Actualmente, se estima que más de 1.280 millones de adultos en el mundo son hipertensos.
Dado la gran incidencia que esta afección ha desarrollado en los últimos años, muchos investigadores se han centrado en estudiar diferentes alternativas para enfrentarlas. Una de ellas es el cannabidiol o CBD, uno de los principios activos del cannabis.
Puntos clave
- La hipertensión es una afección que ocurre cuando se superan los niveles que se consideran normales de presión arterial.
- Si no se controla, puede dificultar la circulación sanguínea e incrementar el riesgo de sufrir ataques cerebrales, y provocar daños renales y oculares.
- El cannabidiol (CBD), un fitocannabinoide de la planta Cannabis sativa, se ha estudiado por sus efectos para reducir la presión arterial.
- Los expertos creen que puede ser útil porque ayuda a aliviar factores de riesgo de la hipertensión, como ansiedad, estrés o sueño de mala calidad.
¿Qué es la hipertensión?
La presión arterial es la fuerza que ejerce la sangre sobre las paredes de los vasos sanguíneos o las arterias. Puede medirse en milímetros de mercurio (mmHg) teniendo en cuenta la actividad del corazón: presión sistólica (bombeo) y diastólica (reposo).
Se consideran niveles normales cuando la presión sistólica está por debajo de los 130 mmHg y la presión diastólica por debajo de los 85 mmHg. Si el tensiómetro indica que las medidas anteriores se superan de manera constante, se puede haber desarrollado hipertensión.
Dado que la hipertensión suele ser una afección silenciosa, es posible que no se experimenten síntomas hasta que se encuentre en estado avanzado. En ese momento, los síntomas pueden incluir:
- Cambios en la visión.
- Enrojecimiento.
- Dificultad para respirar.
- Dolor de cabeza y pecho.
- Hemorragias nasales.
- Mareo.
- Sangre en la orina.
A la larga, la hipertensión puede provocar estrechamiento arterial, dificultar la circulación sanguínea, alterar el funcionamiento del corazón, e incrementar el riesgo de sufrir ataques cerebrales, y provocar daños renales y oculares.
¿Cómo controlar los niveles de presión arterial?
La mayoría de las personas que tienen presión arterial alta necesitan tratamientos de por vida y cumplir con ellos es muy importante porque puede ayudar a prevenir o retrasar otros problemas cardiovasculares. Una buena forma de lograrlo es adoptando hábitos saludables:
- Mantener una alimentación saludable: se aconseja seguir los Enfoques Alimentarios para Detener la Hipertensión, mejor conocida como dieta DASH. Este tipo de alimentación se caracteriza por incluir muchas frutas, vegetales (especialmente de hoja verde), granos integrales, legumbres, productos lácteos bajos en grasa, huevos, pollo, pescado, carnes magras y frutos secos, especialmente nueces y almendras. Además, limita el consumo de dulces, bebidas azucaradas, alcohol, alimentos procesados y altos en grasas saturadas y sodio.
- Evitar los excesos: dejar de fumar puede ayudar a que la presión arterial vuelva a la normalidad o sea más sencilla de controlar. Esta advertencia también se extiende al consumo de alcohol.
- Controlar el estrés: el nerviosismo, irritabilidad y ansiedad provocan tensión muscular, fatiga y mala circulación, favoreciendo el incremento de los niveles de presión arterial.
- Hacer ejercicio regularmente: es un hábito sano que previene cientos de enfermedades.
- Dormir correctamente: el reposo permite al organismo estabilizar los niveles de presión arterial. Lo ideal es dormir entre 7 y 8 horas, de ser posible en horarios regulares.
Otra opción que se ha estudiado en los últimos años por sus efectos prometedores para controlar la presión arterial es el cannabidiol, también conocido como CDB.
¿Qué es el CDB?
El CBD, junto al tetrahidrocannabinol (THC), es el fitocannabinoide de mayor concentración de la planta Cannabis sativa, también conocida como marihuana.
Mientras que el THC es psicoactivo, por lo que produce efectos eufóricos o disfóricos, el CBD es capaz de bloquear esa psicoactividad.
Esta propiedad lo convirtió en objeto de interés para su aplicación en el ámbito médico. Gracias a la investigación de los últimos años se encontró una gran variedad de propiedades del CBD, algunas con un mayor respaldo que otras. Las más destacables son:
- Analgésicas.
- Anticonvulsivas.
- Antiinflamatorias.
- Antioxidantes.
- Antitumorales.
- Inmunomoduladoras.
- Neuroprotectoras.
Aunque la manera más popular y rápida de consumir el CBD es fumándolo, esta práctica puede desencadenar efectos secundarios, como un mayor riesgo de enfermedades pulmonares. Algunas alternativas incluyen:
- Goteros que se aplican directamente a la boca.
- Productos comestibles, como píldoras.
- Tópicos que se frotan en los músculos
- Vaporizadores, donde se hierve su aceite para luego inhalar el vapor.
¿Sirve el CBD para bajar la presión arterial?
Distintas investigaciones señalan que el uso de CBD puede ayudar a reducir la presión arterial.
Por ejemplo, un trabajo publicado en Frontiers in Pharmacology, halló tras realizar una revisión de estudios, que es posible que los efectos beneficiosos del CBD sobre el flujo sanguíneo ocurran cuando el sistema cardiovascular se encuentra anormalmente alterado.
Esto que sugiere que el CBD puede usarse como tratamiento para varios trastornos cardiovasculares, como hipertensión, infarto de miocardio o accidente cerebrovascular.
Los autores también destacaron que los hallazgos fueron predominantemente preclínicos y que los efectos significativos sólo se observaron en animales.
Sin embargo, existen otros casos, como el estudio publicado en Journal of Hypertension, el cual encontró, tras realizar estudios en roedores, que el CBD no era efectivo para reducir la presión arterial, aunque sí aportaba efectos antioxidantes.
Aunque es necesaria más investigación clínica para recomendar su uso, muchos investigadores coinciden en que los beneficios del CBD sobre la presión arterial se deben a que brinda alivio a ciertos factores de riesgo de la hipertensión, como ansiedad, inflamación excesiva, dolor y estrés crónico, o sueño de baja calidad.
¿Es seguro usar CBD?
La Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de EE. UU. y la Organización Mundial de la Salud (OMS) reconocen los beneficios potenciales del CBD, y señalan que generalmente es bien tolerado, con un buen perfil de seguridad y sin efectos que puedan indicar el potencial de abuso o dependencia.
La ingesta diaria recomendada suele oscilar entre los 0,5 y 20 mg o entre 1 y 3 gotas de aceite al 5%. Su extracto también se consigue al 10%, 20%, 30% y 40%. Sin embargo, los profesionales coinciden en que las dosis pueden variar según las reacciones de cada metabolismo.
Los expertos también advierten sobre algunas precauciones que se deben tomar con respecto al uso de los productos de CBD que se comercializan, ya que las autoridades sanitarias no se encargan de regularlos de la misma manera que lo hacen con los medicamentos.
Esto significa que los consumidores deben tener especial cuidado al momento de elegir los productos que van a utilizar. Para disminuir cualquier riesgo, se aconseja tener en cuenta algunos aspectos:
- Que los productos de CBD que compres tengan certificados de análisis. Estos ayudan a verificar que la cantidad de CBD que encontraron los laboratorios coincide con lo que se anuncia en la etiqueta.
- Que los fabricantes de los productos de CBD no hayan sido destinatarios de cartas de advertencia o demandas por las autoridades sanitarias.
- Que los fabricantes de los productos de CBD muestren trasparencia en los procesos de fabricación.
- Opinión de otros usuarios.
El consumo de productos de CBD se ha vinculado a ciertos efectos secundarios, entre los que se destacan: diarrea, cambios en el peso o apetito, y fatiga.
También puede interactuar con algunos medicamentos, por lo que se recomienda consultar a un profesional de la salud antes de empezar a usarlos.
Fuentes consultadas: Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de EE. UU., Base Exhaustiva de Datos de Medicamentos Naturales, Biblioteca Nacional de Medicina de EE. UU., Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), Institutos Nacionales sobre el Abuso de Drogas, Instituto Nacional de Medicina Complementaria y Alternativa, Organización Mundial de la Salud (OMS).