La diarrea es una incómoda realidad para todas las personas.
Al ser tan común muchas veces pasa inadvertida, pero es una enfermedad que si no es atendida puede poner en riesgo la vida. Aquí te enseñamos a diferenciarla y tratarla.
Se considera diarrea a la deposición de heces sueltas o líquidas tres o más veces al día.
Las enfermedades diarreicas son la segunda causa de muerte de niños menores de 5 años, según informa la Organización Mundial de la Salud (OMS)
Los infantes son quiénes corren un mayor riesgo de padecerla debido a que tienden a llevar diferentes objetos a sus bocas y no suelen desarrollar buenos hábitos de higiene.
Cuando la diarrea no es controlada puede existir riesgo de deshidratación. Para reducir su riesgo la OMS destaca la importancia de tener acceso a agua potable, buenos sistemas de saneamiento y conciencia sobre el lavado de manos adecuados.
Otra forma de combatirla es conociéndola en profundidad, ya que, aunque no lo parezca, existen diferentes tipos:
Diarrea repentina
Surge por una infección provocada por bacterias, parásitos o virus, se destacan tres tipos:
Intoxicación alimentaria
Cuando se habla de alimentos en mal estado se refiere a que poseen bacterias que acumulan toxinas.
Esta situación puede darse cuando el producto se fabricó en condiciones insalubres, no lo almacenamos o limpiamos adecuadamente o caducó.
Por este motivo, la diarrea puede aparecer tras 2 o 6 horas de haber consumido el alimento responsable, caracterizándose por ser acuosa y durar 2 días.
Generalmente se ve acompañada por fiebre, vómitos, calambres y debilidad.
Diarrea del viajero
Se la conoce por este nombre porque podemos contraerla al visitar lugares donde el agua o los alimentos se encuentran contaminados por bacterias o parásitos, producto de condiciones insalubres.
En este caso, la diarrea dura una semana y aparece aproximadamente al día de haber consumido el producto contaminados, acompañada en algunos casos por mucosidad y sangre. También se puede sufrir vómitos y fiebre.
Gastroenteritis
También llamada gripe estomacal, tiene características similares a la diarrea que produce la intoxicación por alimentos, ya que es acuosa y suele causar vómitos y fiebre.
Sin embargo, los responsables en este caso son virus como el rotavirus y norovirus. Normalmente se extiende por 3 u 8 días.
Los profesionales afirman que este tipo de diarrea puede ser tratada en el hogar, manteniéndose hidratado. Los más vulnerables son los niños o ancianos, ya que su sistema inmunitario se encuentra comprometido.
Diarrea crónica
Cuando la diarrea puede ser causada por una infección o una afección médica subyacente, se la considera crónica. Existen muchas causas, pero las principales son:
Alergia a la comida
La diarrea es causada por una reacción alérgica hacia algún alimento, comenzando en cuestión de minutos u horas después de su ingesta.
Es posible ser alérgico a cualquier alimento, pero los casos más comunes se dan con la leche, huevos, mariscos, soya, trigo, maní, pescado y frutos secos.
Estas reacciones pueden causar heces acuosas, generalmente con sangre, que pueden durar hasta un día. También se puede sufrir vómitos, hinchazón y reacciones en la piel, como ronchas.
Enfermedad celíaca
Este tipo de diarrea se da en el caso de una enfermedad celíaca no tratada.
Suele ser difícil asociar los síntomas con un alimento específico, ya que, aunque el gluten sea el responsable, el sistema inmunitario se encuentra dañado y puede generar reacciones todo el tiempo.
La diarrea en este caso se caracteriza por heces grandes de mal olor. Suelen durar más de un mes y estar acompañada por falta de energía y pérdida de peso involuntaria.
Enfermedad inflamatoria intestinal
En este caso la diarrea es un síntoma de enfermedades intestinales, como la de Crohn y la colitis ulcerosa. Ambas son crónicas y no tienen cura, aunque pueden tratarse con cirugía o medicamentos.
La diarrea dura más de un mes y puede presentar mucosidad o sangrado, acompañada de dolor abdominal, fiebre y pérdida de peso.
Intolerancia a la comida
Nuestro cuerpo necesita enzimas, moléculas mediadoras en la digestión, para degradar los alimentos que ingerimos.
Cuando falta alguna de ellas se produce lo que se conoce como intolerancia a un alimento. La intolerancia a la lactosa, cuando no se pueden digerir los azúcares de la leche, es la más común.
En los bebés pueden aparecer signos de intolerancia a las proteínas de la leche materna o de soya tras pocos meses desde el nacimiento.
Esta reacción puede desencadenar diarrea acuosa con vetas de mucosidad o sangre, durante 2 a 4 semanas. También puede causar gases, calambres, dolor abdominal, y en los bebés llanto y vientre distendido.
Síndrome del intestino irritable
El síndrome del intestino irritable (SII) causa diarrea crónica, estreñimiento y dolor abdominal que no es producto de una enfermedad conocida. Es probable que la presencia de SII esté asociada a la enfermedad celíaca.
Como consecuencia de esta reacción se produce una diarrea con heces pequeñas y frecuentes, distención abdominal crónica, estreñimiento y gases, que pueden durar al menos 6 meses.
Cómo prevenirla
Existen medidas que podemos adoptar para no sufrir diarrea:
- Mantén la cocina limpia, lava los utensilios y tablas de cortar con agua caliente y jabón.
- No mezcles la carne cruda, mariscos, aves de corral y huevos con frutas o vegetales.
- Las bacterias se reproducen entre los 5° y 60° grados centígrados, por lo que se recomiendan cocinar la comida por encima de esa temperatura y enfriarla o congelarla por debajo de la misma.
- Enjabona tus manos durante 20 segundos antes y después de cocinar, si no puedes hacerlo utiliza un desinfectante a base de alcohol.
- En el caso de los bebés puedes consultar a un profesional para vacunarlo contra los rotavirus, la causa más común de diarrea viral.
Cómo tratarla
Una vez que ya sufres de diarrea, también existen hábitos a los que puedes recurrir:
- Toma mucho líquido, de esta manera puedes prevenir la deshidratación.
- Dosifica tus comidas, en lugar de comer tres veces de manera abundante, hazlo de manera prudente en distintas situaciones.
- Consume frutas y vegetales pelados, sin semillas y cocidos, como calabacín o zapallo, champiñones, espárragos, habichuelas, remolachas o zanahorias.
- Consume infusiones, como de manzanilla, hinojo o tomillo.
- Si tienes diarrea, hay deshidratación, así que un menú a base de líquidos claros también te puede ayudar
- Pregúntale a un médico antes de consumir cualquier medicamento.
Fuentes consultadas: Biblioteca Nacional de Medicina de EE. UU., Centros para el Control y Prevención de Enfermedades, Clínica Mayo.