Los calambres son contracciones musculares breves, involuntarias y dolorosas que se presentan súbitamente y duran segundos o minutos. Pueden aparecer por practicar ejercicio o al hacer alguna tarea, durante el embarazo, por la noche, a causa de enfermedades o ciertos medicamentos. Descubre cómo aliviar este problema.
Ante la aparición de un calambre, se sugiere interrumpir la actividad mientras pasa la molestia. Si realizas actividades que requieran esfuerzo debes de esperar algunas horas antes de continuar; si los calambres no desaparecen después de una hora, debes buscar atención médica inmediata.
Ante un calambre también es muy eficaz estirar el músculo de la zona afectada para aliviar los síntomas. Elonga el músculo lentamente, por ejemplo, si es en la pantorrilla, endereza la pierna y jala del pie hacia arriba. Esto ayuda a atenuar o detener la mayoría de los calambres, ya que alivia el dolor muscular y ayuda a relajar el músculo.
De igual forma los masajes pueden ayudar a disminuir el dolor y también a estimular el flujo de sangre en la zona afectada. Masajea buscando estirar gradualmente el músculo para que se relaje. Puedes utilizar tus manos o accesorios como por ejemplo, una pelota de tenis.
Un cuerpo mal hidratado o que haya sufrido una gran pérdida de nutrientes necesarios para el organismo (potasio, sodio, magnesio) tras una copiosa transpiración, puede ser más propenso a los calambres. Por eso se recomienda la ingesta de líquidos, preferentemente agua o alguna bebida deportiva con electrolitos.
Se aconseja alejarse de lugares muy calurosos. Los calambres pueden ser provocados por exposición a altas temperaturas, y en ese caso, conviene usar poca ropa para mantenerse fresco, y si es posible, quedarse a la sombra y en un lugar ventilado.
Algunas personas recurren al uso de quinina, un alcaloide natural color blanco que se obtiene del árbol quina, para prevenir los calambres nocturnos en las piernas. No obstante no se ha demostrado su eficacia científica, y podría provocar efectos secundarios graves, como sangrados, daño renal, latidos cardíacos irregulares y reacciones alérgicas fuertes.
6. Aplica terapia de frío, calor o ambas
Por otra parte se sugiere la terapia de frío durante 20 minutos cada 4 horas, aplicando hielo o almohadillas de gel para relajar la zona. También se puede disminuir el dolor con calor, mediante paños calientes que promueven la vasodilatación para que lleguen nutrientes y electrolitos a la zona de dolor. Otra opción es alternar con terapia de frío y calor.
7. Aplica bálsamos, pomadas o ungüentos
Los atletas los recomiendan en base a su experiencia, ya que ayudan a disminuir el dolor y relajar la zona afectada. Tienen la propiedad de activar la circulación, refrescar, calmar y relajar y se aplican en forma abundante para cubrir la zona afectada. Lee bien las instrucciones del envase ¡y no olvides lavarte las manos después de usarlos!
8. Toma antiinflamatorios o analgésicos
Algunos organismos de salud sugieren que si el dolor persiste por mucho tiempo, conviene recurrir a estos medicamentos, siempre y cuando exista el consentimiento médico para que prescriba lo adecuado, según la intensidad del dolor. Evita auto-medicarte.
9. Toma un baño caliente
En tanto, tomar un baño caliente puede ayudar a detener los calambres y relajar la zona afectada. Aunque no esté comprobado científicamente, puede actuar como un remedio casero para aliviar los síntomas y puede activar la circulación sanguínea en el área.
10. Adopta una posición relajada
Una postura incómoda y prolongada puede ocasionar calambres. En ese caso conviene cambiar de posición; intenta ponerte de pie, mover suavemente las piernas o recostarte en el suelo boca arriba, puede ser con los pies elevados. También puedes relajar los músculos boca abajo, con las piernas flojas y extendidas.
Casos especiales
Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC); Instituto de Ciencias Deportivas de Gatorade; The Physician and Sports Medicine, y Clínica Mayo.