Según un estudio, los padres tienen parte de la culpa de que sus hijos no hagan toda la actividad física necesaria. Investigadores de la Universidad Estatal de Oregón observaron a 200 familias con hijos de 2 a 4 años para determinar cómo el estilo de crianza afecta los niveles de actividad física de los niños.
Los niños estudiados pasaban de cuatro a cinco horas sentados en un día normal, pero los hijos de padres considerados "negligentes" (los que no estaban en casa con frecuencia y pasaban menos tiempo con sus hijos) pasaban hasta treinta minutos más al día viendo televisión, jugando videojuegos o frente a una pantalla de algún otro tipo.
Puntos clave
"Media hora al día podría no parecer mucho, pero al sumarse durante una semana, un mes, un año, se tiene un gran impacto", aseguró en un comunicado de prensa de la universidad el autor líder del estudio David Schary, estudiante doctoral del Colegio de Salud Pública y Ciencias Humanas. "Un niño podría obtener hasta cuatro horas más de juego activo cada semana, y eso prepara el terreno para el resto de su vida".
A Schary le alarmó aún más ver que todos los niños estaban sentados varias horas al día.
"En todos los estilos de crianza, vimos de cuatro a cinco horas al día de actividad sedentaria", lamentó Schary. "Se trata de las horas de vigilia, sin incluir las siestas ni los momentos en que comen. Algunos padres contaban el juego calmado, como estar sentado y colorear o hacer un rompecabezas, como actividad positiva, pero esta es una edad en que el movimiento es esencial".
En un segundo estudio, Schary y un colega observaron a las mismas familias y hallaron que el juego activo era más común entre los niños cuyos padres jugaban con ellos. Pero cualquier nivel de estímulo de los padres, incluso simplemente ver a sus hijos jugar o llevarles en coche a una actividad, tuvo un efecto positivo.
"Cuando los niños son muy pequeños, jugar es lo más importante que hacen en las horas de vigilia, así que el respaldo y aliento de los padres es esencial", aseguró Schary. "Así que cuando vemos a niños de preescolar que no salen mucho y que se sientan a jugar con un teléfono celular o a ver tele, debemos ayudar a los padres a contrarrestar esa conducta".
El Centro para Control y Prevención de Enfermedades aconseja que los niños y los adolescentes deberían hacer al menos una hora diaria (o más) de actividad física.