Las venas tienen unas válvulas que funcionan en un solo sentido y hacen que la sangre circule hacia el corazón. Si las válvulas se debilitan o lesionan, la sangre puede devolverse y acumularse en las venas. Esto hace que las venas se hinchen, lo cual puede causar várices.
Las venas varicosas son venas hinchadas y retorcidas que pueden verse justo debajo de la piel. Se dan habitualmente en las venas de las piernas, sin embargo, también pueden afectar al esófago, la región anal o los testículos.
Muchos factores pueden aumentar el riesgo de tener várices, entre ellos, los antecedentes familiares, la edad avanzada, el género, el embarazo, el sobrepeso o la obesidad y la falta de movimiento.
Por lo general, las várices no causan problemas médicos. Sin embargo, a veces pueden llegar a provocar dolor, coágulos de sangre, úlceras de la piel y otros problemas. Si esto sucede, el médico puede recomendar uno o más procedimientos. Algunas personas acceden, sobre todo para mejorar el aspecto de las várices o para aliviar el dolor.
Los médicos a menudo diagnostican las várices con un examen físico, otras veces se hacen necesarias pruebas adicionales. En todo caso, los signos suelen ser: venas grandes que se pueden ver bajo la superficie de la piel, hinchazón de tobillos y pies, punzadas, picazón o calambres en las piernas.
Las várices pueden causar dermatitis, que es una erupción cutánea con picazón. Si tienes várices en las piernas, la dermatitis puede afectar la parte inferior de la pierna o el tobillo y causar sangrado o formación de úlceras (llagas) si la piel se irrita o si te rascas insistentemente.
Las várices también pueden causar un problema llamado tromboflebitis superficial. La tromboflebitis es la formación de un coágulo de sangre en una vena. Se llama tromboflebitis superficial cuando el coágulo se forma en una vena cercana a la superficie de la piel. Este tipo de coágulo puede causar dolor y otros problemas en la zona afectada.
¿Qué hacer?
La formación de várices no se puede prevenir, pero sí se puede evitar que empeoren las que ya se han formado. También se puede retrasar la formación de otras várices con cambios en el estilo de vida y procedimientos médicos. Los objetivos del tratamiento son aliviar los síntomas, prevenir las complicaciones y mejorar el aspecto físico.
Evita permanecer de pie o sentada por mucho tiempo sin descansar. Cuando estés sentada, evita cruzar las piernas. Mantén las piernas elevadas cuando estés sentada, descansando o durmiendo. Cuando puedas, eleva las piernas por arriba de la altura del corazón.
Realiza actividades físicas para poner en movimiento las piernas y mejorar el tono muscular. Esto ayuda a que la sangre circule por las venas. Trata de adelgazar si tienes sobrepeso o eres obesa. Así tu circulación mejorará y la presión que tus venas tienen que soportar, disminuirá.
Evita la ropa apretada, especialmente las prendas ajustadas en la cintura, la parte superior de los muslos y las piernas. La ropa apretada puede empeorar las várices. No uses tacones altos por períodos largos. Los zapatos de tacones más bajos pueden servir para tonificar los músculos de la pantorrilla. Los músculos tonificados ayudan a que la sangre circule mejor por las venas.
Duchas de agua fría
Aplica duchas de agua fría en las piernas y haz que el chorro impacte en círculos ascendentes. Utiliza geles de efecto frío mediante masajes suaves en sentido ascendente o con activos venotónicos. Camina por la playa y entra al mar de vez en cuando, ya que el agua fresca activa la circulación y mejora la sensación de piernas cansadas.
Biblioteca Nacional de Medicina
Colegio Americano de Radiología
Academia Americana de Médicos de Familia
Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre