La ansiedad es el sentimiento de preocupación o incertidumbre, por lo general está relacionado con un evento inminente o algo que pasará sin un resultado certero.
La ansiedad y el hambre tienen una relación en algunos casos, ya que ambas pueden disparar a la otra.
Puntos clave
- Es importante diferenciar el hambre real como proceso natural del cuerpo con el hambre generado por la ansiedad.
- Una vez detectada la diferencia, una serie de estrategias pueden ayudar a controlarla.
Es importante que aprendamos a diferenciar el hambre real como proceso natural de nuestro cuerpo con el hambre generado por la ansiedad ya que esta solo responde ante este sentimiento y no es nuestro cuerpo pidiendo que le demos energía.
El hambre por ansiedad puede traer consecuencias negativas como subir de peso y es por eso que al diferenciarlo podemos detener este tipo de conducta.
¿Cómo reconocer el hambre?
El hambre fisiológica es un proceso biológico que responde a otros procesos como el metabolismo y la digestión.
Cuando experimentamos este tipo de hambre podemos sentir un tipo de “vacío en el estómago” que es cuando ya no quedan casi residuos de comida en él.
Al suceder esto los niveles de glucosa pueden descender en la sangre y por esta razón puedes sentirte débil o cansado.
¿Cómo es el hambre por ansiedad?
El hambre por ansiedad y estrés está relacionada con los niveles de cortisol e insulina que liberamos en nuestro cuerpo cuando tenemos estos sentimientos. Debido a esto buscamos comida alta en azúcares.
Al ingerir comida alta en carbohidratos, los niveles de ansiedad y de estrés parecen normalizarse o por lo menos se reducen generando una sensación de calma.
Hay ocasiones que la ansiedad reduce el hambre como modo de la mente de enfocarse en el problema, pero a lo largo los altos niveles de cortisol en la sangre generan hambre e incluso se te puede antojar alimentos específicos.
¿Quién tiene mayor propensión a comer por ansiedad?
Según algunos estudios de la Universidad de Harvard, las mujeres son más propensas a usar la comida como forma de mitigar la ansiedad en vez de otros métodos como alcohol y la incidencia.
Es aún mayor en personas que presentan sobrepeso, y al comer por ansiedad suben aún más de peso convirtiéndose en un ciclo vicioso.
Estrategias para evitar comer por ansiedad
Para evitar que el comer por ansiedad pueda causar un incremento en tu peso. Hay maneras sencillas de contrarrestarlo, por ejemplo:
-Evita tener en casa comida alta en grasa y azúcar.
Puedes empezar por no llenar el refrigerador con comida alta en grasa ni en azúcar. Si mantienes este tipo de comida cerca, la tentación está a la vuelta de la esquina.
-Medita.
La meditación también es una buena aliada para reducir la ansiedad. Numerosos estudios han mostrado que meditar reduce la ansiedad y el impulso por comer.
-Come lentamente.
Comer lentamente es una manera de alejar la ansiedad, de esta forma no cedemos ante los impulsos inmediatos de comer en grandes cantidades.
-Ejercítate.
Ejercitarse o practicar algún deporte diariamente reduce la ansiedad y ayuda a despejar la mente, el ejercicio cardiovascular es excelente para mantener un peso ideal.
Las similitudes entre el hambre física y el hambre por ansiedad es lo que convierte detener la última en un reto.
Si pones atención a tu cuerpo y pones en práctica las estrategias recomendadas para disminuir tus episodios de comer por ansiedad, podrás superarla.
Si sufres de ansiedad comúnmente debes acudir a un médico especializado.
Fuente: Harvard University, National Center for Biotechnology Information