Al igual que sucede con el envejecimiento, resulta imposible evitar la llegada de las canas. Esto se debe a que responden a un proceso de decoloración natural, por lo que, solo dependerá el momento en que aparezcan. En sintonía con la creencia popular, varias investigaciones relacionan el estrés con las canas.
Antes que nada, debes saber que el cabello es por naturaleza blanco, recibiendo la pigmentación al salir a la superficie de la piel. Esto es posible gracias a un grupo de moléculas, los melanocitos, cuya principal función es producir melanina, el pigmento que da color al cabello. También se encargan de dar color a la piel y los ojos.
Al envejecer, nuestros folículos capilares producen menos melanina, por lo que el cabello empieza a tornarse blanco. Cada folículo permite que crezca su propio cabello, produciendo a la vez, su propia melanina. Por este motivo es que las canas pueden aparecer de forma progresiva y no en conjunto.
Es común que se les adjudique a ciertos factores un mayor riesgo de aparición de canas. Entre ellos se destacan: defectos genéticos u hormonales, exposición a ciertos productos químicos, toxinas o contaminantes, condiciones climáticas, hábitos alimenticios (exceso o déficit de ciertos nutrientes), fumar, y, especialmente, sufrir estrés.
Sobre este último aspecto, un grupo de especialistas parece haber encontrado una explicación.
"Todo el mundo tiene una anécdota para compartir sobre cómo el estrés afecta su cuerpo. Queríamos comprender si esta conexión era real, y si lo era, de qué manera el estrés conduce a cambios en diversos tejidos", dijo Ya-Chieh Hsu, profesora asociada de biología de las células madre y regenerativa de la Universidad de Harvard, y una de las autoras de la investigación.
Junto a sus colegas encontró que el estrés activa nervios que forman parte de la respuesta de lucha o huida, lo que resulta en un daño permanente en las células que regeneran el pigmento en los folículos pilosos. "Tras apenas unos días, todas las células madre regeneradoras del pigmento habían desaparecido. Cuando esto ocurre, ya no se puede regenerar el pigmento. El daño es permanente", dijo Hsu.
En su informe publicado en Nature, los autores detallaron que sus hallazgos provienen de estudios en ratones, por lo que quizá los efectos no sean iguales para los humanos.
El autor principal del estudio, Bing Zhang, miembro postdoctoral de Harvard, explicó "el estrés agudo, en particular la respuesta de lucha o huida, se ha considerado tradicionalmente como beneficioso para la supervivencia de un animal. Pero en este caso, provoca un agotamiento permanente de las células madre".
El hecho de comprender precisamente cómo el estrés afecta a las células madre que regeneran el pigmento, ha sentado las bases para comprender también afecta a otros tejidos y órganos del cuerpo. Por lo tanto, comprender cómo los tejidos cambian bajo el estrés es el primer paso crítico hacia un tratamiento futuro que pueda parar o revertir el impacto nocivo del estrés, afirmó Hsu. Aunque advirtió que aún queda mucho por aprender en esta área.
Cómo controlar las canas y el estrés
Cómo ocurre con muchas afecciones, la naturaleza dispone de un amplio arsenal de hierbas que pueden resultar útiles para mantener la salud del cabello. Entre ellas se destacan:
- Aceite de jojoba o el de ricino.
- Aloe vera o sábila.
- Cola de caballo.
- Hiedra.
- Lavanda.
- Manzanilla.
- Menta.
- Nogal.
- Romero.
- Salvia.
También puedes optar por alimentos, como:
- Cebollas.
- Cítricos.
- Frutos secos.
- Huevos.
- Jengibre.
- Legumbres.
- Pescados.
- Vegetales verdes.
- Yogur.
- Zanahorias.
Si bien el agua no es un alimento, tiene una función clave en el organismo y en la salud del cabello. La falta de hidratación es la causa más habitual de una melena áspera, opaca y sin brillo, además de la debilidad de los folículos capilares. Bebiendo al menos ocho vasos de agua al día podrás controlar esta situación.
Respecto al estrés, los expertos señalan que se trata de un estado de cansancio mental provocado por las exigencias cotidianas, buscando lograr un rendimiento superior al normal o al que estamos acostumbrados. Esto puede desencadenar en muchos trastornos tanto físicos como mentales.
Por suerte, la naturaleza también puede ayudarnos en esta situación, ya que puedes optar por las siguientes opciones:
- Beber infusiones de flor de azahar, jengibre, lavanda, melissa o toronjil, rodiola, tilo o valeriana.
- Tomar batidos de aguacate, cereza o kiwi.
También puedes probar tomar baños calientes con música relajante o recibir masajes. No lo olvides, debes escuchar a tu cuerpo y buscar un momento para descansar de la rutina.