Después de un buen gusto, un buen susto, refiere la sabiduría popular y este refrán aplica para las grandes comilonas, que dan mucho placer, pero que después derivan en acidez y un gran malestar estomacal que se traduce en sensación de ardor incómoda que se disemina a través de tu pecho A veces el dolor es tan intenso que hay gente que cree que está teniendo un ataque al corazón.
La acidez estomacal es una de las enfermedades gastrointestinales más comunes. Alrededor de 20% de los estadounidenses tienen acidez estomacal al menos una vez a la semana y 10% puede experimentar sensaciones relacionadas con la dolencia casi todos los días. La mayoría refiere que la molestia a veces no lo deja dormir y otros señalan que los perturba en el trabajo.
Para reducir los síntomas debes comer con frecuencia, pero porciones pequeñas porque la idea es evitar que el estómago esté muy lleno, pues ejerce presión sobre el esfínter esofágico inferior, músculo que funciona como una válvula que evita que el ácido del estómago regrese al esófago.
Los médicos recomiendan que comas lentamente y que te mantengas relajado porque devorar la comida te llena el estómago más rápido y ejerce más presión sobre el esfínter esofágico. Luego de comer debes permanecer en posición vertical. Acostarte incrementa probabilidad de reflujo ácido.
Ni tarde ni pesado
Evita comer tarde en la noche, pero si tienes que hacerlo, procura ingerir una comida ligera que no incluya carnes ni grasas y no consumas bebidas carbonatadas. Estas causan eructos, que promueven el reflujo ácido. Lo recomendable es cenar, mínimo, tres horas antes de acostarte a dormir, para evitar el reflujo y la acidez.
Evita, a toda costa, alimentos ricos en grasas, picantes, tomates, ajo, leche, café, té, refrescos de cola, menta y chocolate porque disparan la producción de ácido y te aumentarán las molestias estomacales. También debes tratar de mantenerte bajo de peso porque los kilos de más ejercen presión sobre el estómago.
No hagas ejercicio después de comer; dele tiempo a su estómago para vaciar el contenido: espera como mínimo un par de horas.
Controlar el estrés, con terapias de relajación o cognitivas, es fundamental si quieres mantener a raya los síntomas de la acidez estomacal. También puedes hacer ejercicio con este objetivo, entre tres y cinco veces a la semana, pero nunca después de las comidas.
Deje de fumar es un paso definitivo porque el tabaco inhibe la saliva, que es el protector principal del cuerpo humano. También, el tabaco puede estimular la producción de ácido estomacal y relajar el músculo entre el esófago y el estómago, permitiendo que se suscite el reflujo.
Se ha utilizado durante siglos como un remedio popular para la acidez estomacal. Y se ha demostrado que el regaliz aumenta el recubrimiento mucoso del revestimiento del esófago, ayudándolo a resistir los efectos irritantes del ácido estomacal.
Algunas personas aseguran que los síntomas de la acidez se alivian con hierbas y otros remedios naturales como: manzanilla, jengibre, regalíz, papaya fresca, hinojo y raíz de malvavisco. Las infusiones tienen un efecto calmante en el tracto digestivo.
Los médicos hablan de una dieta suave, es decir comidas que incluyan verduras cocidas, Jugos de frutas no cítricas, el mejor es el zumo de papaya. Carnes tiernas y magras, tales como las de aves de corral, el pescado blanco y los mariscos, preparados al vapor, horneados o asados a la parrilla sin grasa agregada
Evita, si quieres sentirte bien, los lácteos grasosos, tales como la crema batida o el helado rico en grasa. Quesos fuertes, tales como el azul o el Roquefort. Verduras crudas y las que producen gases, tales como el brócoli, el repollo, la coliflor, el pepino, los pimientos verdes y el maíz. Especias, como ají picante y ajo Alimentos que contengan mucho azúcar, frituras.
Ten a la mano una provisión de refrigerios inofensivos. Cuando tengas hambre procura comer comidas saludables que te gusten y no empeoren tu acidez, como vegetales, pasas o galletas integrales. Además, chupar un caramelo duro después de las comidas hace que se dispare la producción de saliva, una barrera natural contra el ácido. Pero evita los que sean de menta.
Fuentes consultadas
Biblioteca Nacional de Medicina
Escuela de Medicina de Harvard.
Colegio Americano de Gastroenterología
Enciclopedia Médica