El fisicoculturista egipcio Moustafa Ismail recibió un llamado de la empresa Guinness donde se lo invitaba a viajar a Londres con todos los gastos pagos, para figurar entre sus récords.
Así, fue nominado como el hombre con los bíceps “más grandes del mundo”, que tienen un diámetro de 31 pulgadas (78,7 cm), y equivalen al contorno de la cintura de un hombre delgado.
Puntos clave
Al tiempo de haber sido nominado, Guinness comenzó a recibir denuncias por internet donde se acusaba al egipcio de usar métodos artificiales para dar volumen a sus músculos. Se dijo que consumía esteroides, que tenía implantes en los brazos y hasta que se había inyectado sinthol, un aceite sintético usado por los fisicoculturistas para “inflar” los músculos.
Sin embargo, el forzudo sostiene que son naturales, y que lleva años entrenando desde que estaba en su ciudad natal de Alejandría, en Egipto. En 2007 se mudó a los Estados Unidos, se estableció en Boston, y para pagar su membresía en el gimnasio y sus requisitos dietarios consiguió dos trabajos.
Ismail explica que además de ser dolorosas, tampoco podría costear las inyecciones con aceite, ya que tiene que mantener a su mujer en los Estados Unidos y a algunos miembros de su familia en Egipto. Por otra parte, sus brazos no presentan cicatrices de cirugías que demuestren implantes de ningún tipo.
Hoy el musculoso trabaja en el gimnasio World Gym, en Milford, donde también entrena. Una gran cantidad de fisicoculturistas lo apoyan y dicen que sus músculos son naturales. Ismail trabaja muy duro y puede levantar más de 600 libras (272 kilos). De todos modos, aclara que no le da importancia a cuánto peso puede soportar, sino que se concentra en utilizar una técnica adecuada para obtener buenos resultados.
Su dieta incluye seis comidas diarias con proteínas y carbohidratos, y mucho líquido para mantener su organismo bien hidratado. Come mucho pollo, y aunque suene contradictorio, nada de espinaca. Aunque acepta que de todos modos, lo llamen “El Popeye egipcio”.