como carne, pescado y legumbres. Es importante para la función de los antioxidantes en el cuerpo. Aunque algunos estudios observacionales muestran una asociación entre los niveles bajos de selenio y la demencia, los ensayos clínicos que analizaron la suplementación con selenio para prevenir o tratar la demencia, como es el caso del trabajo publicado en JAMA Neurology, no mostraron resultados positivos. Además, su consumo excesivo puede resultar tóxico.

Té verde

El té verde se prepara a partir de hojas secas de Camellia sinensis, y posee distintos compuestos que posiblemente sean beneficiosos para la salud del cerebro, como cafeína, catequinas y L-teanina. Varios estudios observacionales y ensayos clínicos, como los publicados en The Journal of Nutrition Health & Aging o en PLOS One, sugieren que el consumo de té verde podría promover la función cognitiva, aunque no existe evidencia de que sea capaz de prevenir la demencia.

Vitaminas

Las vitaminas son un grupo de sustancias necesarias para el funcionamiento celular, el crecimiento y el desarrollo. La evidencia disponible muestra que las personas que consumen altos niveles de vitaminas (principalmente C y E) a través de la dieta tienen un menor riesgo de demencia. Sin embargo, no está claro si esto se debe a las vitaminas específicamente o si la clave se encuentra en mantener una dieta saludable. Según múltiples estudios, el uso de suplementos no parece ofrecer la misma protección.

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Conclusión

Si bien son muchas las opciones que circulan o se presentan prometedoras para cuidar la salud cerebral, en algunos casos hasta respaldadas por pequeños estudios, lo cierto es que no existe evidencia definitiva de un alimento, suplemento o fármaco que detenga o revierta el deterioro cognitivo, que puede aparecer con la edad o como consecuencia de enfermedades. Por ello, lo mejor para cuidar la salud cerebral sigue siendo mantener una alimentación saludable, hacer ejercicio con frecuencia, y realizar chequeos médicos regularmente.

Fuentes consultadas:

Alzheimer's Drug Discovery Foundation, Base Exhaustiva de Datos de Medicamentos Naturales, Biblioteca Nacional de Medicina de EE. UU., Instituto Nacional de la Salud Mental, Instituto Nacional de Medicina Complementaria y Alternativa.