El derrame ocular es una afección que en medicina se denomina hemorragia subconjuntival.
Es común que ocurra en niños y aunque por sus características puede ser preocupante, en la mayoría de los casos no presenta complicaciones. Aquí te contamos por qué suceden y cómo puedes cuidar a los más pequeños.
Puntos clave
- El derrame ocular es una afección común de la vista que ocurre cuando se dañan los vasos sanguíneos o capilares de la conjuntiva (membrana que recubre la "parte blanca" del ojo).
- Suele ser una afección inocua que con el tiempo desaparece, aunque se pueden usar gotas, parches o inclinar la cama para favorecer la absorción de la sangre atrapada.
- Es común que se la confunda con otra afección, popularmente llamada ojos rojos, que ocurre por la irritación que causa el aire, sol o reacciones alérgicas.
Un derrame ocular ocurre cuando aparecen manchas rojizas de sangre en el interior del ojo. Esto es consecuencia de la rotura de los vasos sanguíneos que se hallan en la conjuntiva ocular.
La conjuntiva ocular es una membrana elástica que cubre la "parte blanca" del ojo (esclerótica). Es importante que esa "tela" trasparente se encuentre en buen estado, puesto que protege y lubrica las córneas.
Cuando los vasos o capilares se rompen, la sangre queda retenida en la conjuntiva y provoca las populares "manchas".
Causas de derrame ocular en niños
A diferencia de otras afecciones de la salud, los derrames oculares suelen ser asintomáticos. En los niños es común que ocurran por golpes o accidentes, aunque también pueden deberse a:
- Aumento de la presión sanguínea ocular.
- Consumir medicamentos cuyos efectos principales o secundarios implican alterar la coagulación de la sangre.
- Diabetes.
- Estornudar o toser con fuerza.
- Frotarse los ojos bruscamente.
- Infecciones virales.
- Sufrir enfermedades hematológicas.
El derrame ocular también es muy común en los recién nacidos, probablemente como consecuencia de los cambios de presión a través de todo el cuerpo del bebé durante el parto.
Cómo tratar un derrame ocular
Los expertos explican que no existe ningún tipo de tratamiento estandarizado para esta afección. Al poco tiempo de su aparición, el fluido sanguíneo atrapado será reabsorbido.
Aunque el tamaño del derrame determinará su duración, generalmente entre una y dos semanas suelen desaparecer. Durante este proceso de recuperación se aconseja no frotar, rascar o ejercer presión sobre el ojo.
Puedes consultar a médico para que evalúe el derrame ocular del niño. El profesional puede recomendar:
- Evitar actividades que exigen el ojo, como pasar muchos tiempo frente a las pantallas o leer.
- Gotas para los ojos.
- Reposo.
- Subir la cabecera de la cama del niño para que alcance una inclinación de aproximadamente 40°. Esto puede estimular la reabsorción de la sangre en el ojo por parte del organismo.
- Usar un parche protector.
Es importante que no se recurra a la automedicación o a remedios caseros, ya que pueden empeorar la afección y requerir de intervención médica. Finalmente, si ocurre hemorragia externa deberás acudir al doctor lo antes posible.
Cómo los derrames oculares en niños suelen ocurrir por lesiones o golpes, ocuparse de la seguridad en el hogar es una buena forma de prevenirlos. Ten en cuenta los siguientes consejos:
- Comprar gafas protectoras para cuando realicen actividades físicas o deportes.
- Evitar el fácil acceso de herramientas u objetos punzantes.
- Respetar la edad que detallan los juguetes, para que sean acordes a sus años y no exista riesgo de lesiones.
Irritación de la vista
Es común que el derrame ocular se confunda con los ojos rojos, una afección de la visión bastante común que se caracteriza por la irritación provocada por aire, fatiga, polvo, reacciones alérgicas o la exposición excesiva al sol.
En este caso, los niños deben seguir los siguientes cuidados:
- Aplicar por unos minutos bolitas de algodón empapadas con infusión de manzanilla, hinojo o té verde antes de dormir.
- Aplicar rodajas delgadas y frías de pepino o papa sobre los párpados cerrados. Retira en cuanto pierdan su temperatura, y enjuagar el rostro con agua tibia.
- Mantener cerrados los ojos durante algunos minutos para que descansen. También puede realizar movimientos con ellos hacia arriba y abajo mientras permanecen cerrados.
- Recostarse boca arriba y colocar una compresa fría durante cinco minutos. Después colocar una compresa tibia por otros cinco minutos. También se puede recurrir a un antifaz de gel o un paño húmedo.
- Si existe resequedad, normalmente provocada por aires acondicionados o muy secos, se puede recurrir al uso de lágrimas artificiales para humectar los ojos.
- Usar compresa fría de zanahoria rallada para aliviar la inflamación y el enrojecimiento. También se puede empapar un paño con su jugo para no aplicarlas directamente sobre los ojos.
Es importante ir al médico si además del enrojecimiento se siente picazón, dolor, problemas para ver o secreciones en los ojos, ya que en algunos casos el enrojecimiento de los ojos puede deberse a una infección, como conjuntivitis.
Fuentes consultadas: Biblioteca Nacional de Medicina de EE. UU., Centros para el Control y Prevención de Enfermedades.