La presión arterial es la fuerza que ejerce la sangre sobre las paredes de los vasos sanguíneos o las arterias.
Cuando es muy elevada se considera hipertensión, una afección que actualmente padecen alrededor de 1.130 millones de personas en todo el mundo. A pesar de su gran incidencia, es un problema de salud que se suele malinterpretar, lo que dificulta su detección, control y tratamiento. Aquí repasamos los principales mitos a su alrededor.
Puntos clave
- La hipertensión es una afección con gran incidencia en la población mundial, sin embargo, suele malinterpretarse, lo que dificulta su detección, control y tratamiento.
- Cabe destacar que si no se trata puede ser grave, no presenta síntomas, no solo afecta a los hombres o adultos mayores y limitar la ingesta de sal no es suficiente para prevenirla.
- Los expertos recomiendan mantener una dieta saludable, controlar el peso corporal y los niveles de estrés, no fumar y dormir correctamente.
Mito 1: La hipertensión no es grave
Esto no es cierto, sino se trata, la hipertensión arterial puede aumentar el riesgo de diferentes problemas de salud, como accidentes cerebrovasculares, ataques cardíacos, disfunción eréctil, enfermedad renal, insuficiencia cardíaca, o pérdida de visión.
Esto se debe a que con el tiempo el incremento de la presión arterial puede hacer que los vasos sanguíneos se vuelvan menos elásticos, reduciendo la cantidad de sangre y oxígeno que llegan al corazón. También puede afectar a los vasos sanguíneos cerebrales, aumentando el riesgo de que se bloqueen o rompan.
Mito 2: La hipertensión se puede detectar por sus síntomas
A la hipertensión se la suele llamar el "asesino silencioso", debido a que no hay signos o síntomas que indiquen su presencia. La única forma de detectarla es controlando los niveles de presión arterial, que pueden medirse en milímetros de mercurio (mmHg) teniendo en cuenta la actividad del corazón: presión sistólica (bombeo) y diastólica (reposo).
Se consideran niveles normales cuando la presión sistólica está por debajo de los 130 mmHg y la presión diastólica por debajo de los 85 mmHg. Si el tensiómetro indica que las medidas anteriores se superan de manera constante, se puede haber desarrollado hipertensión.
Mito 3: La hipertensión es hereditaria
Existe evidencia científica que señala que la hipertensión tiene un componente genético, sin embargo, esto no significa que es una afección inevitable para aquellos que pueden ser genéticamente susceptibles a ella.
Los principales factores de riesgo de la hipertensión normalmente están asociados al estilo de vida, por ello, se recomienda adoptar hábito saludables para prevenirla, como:
- Mantener una alimentación saludable, rica en frutas, vegetales, cereales, y legumbres, y baja en productos salados, fritos, grasos o ultraprocesados.
- Controlar los niveles de estrés.
- Dormir correctamente.
- Hacer ejercicio regularmente.
Mito 4: La hipertensión solo afecta a los adultos mayores
Esta es otra creencia muy extendida, dado que es más común que la hipertensión afecte a los adultos mayores. Sin embargo, también existen casos entre los adultos e incluso los jóvenes.
Aunque es difícil precisar cifras cuando se trata de una afección que suele pasar desapercibida, se estima que la hipertensión afecta a 8% de las persona de 18 a 39 años, 35% de las personas de 40 y 59 años y casi 65% de los mayores de 60 años.
Mito 5: Solo los hombres desarrollan hipertensión
Similar a lo que ocurre con el mito anterior, es común que se crea que la hipertensión es una afección exclusivamente de los hombres, pero lo cierto es que también afecta a las mujeres.
Si bien la población masculina tiene un mayor riesgo de desarrollarla hasta los 45 años, a partir de esa edad y hasta los 65 el riesgo parece equilibrarse. Ya a partir de los 65 años las mujeres tienden a tener un mayor riesgo de presión arterial alta.
Mito 6: No existe riesgo de hipertensión si no uso sal de mesa
Evitar la sal de mesa es un paso clave para reducir el riesgo de hipertensión arterial, pero no suficiente. Esto se debe a que la sal también puede encontrarse "oculta" en muchos alimentos (principalmente ultraprocesados) como embutidos, hamburguesas, panificados, pizzas, quesos, sándwiches, snacks (papas fritas, palomitas de maíz o pretzels) o sopas enlatadas.
Para limitar o evitar la ingesta de sal se recomienda prestar especial atención a las etiquetas de los alimentos, y al momento de condimentar, reemplazarla por otras especias o hierbas.
Mito 7: La hipertensión se puede curar
Esto es falso, no existe una cura para la hipertensión. Para manejar esta afección, controlar los niveles de presión arterial, y así reducir su impacto sobre la salud, los expertos recomiendan mantener una dieta saludable, reducir el consumo de alcohol, hacer ejercicio regularmente, no fumar, controlar el peso y el estrés, dormir correctamente y tomar la medicación que recomienden los médicos.
Mito 8: Si bajan los niveles de presión, ya no es necesaria la medicación
En algunos casos los médicos pueden considerar necesario el uso de fármacos para controlar los niveles de presión arterial. Si gracias a la medicación estos se mantienen bajos, no significa que ya puedes dejar de tomarla, al contrario, es un buen indicio de que se debe seguir usando.
Recuerda, a menos que un médico te indique lo contrario, nunca debes dejar de tomar tus medicamentos. Abandonar el tratamiento puede llevar a que surjan otros síntomas o padecimientos graves.
Fuentes consultadas: Asociación Estadounidense del Corazón, Biblioteca Nacional de Medicina de EE. UU., Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), Clínica Mayo, Organización Mundial de la Salud (OMS).