Si eres mujer y piensas que algunos analgésicos no te hacen sentir mejor, quizás tengas razón. Los hombres y las mujeres responden al dolor de modos distintos, tanto física como emocionalmente.
Las mujeres reportan tener más dolor que los hombres. Algunos tipos de dolor prolongado (crónico), como las migrañas y el dolor de espalda, son más comunes en las mujeres, razón por la que se pueden volver dependientes de los analgésicos con receta médica más rápidamente que los hombres. Ellas tienen más probabilidades que les prescriban analgésicos con receta médica, que se les administren dosis más altas y usarlos por más tiempo que los hombres, señala un informe de la Administración de Drogas y Alimentos de EE.UU. (FDA).
¿Por qué hay diferencias? Son muchos los factores que inciden, pero para comenzar, la sociedad desempeña un papel importante en el desarrollo de los modos de lidiar con el dolor. A las niñas se les pide que avisen si se lastiman, pero a los niños se les dice que se aguanten y sigan. Los varones adultos no desean comunicar su dolor, aunque lo sientan.
Cómo cambia el dolor según el género: diferencias físicas
Las formas en que se absorben, almacenan, metabolizan y eliminan los medicamentos (farmacocinética) varían entre hombres y mujeres. Por tal motivo, hay diferencias en la manera en que los fármacos afectan a ambos sexos psicológicamente, según la Arthritis Foundation (AF).
Las diferencias farmacocinéticas aparecen en un 20% de los medicamentos, según un estudio de 300 fármacos presentados a la FDA. El popular suplemento hierba de San Juan (Hypericum perforatum), ampliamente usado para la depresión leve a moderada o el dolor y la inflamación asociados a la artritis y condiciones afines, es un buen ejemplo de cómo actúa en hombres y mujeres.
La hierba de San Juan (St. Johns) aumenta los efectos de una hormona llamada citocromo CYP3A, que las mujeres generan en mayores cantidades que los hombres. El incremento de esta hormona causa que las mujeres asimilen la hierba tan rápido que es eliminada antes de que les brinde alivio. Esta hormona ejerce el mismo efecto en algunos medicamentos de venta libre y por receta.
Las diferencias del efecto de ciertos analgésicos en el organismo también son muy notables: el uso regular de la aspirina disminuye el riesgo de ataques cardíacos en varones, pero en las mujeres aumenta el riesgo de padecer derrames cerebrales (ACV), según un equipo de investigadores de la Universidad Estatal de Nueva York, en EE.UU.
Diferencias emocionales
Las diferencias de cómo hombres y mujeres procesan los fármacos implica que no obtienen el mismo alivio de las mismas medicinas. Pero hombres y mujeres también emplean los analgésicos de manera distinta.
Por ejemplo, las mujeres usan menos medicamentos para el dolor después de una cirugía que los hombres, pero no se sabe si se debe a que éstos funcionan mejor en las mujeres o a que ellas presentan más efectos secundarios y por lo tanto, los limitan.
Otro ejemplo es que los hombres son menos propensos a los efectos secundarios y les funcionan mejor los medicamentos opioides, como los narcóticos oxicodona (OxyContin) y tramadol (Ultram). Una posible explicación de por qué responden mejor es que el sistema opioide de sus cerebros puede estar más activo que el de las mujeres, informa la Arthtitis Foundation.
Pero adaptar los fármacos a los procesos metabólicos femenino o masculino no solucionaría el asunto. Parece haber diferencias en la manera en que ambos sexos perciben el dolor.
Una investigación de la Universidad de California en Los Ángeles, EE.UU. demostró que diversas zonas del cerebro de hombres y mujeres reaccionan de manera disímil al darles el mismo estímulo de dolor. Los cerebros femeninos mostraron mayor actividad en las categorías cognoscitivas y analíticas.
El estudio parece indicar que las mujeres presentan mayor riesgo a una variedad de condiciones como dolor de la articulación temporo-mandibular, cefaleas, fibromialgia y artritis, y reportan un menor umbral al dolor. Sin embargo, la causa no está clara.
La forma en que cada género lucha con el dolor puede ser un factor que marca diferencias. Frente al dolor, las mujeres tienden a buscar más apoyo social, emplear técnicas de distracción o hablar de lo que sienten, mientras que los hombres prefieren tomarse una pastilla y seguir adelante.
Eso podría tener sus desventajas: hablar y pensar en el dolor puede llevar a tener pensamientos negativos sobre (actitud fatalista), lo cual puede exacerbarlo. Pensar negativamente hace que el dolor parezca peor.
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