Escuchar música puede tener un efecto similar al de tomar una botella de vino, en algunas personas: hay sonidos que producen mareos y la causa está dentro de los propios oídos, aunque no se tiene claro por qué pasa. Una nueva investigación tiene todas las respuestas a este enigma.
Hay personas cuyos oídos tienen una particularidad llamada dehiscencia del conducto semicircular, que es un adelgazamiento del hueso que rodea el oído interno y puede provocar vértigo en respuesta a ciertos sonidos, cambios en la presión atmosférica o tos. Aunque se estima que uno de cada 100 individuos en el mundo tiene esta afección congénita, hasta ahora no se sabía qué era lo que causaba exactamente sus síntomas.
En la investigación que desarrollaron especialistas de la Universidad de Utah, la Escuela de Medicina Johns Hopkins y la Universidad de Mississippi descubrieron, finalmente, qué ocurre cuando hay dehiscencia y han publicado sus hallazgos en la última edición de Scientific Reports.
"Es muy parecido a la sensación de cuando has bebido demasiado. Te mareas, sientes náuseas, no puedes ver bien y pierdes el equilibrio", dice Richard Rabbitt, profesor de ingeniería biomédica de Utah y autor principal del estudio. "De lo que se trata nuestro trabajo es sobre la biofísica de cómo sucede eso. ¿Cómo excita el sonido los órganos de equilibrio del oído interno, lo que hace que envíen al cerebro señales de movimiento de cabeza incorrectas?", agrega.
En los casos con dehiscencia, hay un orificio patológico en el hueso en el que está encerrado el oído interno y sus canales se vuelven sensibles a sonidos acústicos como un tono sostenido de una trompeta, un violín o un piano, incluso a uno más alto, como el de una conversación al aire libre. Al existir este agujero, la música, por ejemplo, hace que el líquido del oído interno bombee y se envíe una señal incorrecta al cerebro, que cree que la cabeza está girando cuando no lo está y el paciente se siente mareado.
Al monitorear las neuronas y el movimiento del fluido del oído interno en peces sapo, cuyos órganos son similares a los de los humanos, los especialistas encontraron que este efecto vertiginoso ocurre cuando el sonido genera ondas mecánicas de fluido patológico en los canales semicirculares del oído. "Esto finalmente conecta los síntomas y la dehiscencia de una manera biofísica precisa", explica Rabbitt.
El efecto de embriaguez puede ocurrir en solo unos segundos y puede durar minutos, incluso después de que el sonid que lo causó se haya detenido; quienes tienen este agujero en el hueso del oído pueden llevar una vida de mareos debilitantes. Afortunadamente, explica Rabbitt, la cirugía para reparar la dehiscencia puede ayudar a los pacientes.
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